Qué es la 'Q de Calidad Turística' y cómo se consigue

Nacho Sáez
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Segovia es la segunda provincia de Castilla y León con más certificaciones de este tipo.

Segovia, la segunda provincia de CyL con más 'Q de Calidad' - Foto: Rosa Blanco

España logró en el 2018 batir por sexto año consecutivo su récord histórico en llegadas de turistas internacionales, con un registro de 82,8 millones de visitantes. Casi un millón más que en el 2017 –según los datos de la encuesta Frontur publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE)– que consolidan a nuestro país como uno de los líderes mundiales del turismo. Ese sector, sin embargo, camina a la zaga de otros sectores industriales en aspectos relevantes. Así lo subraya el director general del Instituto de Calidad Turística (ICTE), Fernando Fraile, que trata de incorporar a la restauración, hoteles, alojamientos rurales, oficinas de turismo o empresas de ocio las certificaciones y herramientas de gestión que son imprescindibles en fábrica o en procesos productivos.

La ‘Q de Calidad Turística’, la marca de garantía del ICTE, se puede definir como el guardián de la fiabilidad, rigurosidad, prestigio y diferenciación en las entidades que  tiene certificadas. En Segovia son 11: el Centro de Recepción de Visitantes, los puntos de información turística de la estación del AVE y de la Muralla, la oficina de turismo de la Judería, la que la Junta de Castilla y León posee en la Plaza Mayor, los paradores de Segovia y de La Granja, los parques naturales de las Hoces del Duratón y del Riaza, el restaurante José María y la agencia de viajes del Centro Comercial Luz de Castilla. Nuestra provincia se ha erigido como la segunda de la región con más ‘Q de Calidad Turística’ –sólo por detrás de Valladolid, que cuenta con 12–, y se halla por delante de ‘rivales’ como Toledo.

¿Por qué apuesta por esta marca? «Porque certifica la calidad de los productos y servicios que ofrecemos día a día y garantiza que nuestro establecimiento ha superado unas pruebas rigurosas y objetivas en su compromiso con la calidad», subrayan fuentes del restaurante José María, que incluso cuenta con un responsable específico para supervisar todos estos procesos. Controlar y documentar la higiene alimentaria desde la entrada de las materias primas hasta la puesta en plato y consumo del cliente, acorde a lo establecido al sistema de calidad, es sólo una de las más de treinta tareas diarias a las que hace frente para mantener la ‘Q de Calidad Turística’. Otras también relevantes son la vigilancia de las labores de limpieza o la documentación del aprovisionamiento, almacenamiento y ‘stocks’ de materias primas.

«Partiendo de la máxima de que controlamos todos los procesos de la actividad del restaurante, nuestro objetivo es la mejora continua para llegar a la excelencia y este es uno de los caminos que lo atestiguan», aseveran desde el propio restaurante José María, que renovó esta certificación hace sólo unos días en un acto que tuvo lugar en Madrid. 

En él, los responsables del ICTE volvieron a poner el acento en la «necesaria» colaboración entre el sector privado y público. «Abordar un sistema de calidad es complejo. El empresario tiene que estar convencido, nombrar un responsable de calidad si no quiere asumir él este trabajo y tener el apoyo de las instituciones», remarca el director general de este órgano sin ánimo de lucro, impulsado por la Secretaría de Estado de Turismo, las Comunidades Autónomas, la Federación Española de Municipios y Provincias y las patronales de los diferentes sectores implicados. En Segovia, la Diputación promovió la celebración de cursos de formación en este sentido, pero desde 2015 no ha vuelto a ser certificada ninguna entidad.

RETRASO. «Hay que implantar la norma, que se tarda seis u ocho meses; auditarse y certificarse», indica el propio Fraile, que pone como ejemplo el sector industrial: «Cualquier fábrica que luego quiera vender en un lineal necesita tener un ISO. En el turismo vamos un poco retrasados, pero el objetivo es crear normas mundiales». Hoteles, restaurantes y agencias de viaje se han puesto a la cabeza de esta revolución, pero playas, museos y representantes del turismo industrial especialmente se quieren subir al tren sin demora.

En el sector de la restauración, la norma UNE 167013 se compone de siete bloques que tienen que ser aplicados por los actores afectados en función de los servicios que preste el establecimiento. Es responsabilidad de la dirección, por ejemplo, promover buenas prácticas ambientales o la accesibilidad. También se establecen requisitos para el correcto diseño higiénico de una cocina o su gestión interna. «España no puede competir por precios en el ámbito del turismo, porque hay destinos más baratos, pero sí que lo puede hacer por calidad», apunta el director general del ICTE. La norma que han desarrollado en hoteles y apartamentos turísticos pone el foco en la dirección, el alojamiento, la restauración, los eventos, el mantenimiento, la limpieza, el aprovisionamiento y la animación, y también hay requisitos para los espacios naturales protegidos, oficinas de turismo, alojamientos rurales, palacios de congresos y hasta campos de golf.

¿Y qué nota saca Segovia? «Un 8,75», concede Fraile. «Tiene un grandísimo potencial, aunque debe hacer un esfuerzo aún mayor del que ya está llevando a cabo para programar más actividades por la tarde y por la noche que permitan aumentar las pernoctaciones. Segovia lo tiene todo y más desde la llegada del AVE».