El próximo viernes David Llorente pondrá rumbo a Tokio junto al resto de palistas españoles de eslalon que encabezan el ranking nacional en sus respectivas categorías. Un premio a su temporada que, sin embargo, no significa que tenga la plaza asegurada para los Juegos del año que viene, al contrario que Maialen Chourraut y Ander Elosegi, que también formarán parte en principio de la expedición que viajará a la capital nipona para tener el primer contacto con las instalaciones en las que tendrá lugar la cita olímpica.
La Real Federación Española de Piragüismo (RFEP) no decidirá al menos hasta marzo quién ocupará la plaza lograda en K1 masculino, la categoría de Llorente. Así lo confirma en conversación con esta redacción su coordinador técnico, Guillermo Diez-Canedo, que explica que a lo largo de ese mes analizarán los resultados logrados en la temporada que acaba de finalizar y comunicarán si resultan suficientes para resolver si es Llorente o no el elegido o si llevan a cabo más pruebas de selección.
«No le veo inquieto», afirma el propio Diez-Canedo. «Desde el domingo no le he visto porque se merece un descanso, en beneficio de él, pero por lo poco que hemos hablado él acepta la situación». El kayakista de Palazuelos de Eresma creía que una medalla en los Mundiales de La Seu d’Urgell le otorgaba plaza en los Juegos, en base a sus resultados de este verano y siempre que España se clasificara, pero el bronce logrado por Joan Crespo ha empujado a la RFEP a darse una prórroga.
En lugar de criticar la postura de la federación, Llorente ha hecho hincapié en la comunión que existe en la selección, protagonista de un hito histórico al conseguir todas las plazas en eslalon para los Juegos. «Si finalmente hay pruebas selectivas, le vendrá bien porque le hará más fuerte tener un sparring», argumenta el coordinador técnico de la RFEP, que en cualquier caso ve posible poder repetir en Tokio el éxito logrado en los Mundiales vaya él o vaya Crespo. «En los Juegos es verdad que tienes que lidiar con la presión externa por ser el acontecimiento que es, pero resulta casi más fácil ganar una medalla que en un Mundial. Tienes menos rivales y sólo de los países que se han clasificado», explica.
La inercia positiva acumulada a lo largo de toda la temporada y la motivación extra que proporcionaba competir en casa aparecen detrás de la inolvidable plata lograda por Llorente el pasado fin de semana. Su primer gran resultado individual en categoría absoluta ha llegado al final de un verano que arrancó para el palista segoviano con un quinto puesto en el Europeo y que continuó con notables actuaciones en las pruebas de la Copa del Mundo en las que participó.
«La medalla ha sido la consecuencia de la trayectoria que llevaba todo el año», apunta Diez-Canedo, que no obstante considera que «no ha tocado techo». A sus 22 años, Llorente se ha convertido en «una máquina como competidor», según el que también es su entrenador. «Cuanto más importante es la competición, mejor responde», subraya, al tiempo que destaca en él cualidades como la humildad, el trabajo o la inteligencia.
«Pero lo mejor es dónde puede llegar», añade, feliz además con la unión demostrada por el equipo. «Aunque este es un deporte individual e incluso compiten entre ellos, tratamos de poner el foco en lo colectivo. No somos futbolistas, así que es importante que de todo saquemos la mejor experiencia personal», zanja Diez-Canedo antes de seguir preparando esa concentración del próximo viernes que les llevará a Tokio hasta el 3 de noviembre.