"Segovia es un gran pulmón, hay que sacarle partido"

Aurelio Martín
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Demetrio Madrid, primer presidente de la Junta de Castilla y León, ha participado en una mesa redonda en Segovia dentro de los actos del 130 aniversario de UGT.

"Segovia es un gran pulmón, hay que sacarle partido"

El primer presidente de la Junta de Castilla y león, entre 1983 y 1986, Demetrio Madrid López, (Villaralbo,  Zamora, 1936) sostiene en una entrevista que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «lo está haciendo bien intentando establecer unas bases de diálogo» con los independentistas catalanes, aunque advierte que «hay unos límites, el Gobierno no puede ceder ante el peligro de la ruptura de España».  Aboga porque haya un cambio en la Junta de Castilla y León por entender que, ahora mimo, no hay quien lidere un proyecto que evite que los jóvenes tengan que irse por necesidades vitales y afirma que Segovia no puede centrarse exclusivamente en el sector hostelero sino abrirse a otros como el vinculado con el medio ambiente, «al ser un gran pulmón».

Ha participado en Segovia en una mesa redonda dentro de los actos del 130 aniversario de UGT,  ¿qué ha aportado este sindicato a la democracia y a la defensa de los derechos de los trabajadores?

Además de la acción genuina de la defensa de los intereses de los trabajadores y de los más necesitados, así como del feminismo y del internacionalismo, hace una aportación social y política muy importante, una apuesta por la democracia y la libertad.  Como es conocido, este sindicato,  fundado por el verdadero Pablo Iglesias, que también había fundado el PSOE, diez años antes, tiene que transitar por varios episodios hasta la guerra ‘incivil’ española, para llegar a la clandestinidad, durante muchos años,  donde un buen número de dirigentes socialistas y sindicalistas terminan encarcelados o exiliados…  

Cada vez tengo más convicción de que la transición que hemos vivido ha sido uno de los acontecimientos más importantes de la historia de España, de toda, incluso la de los Reyes Católicos, es la que nos ha situado en la modernidad de un país avanzado.  La UGT participó de forma importante en esa transición.  

Entre las dificultades que surgen en la reciente política está el independentismo, ¿hasta dónde debe llegar la negociación del Gobierno con los nacionalistas catalanes?

La Constitución Española tiene asuntos casi revolucionarios en su textualidad, como la preservación de la unidad de España y la descentralización, avanzando una posición federal, es posible vivir en un país unido y, al mismo tiempo, da la oportunidad de que existan comunidades autónomas, regionales o nacionalidades, me es igual. Así como los constituyentes dibujaron el mapa en Italia, en España se dio la oportunidad de decidir cómo iba determinarse el asunto – y Segovia es un punto muy importante –,  a través de la voluntad de los ayuntamientos, por la vía rápida del artículo 151 o el 143.  Al final, las condiciones de vida del ciudadano tuvieron que ser iguales. Entonces los convergentes catalanes votaron la Constitución. Los españoles nos autodeterminamos con la Constitución.   

¿Qué ocurre con Cataluña?, ese desencuentro de segregación argumentando que pretendidamente se quiere privar a que hablen los catalanes no está previsto en la Constitución,  lo que está previsto es que hablemos los españoles, a través de referéndum o en las elecciones.  En el fondo se rompen los principios con los que habíamos estado de acuerdo. Con esta Constitución no hay ninguna manera de autodeterminarse porque ya nos hemos autodeterminado.  

¿Cuál es el límite, entonces, de las conversaciones?

Los gobiernos, quien quiera que esté presidiendo, no pueden aceptar porque estarían incumpliendo los preceptos constitucionales.  Sabemos que hay más de un 50% de gente que no quiere la independencia, aunque dentro del Parlament exista mayoría que dice que sí. Pedro Sánchez creo que lo está haciendo bien intentando establecer unas bases de diálogo. La política de la fuerza tiene unas limitaciones, puede resolver el problema de momento, pero no lo elimina,  lo que se trata de hacer es buscar todos los elementos políticos de encuentro, en eso le apoyo.  Hay que armarse de una enorme paciencia y una capacidad política de poderlo hacer. Yo tengo familia y amigos que están en Cataluña, no quieren separarse de España, la política es pedagogía, acercamiento, cesión... 

¿Cómo hicimos la Constitución?, ¿estaba yo de acuerdo con Fraga?, no, pero tuvimos que ceder todos un poco. Aquí  hay que ceder, ahora hay unos límites, el Gobierno no puede ceder ante el peligro de la ruptura de España. ¿Cómo podría cambiarse eso?, si alguien es capaz de convencernos al conjunto de los españoles diciendo que hay que cambiar la Constitución.. 

La situación política española está transformándose de forma vertiginosa y, si nos fijamos en las pasadas elecciones andaluzas, mucho más, porque pueden marcar una nueva fórmula de pactos…?

Hay que decir que hemos pasado de ser de tercera, cuando cruzábamos la frontera como emigrantes,  a ser ciudadanos del mundo, de primera división.  Después de la Constitución, se crea el bipartidismo,  aunque había pequeños grupos más en los extremos. Ahora estamos viviendo otra cosa distinta y debemos tener capacidad de reacción. Por suerte, en España tardó mucho en llegar la situación en la que estamos ahora, no así en otros países europeos que intentan ahora encontrar soluciones de gobernabilidad.  

