Marihuana sin castigo

Nacho Saez
-

La Audiencia Provincial revoca una sentencia de primera instancia que condenaba a un vecino de Segovia a 16 meses de cárcel por cultivar marihuana en la terraza de su casa, visible desde la Subdelegación del Gobierno.

Marihuana sin castigo

"Entré casi en depresión y mi mujer y mi madre también han sufrido mucho». Fabio Robino Vega (Roma, Italia, 55 años) resume el periplo judicial de más de dos años que ha vivido desde que un vecino le denunció y la Policía Nacional se presentó en su casa, le incautó las plantas de marihuana que cultivaba en la terraza y dio traslado del caso a los juzgados por un presunto delito de tráfico de drogas «con sustancias que no causan daño grave a la salud». Lejos de aclararse el asunto, después de que asegurara que la plantación se encontraba destinada a su consumo propio y al de otras tres personas con las que compartía los gastos, acabó condenado en primera instancia a 16 meses de cárcel y una multa de 5.000 euros. Un severo castigo.

Sin embargo, los 1.500 euros que se gastó en abogados le sirvieron para que la Audiencia Provincial de Segovia revocara la anterior sentencia. Aunque reconoce que la cantidad intervenida «sobrepasa con creces» la permitida, el fallo absolutorio dictado por los magistrados Ignacio Pando, Jesús Marina y María Asunción Remírez subraya que la tenencia «no es prueba por sí misma del delito» y remarca que la explicación ofrecida por el acusado no es «ilógica» o «extravagante». En ese sentido apunta que «[...] cultiva esas macetas de marihuana para obtener una cosecha y que con el producto obtenido tiene para ir consumiendo durante el resto del año, en lugar de tener que gastar dinero en comprarla a los traficantes».

Robino Vega defiende el uso medicinal de la marihuana y recuerda la ‘fiebre del oro verde’ que ya se está viviendo. «En muchos estados se ha legalizado porque se está creando una industria que es un ‘tsunami’. Nadie la va a poder parar», apunta este italiano afincado en Segovia desde 1989, que lamenta los recursos públicos que se movilizaron en torno a él «de forma inútil». La sentencia de la Audiencia Provincial señala incluso que el único indicio que sustenta la condena en primera instancia –la tenencia de  la marihuana– «se ve puesto en duda por la misma diligencia de recepción y pesaje de la droga realizado en la Delegación de Sanidad». «Está acreditado que lo que se intervino fueron siete plantas en otras tantas macetas. Sin embargo, en la diligencia de recepción se hace constar que lo que se entrega es una caja con cogollos seleccionados y secos. [...] parece extraño que la policía se vaya a dedicar a recolectar los cogollos y secarlos», indica.

Marihuana sin castigo
Marihuana sin castigo
Los magistrados ven un «error» en la mención a los cogollos, pero además ponen el acento en que la cantidad neta para el consumo que el acusado habría obtenido de las plantas habría sido de 400 gramos, verosímil para aceptar el consumo propio. Aunque quizás la conclusión más explícita del fallo sea la última que incluye: «El cultivo se hacía de forma casi pública, en una terraza situada justo enfrente de la Subdelegación del Gobierno».