El Monasterio del Parral estará de obras hasta verano

DS
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La subdelegada del Gobierno, Lirio Martín, ha visitado las obras que se están acometiendo en las cubiertas de Santa María del Parral.

El Monasterio del Parral estará de obras hasta verano

El Ministerio de Cultura y Deporte invierte 1,3 millones de euros en la consolidación y restauración de las cubiertas de este monasterio. Las obras comenzaron en septiembre de 2017 y se prevé en concluyan sobre el próximo verano.

El objetivo de la intervención es realizar actuaciones de conservación y restauración en la totalidad de las cubiertas del Monasterio, incluidas todas sus dependencias, para frenar el deterioro que existía y asegurar su estabilidad y estanqueidad, así como para mejorar su accesibilidad, en adecuadas condiciones de seguridad, para futuras labores de mantenimiento y conservación. La superficie total ronda los 6.400 metros cuadrados y la empresa adjudicataria de los trabajos es TRYCSA.

Queda aún por intervenir en las zonas Sur y Oeste del claustro, mientras que las partes Norte y Este se han terminado.

Como se recordará en el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte elaboró un Plan Director para el monasterio en 2013, que contemplaba el mal estado de las cubiertas, y las obras se licitaron en marzo de 2016.

 

HISTORIA DEL MONASTERIO

El Monasterio de Santa María del Parral se ubica en el paraje de La Alameda, a orillas del Eresma y extramuros de Segovia, y se adapta a los principios sobre los que parten las fundaciones de la orden de San Jerónimo.

Fundado en 1447 por Juan Pacheco, marqués de Villena, El Parral constituye uno de los grandes conjuntos artísticos de la arquitectura monástica jerónima de finales del siglo XV.

Su consolidación se produce a partir de 1454, cuando promovió Enrique IV la construcción de un conjunto monacal más digno, compuesto por la iglesia, los cuatro claustros y las huertas. Su diseño es de Juan Gallego, quien dirige las obras hasta 1472, encargándose de los trabajos desde esa fecha Juan Guas, Martín Sánchez Bonifacio y Pedro Polido.

La iglesia sigue el modelo jerónimo, presenta una sola nave rectangular, capillas laterales –aprovechadas como panteones para la nobleza y la celebración de misas privadas-, presbiterio elevado y coro alto de grandes dimensiones a los pies del templo.

Su cabecera se dispone de forma centralizada, decorándose con el conjunto formado por el retablo de madera policromada y los sepulcros de alabastro de Juan Pacheco y María de Portocarrero, obra de Juan Rodríguez, Jerónimo Pellicer, Blas Hernández, Francisco González y Lucas Giraldo.

En torno a la iglesia, y en dirección sur, se distribuyeron los claustros y las diferentes dependencias. Además del principal o procesional, se levantan los destinados a enfermería, hospedería y portería.

Durante los siglos XVI y XVII, el monasterio vive su período de máximo esplendor, comenzando su declive en el XIX con las sucesivas exclaustraciones y el paulatino abandono del inmueble. En 1925, se produce la restauración de la orden de los jerónimos y se inician las distintas obras para la recuperación del edificio.