Vera se convierte en la primera neandertal de Ojo Guareña

SPC
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Finaliza la campaña de excavación del yacimiento arqueológico Prado Vargas (Burgos) con el descubrimiento de un molar de leche neandertal

Fotografía de la Universidad de Burgos, en la que sus propios investigadores junto a otros del Cenieh y Museo de la Evolución Humana trabajan en el yacimiento de Prado Vargas.

El equipo de investigadores que trabaja en la cueva Prado Vargas, junto al complejo de Ojo Guareña, en Merindad de Sotoscueva (Burgos), ha encontrado esta campaña un molar de leche de una niña neandertal, al que han convenido llamar Vera en honor a la nieta de Beni, el dueño del prado donde se halla el yacimiento.

Según ha informado la directora de las excavaciones, Marta Navazo, se corresponde con un molar deciduo inferior que se le cayó a un niño o una niña de unos 8 años y que es el primer resto de esta especie localizado en Ojo Guareña, lo que verifica la ocupación de este territorio desde hace al menos 45.000 años.

Hoy finaliza la cuarta campaña de excavación en la cueva Prado Vargas, donde ha trabajado desde el 1 de agosto un equipo de quince investigadores de la Universidad de Burgos (UBU), el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) y el Museo de la Evolución Humana, que se han centrado en el nivel 4 de este yacimiento, donde han descubierto 2.000 restos de hace más de 45.000 años.

Entre los huesos y dientes recuperados, han identificado restos de ciervo, rebeco, corzo, caballo, tejón, conejo, oso, bisonte y zorro, entre otros.

Los huesos aparecen muy fragmentados y son, sobre todo, radios, húmeros, metatarsos y tibias, lo que apunta a que grupos neandertales transportaron al interior de la cavidad las extremidades de los animales que cazaron para aprovechar su carne y fracturar las cañas de los huesos largos para poder obtener y consumir su médula.

Del resto del esqueleto se han descubierto varias vértebras, un par de fragmentos de cráneos, costillas, así como la roseta de un asta de ciervo y una cuerna de cabra.

Por lo que a las herramientas de piedra se refiere se han recuperado medio millar de piezas, entre ellas varias puntas, raederas, denticulados y muescas, realizadas tanto en sílex como en cuarcita recogidas en los alrededores de la cavidad.

Una de las características de este yacimiento es la presencia destacada de retocadores de hueso, que son fragmentos de huesos de las extremidades de animales, de unos 10 centímetros de longitud, que fueron utilizados para golpear los bordes de las lascas y modificar sus filos.

En Prado Vargas, una parte importante del material aparece quemado, a lo que hay que unir el descubrimiento esta campaña de los restos de la primera estructura de combustión.

Desde 2016 un equipo codirigido por Marta Navazo Ruiz (Universidad de Burgos), Rodrigo Alonso Alcalde (Museo de la Evolución Humana) y Alfonso Benito Calvo (Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana) retomó las excavaciones realizadas el siglo pasado.

Trabajan en una superficie de más de cuarenta metros cuadrados, donde hasta ahora han recuperado más de 4.000 restos entre huesos, dientes, carbones y herramientas de piedra del mencionado nivel 4.

Las excavaciones en Cueva Prado Vargas, según informa Efe, han sido financiadas por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León y ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva.