Preocupación en la campaña de la fresa y la vendimia

A.M.
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La posibilidad de contagios entre temporeros mantiene en vilo a los productores y hace que se extreme la seguridad

Imagen de archivo de un grupo de mujeres clasificando plantas de fresa para su envasado en un almacén en Carbonero el Mayor. - Foto: Rosa Blanco

Productores y bodegueros que habitualmente contratan a personal eventual, conocidos como temporeros, abordan la campaña de recolección de plantas de fresa y vendimia con nerviosismo por la posibilidad de que se produzcan contagios de COVID-19, aunque se han extremado las medidas de seguridad. 

El presidente de la Asociación Viveristas Segovianos, Tomás Román, que representa al sector que clasifica las plantas de fresa que han crecido entre marzo y finales de septiembre, para que luego terminen de madurar en Huelva, entre otros puntos, no oculta que «la campaña se presenta muy complicada porque se deben cumplir una serie de protocolos, como que el personal tiene que estar separado  metro y medio, cuando antes se distanciaba 80 centímetros, reduciéndose la capacidad de las naves  en un 40% menos, además de que hay que contar con espacios preparados para aislar si se registra algún positivo.  

Con producción en Carbonero, Mozoncillo, Navalmazano, Nava de la Asunción, Sanchonuño, Chañe y Fuente el Olmo de Fuentidueña, se precisan en torno a 4.500 personas, pero aún existe mucha inseguridad de que se cierre esta cifra porque  hay dificultad para salir de sus países de origen, como Rumanía.    

Inicio de la vendimia en Ossian Vides y VinosInicio de la vendimia en Ossian Vides y Vinos - Foto: D.S.Además de Segovia, junto con Ávila yValladolid,  en Castilla y león,  hay unas 1.500 hectáreas de vivero de las que pueden salir mil millones de plantas, cada una de ellas puede producir un kilo de fresa, aunque es posible que se terminen plantando menos, también porque en su destino falte mano de obra. 

El delegado de la Junta Castilla y León, José Mazarías,  ha afirmado  que se trabaja con algunos municipios cabeceras de comarca y con Cruz Roja para tener habilitados alojamientos alternativos por si un número significativo de positivos asintomáticos o contactos estrechos tuvieran que pasar aislamientos y cuarentenas y no fuera posible hacerlo en las viviendas habilitadas por las empresas. «La situación a día de hoy es buena pero tenemos que prepararnos, y lo estamos haciendo, para un escenario más adverso», aclara Mazarías.  

Para el sector vitivinícola la cosecha se presenta buena, aunque debido a la lluvia en primavera aparecieron enfermedades como oídio y mildiu, que se pudieron atajar a tiempo. Alejandro Costa, presidente de la Denominación de Origen Valtiendas, prevé calidad y cantidad, hasta alcanzar unos 400.000 kilos de uva, aunque no pueda llegar a comercializarse todo.  

Imagen de la vendimia en Herrero Bodega. Imagen de la vendimia en Herrero Bodega. - Foto: D.S.Dentro de los protocolos, según Costa, se exige que los temporeros que acudan de fuera de la zona sanitaria se sometan a la prueba PCR, aunque no tiene claro quién debe pagarla, si es la empresa o  la compañía que los contrate.  A su juicio, «al final, vamos a gastar más dinero, pero hay que seguir las normas porque, si tienes un problema de COVID-19 te paran la vendimia lo que supondría la ruina porque te quedas sin la producción del año».  

 Junto a mascarillas y geles, cada recolector debe tener su propia herramienta (tijera) y trabajarán en parejas, que no se pueden intercambiar en toda la vendimia, durante cinco días. Costa no oculta que si ya de por sí una vendimia es complicada,  «ahora estamos un poco nerviosos». Contratará unos 80 temporeros procedentes de la zona de Ribera del Duero.

 Este martes comenzaba la vendimia en Ossian Vides y Vinos, de Alma Carraovejas, en Nieva, donde prevén un buen año, manteniendo su producción en torno a 250.000 botellas, revalorizando la viña vieja prefiloxérica, de entre 100 y 200 años, y recuperando viñas perdidas.   

Viñedo en la Denominación de ValtiendasViñedo en la Denominación de Valtiendas - Foto: D.S.Con un equipo fijo de diez personas, a quien se realizó una prueba serológica que resultó negativa, la plantilla aumenta hasta las 50 personas, para trabajar tanto en el campo como en la mesa de selecciones, que proceden de la zona. 

El director general  de la empresa, Pedro Ruiz Aragoneses, pendiente este año de seis vendimias en otras tantas bodegas, afirma que la experiencia en Galicia, donde ya han vendimiado, les ha servido de ensayo. Trabajarán en equipos separados y aislados por si hay algún contagio y, a continuación, proceder a reponer con equipos de sustitución. Lo importante, en su opinión, es que las personas mantengan también la precaución cuando hagan vida fuera.

También en Nieva, Herrero Bodega, que comercializa ‘Erre’, toma medidas. Trabajarán unas 25 a 30 personas, miembros de familias de origen extranjero, pero asentadas en Castilla y León, en Íscar, con quien ya han vendimiado a mano en otras ocasiones. 

Debido a que su producción va destinada principalmente a hostelería, que ha estado parada tres meses –otro problema creado por la pandemia–, aunque podrían alcanzar la producción de otros años, y de buena calidad, se quedarán en torno al 50 o 60%, ya que la bodega tiene capacidad limitada y aún hay vino que no se ha podido comercializar, según Javier Herrero, propietario y responsable del departamento comercial.  Herrero matiza que «con la calidad de los vinos que elaboramos vamos a estar en el mercado sin problema hasta que saquemos nueva añada,  la primavera del año que viene».

Avelino Vegas, con una de sus bodegas en Santiuste de San Juan Bautista, prevé una producción de dos millones de kilos en viñedo viejo y entre 10 y 12 millones en espaldera. La mayoría de la recogida de uva se hace con vendimiadora, solo con dos personas, los conductores de la máquina y del transporte, mientras que los viñedos viejos se encuentran en explotaciones familiares muy pequeñas, según el enólogo José Manuel Corrales. 

Mazarías sostiene que la superficie dedicada al cultivo de la uva en la provincia es relativamente pequeña, las empresas son de carácter más bien familiar o cooperativo y el volumen de trabajadores temporales reducido, «por lo que no se considera que los posibles positivos supongan un problema adicional para el sistema sanitario, entendindo que con los recursos ordinarios del Sacyl este tipo de población pueda ser atendida sin problemas».