Hemos pasado de dos a cinco bloques, incluido el partido ultranacionalista que parece que quiere recuperar asuntos que en España se habían superado, que era todo lo que era la historia del franquismo.  Después, dentro de la izquierda, está Podemos, descendientes del Partido Comunista, de alguna manera, que nacieron con una enorme fuerza y que, en estos momentos, están atravesando una crisis, como todos los partidos que pasan por esa velocidad con la que surgió.

¿Cuál es la fórmula para gobernar de esta manera?

En estos momentos no se puede pensar en mayorías absolutas, a medio o corto plazo, sino en otro tipo de política, la de los pactos y de la cesión porque, por encima de los intereses partidarios,  está uno superior que es el general de los ciudadanos.  

España necesita se bien dirigida y con cierta estabilidad y ahí es donde los responsables políticos de los distintos partidos tienen que empezar a aprender que no se puede ir con estulticia y falta de respeto al conjunto de los demás partidos, insultando y haciendo provocaciones sabiendo todos que, algún día, tienen que sentarse para llegar a acuerdos de gobernabilidad. Nuestro país se separó de los extremos y, ahora mismo, parece que se inician posiciones extremistas.  A la gente más cercana que tengo les recomiendo que todas las decisiones y pronunciamientos que podamos hacer ahora se nos pueden volver en contra, en un momento determinado, porque, por encima de los intereses de los partidos, están los de España y sería un fracaso de estas generaciones que vienen ahora y que necesitan mirar cómo han discurrido estos últimos cuarenta años, dicho con cierta modestia.

Usted que ha sido el primer presidente de Castilla y León ¿cómo encuentra la situación de esta Comunidad, con grandes problemas de despoblación?

Así como la gente mayor nos venía diciendo ‘vosotros dedicaros a lo que sea, lo importante es la salud’,  en Castilla y León creo que debemos mantener los principios rectores en los tiempos que tuve la ocasión de dirigir el Gobierno cuando hablábamos de que nada de lo que ocurra en nuestra Comunidad nos tiene que ser ajeno.  Si nos hemos dado unas instituciones, todas las que hemos creado deben tener un primer punto del orden del día y es plantearse qué es lo que hay que hacer para recuperar y poner en marcha iniciativas que den sentido a nuestra Comunidad, que no es solo nuestra historia sino los ciudadanos que viven en ella.  

Contamos con más de 6.000 núcleos de población, 2.248 municipios de nueve provincias, con mucha extensión, donde el desarrollo industrial, telemático y de la globalización han hecho que vaya despoblándose. Nuestros hijos son del tiempo en el que viven donde no hay barreras para viajar, no hagamos que esa gente tenga que irse por necesidades vitales, ahí hay que ponerse de acuerdo, es un asunto de Estado de la Comunidad. 

Desgraciadamente no veo que haya esa pulsión e interés por conseguir que alguien ponga encima de la mesa y convoque a todas las instituciones e instrumentos económicos, desde sindicatos a empresarios, para conseguir frenarlo.  No existe ese objetivo común, falla el primer punto del orden del día. Cada político hace una guerra de guerrillas, ¿quién coordina eso?, la falta de coordinación positiva la debe tener quien ostenta la capacidad política e institucional, que es la Junta de Castilla y León. 

¿Habrá un cambio tras estas elecciones?

Debería, no porque la alternancia sea sana y buena, en el orden democrático, sino porque debe llegar gente capaz de entender profundamente y dar prioridad... Los gobiernos están sometidos al presupuesto, hay que priorizar, creo que estos gobierno nos han sido capaces de sentar en una mesa [a responsables políticos y económicos] para ponerse de acuerdo en las prioridades, luego cada partido puede tener sus especialidades, hay que tener un proyecto común, en estos momentos creo que no lo hay pero, para que eso ocurra, hay que tener la esperanza en un cambio, para eso está la democracia.

Después del episodio del intento de Segovia de permanecer como uniprovincial, ¿cómo percibe ahora a esta provincia en el contexto de la Comunidad? 

Como en todas las provincias, la capital es fundamental porque marca una línea, veo a Segovia con una simpatía enorme porque se ha consolidado un liderazgo en la ciudad, con una alcaldesa,Clara Luquero,  muy cercana a los problemas de la gente. Veo con mucho interés esa participación de la ciudad en el conjunto de la provincia y, al mismo tiempo, vertiendo en los beneficios de la Comunidad autónoma. Segovia es límite con Madrid, que tiene una atracción irresistible,  hasta el punto de que se habla de la sierra madrileña y digo no, que es la segoviana o la castellano y leonesa.  

En Madrid nos sentimos muy bien acogidos, hay un problema por la fuerza que tiene de atracción desde el punto de vista económica. Visto al revés, Segovia tiene una capacidad enorme de atracción de otros lugares, como Madrid, no sé si desde el punto de vista industrial,  sino turístico, aunque no todos debemos convertirnos en camareros, no sería bueno basar un desarrollo económico en la hostelería. Segovia es una provincia importantísima dentro de la riqueza que es Castilla y León, siempre he tenido una especial consideración con los límites de la Comunidad, se me criticaba porque decía que había que coser los límites; luego es un gran pulmón desde el punto de vista del medio ambiente y eso a lo mejor hay que sacarle más partido desde el punto de vista económico.