Un político al que le venía grande el cargo

J. M. Faya (SPC)
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El gerundense, vendedor de seguros durante 20 años, tuvo la suerte de estar en el momento justo en el lugar adecuado cuando Puigdemont vio que era imposible renovar mandato

Un político al que le venía grande el cargo - Foto: ALBERT GEA

Ni en sus mejores sueños podía imaginarse Joaquim Torra i Pla, cuando vendía seguros, que iba a convertirse en presidente de la Generalitat catalana. Y es que su vida, hasta noviembre de 2017, no hacía presagiar que llegaría tan alto en la política. Tenía 55 años y, simplemente, estuvo en el sitio justo en el momento adecuado y sobre todo con la confianza de un íntimo amigo suyo, Carles Puigdemont, que le animó a unirse a su Junts per Cat y que le pidió el favor de sucederle dado que era imposible renovar en el cargo al ser un prófugo de la Justicia.   

Nacido el 28 de diciembre, Día de los Inocentes, de 1962 en la localidad gerundense de Blanes, su padre, Quim Torra, ingeniero, fue concejal del Ayuntamiento de Santa Coloma de Farnés. 

Crecido en el seno de una familia de clase media, cursó estudios básicos en el colegio de los jesuitas de Sarriá (Barcelona).

Afín a Ramón Trías Fargas, que fue uno de los fundadores de Convergencia, participó como interventor en las elecciones municipales de 1983. Dos años después, se licenció en Derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre 1984 y 1987 realizó el servicio militar, llegando a sargento en la Academia de Infantería de Toledo, siendo destinado a Palma de Mallorca. Alguno de sus antiguos compañeros se puso a hacer circular fotos suyas con uniforme desde que fue elegido president y trascendieron tuits poco generosos con los españoles, «bestias taradas». 

Ya en la vida civil, se puso a vender seguros durante dos décadas en Winterthur, que se lo llevó a Suiza los dos últimos años. Una vez que AXA adquiere la compañía, se va al paro. Entonces monta la editorial A Contra Vent, desde donde empezó a desarrollar una intensa actividad de recuperación de la tradición literaria y periodística catalana -en ese ambiente conoce a Puigdemont, también periodista-, especialmente de la época de la Segunda República Española y el exilio.?

«Es un hombre que vive fuera del tiempo, en la Cataluña idealizada del Noucentisme, la de Xenius con su Ben Plantada y la poesía de Josep Carner. Olas de los broncos años 30 de la Segunda República. Eugeni Xammar o Paco Madrid son algunos de sus ídolos y eso ya nos dice algo del personaje», comenta un experto literario, que recuerda cómo hizo un sketch sobre las negativas de Sánchez a cogerle el teléfono.    

jefe de òmnium. Radicalizándose cada vez más, participó en diversas plataformas independentistas, llegando a desempeñar cinco meses la Presidencia de Òmnium Cultural, en 2015. Le sustituye Jordi Cuixart. También es miembro de la ANC.  

Hombre muy gris, siempre tuvo muy claro que era el secundón, que el que mandaba de verdad era Puigdemont, «el auténtico presidente», al que le guarda el despacho. Muy posiblemente por eso le designó este su sucesor, no a todo el mundo le gusta ser la marioneta de nadie, por mucho idealismo que porte.