"Conseguiremos que no haya cierres de bares en Segovia"

A.M.
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Este palentino, de 47 años, que llegó a Segovia hace 21 años, donde es responsable de dos negocios, es presidente de Hostelería y Turismo de Segovia (Hotuse), antigua Asociación Industrial de Hosteleros Segovianos (AIHS), patronal de la hostelería.

El presidente de Hotuse-AIHS, Jesús Castellanos - Foto: Rosa Blanco

Jesús Castellanos (Palencia, 1974),  que asumió la presidencia de Hostelería y Turismo de Segovia (Hotuse), heredera de la Agrupación Industrial de Hosteleros Segovianos (AIHS),  el 26 de noviembre del año pasado,  después de ocupar la vicepresidencia,  asegura en esta entrevista que «la hostelería ha sufrido una barbaridad, pero la sociedad ha comprendido que tenía que funcionar y conseguiremos que en Segovia no se registren cierres, algo totalmente diferente a lo que pensábamos hace meses». Lleno de optimismo,  quien llegó a la ciudad  en 2000, con negocios desde hace 16 años, propietario de los restaurantes ‘Haggen Acueducto 25’ y ‘La Central’,   subraya que «Segovia esta casi todos los días con mucho turismo, no solo los fines de semana, sino a diario, estamos muy contentos, muy ilusionados y con unas perspectivas de futuro muy positivas».

¿Cuál es la situación en estos momentos para lo hostelería cuando hemos alcanzado unos bajos niveles de contagios?

Tenemos la suerte de que se están cumpliendo las expectativas que no eran otras que las de que el público iba a responder, en el momento en que bajara el semáforo [indicadores de riesgo], se nos ha mantenido abiertos durante los meses en los que solamente podíamos tener visitantes de Castilla y León, y ahora que pueden venir del resto de España, sobre todo de Madrid, nos damos cuenta de que Segovia sigue siendo líder en turismo Interior. Estamos recogiendo los frutos de lo que habíamos trabajado durante muchos años,  tanto los profesionales como las administraciones, que habían hecho una apuesta muy fuerte,  vemos que Segovia está casi todos los días con mucho turismo, no solo los fines de semana sino a diario, estamos muy contentos, muy ilusionados y con unas perspectivas de futuro muy positivas, a medio plazo, a largo no nos atrevemos a pronosticar. 

El problema viene con las pernoctaciones, aparte de que no es una buena época, siempre es mejor el invierno, por lo que los alojamientos son los que están pagando la vuelta a la normalidad, vemos que a la gente le está costando contratar una noche, y es por lo que tenemos que apostar. Estamos haciendo un llamamiento a las administraciones, se han dado cuenta de ello tanto la Junta de Castilla y León, como la Diputación y el Ayuntamiento de la capital, y hay que apostar ahora mismo por los alojamientos, fundamentalmente, que están padeciendo la desconfianza que aún mantienen muchos ciudadanos.

Pero este fin de semana pasado ha habido un alto nivel de ocupación hotelera...

Así es, en fin de semana se nota muchísimo pero el resto del día están prácticamente vacíos, ese es el problema. La realidad está por encima de lo que queremos, nos gustaría que fuera un poco más lineal, es cierto que llega el fin de semana y tenemos un pico de que se encuentra casi todo lleno pero luego cae la ocupación, de domingo a jueves por lo que hay que intentar buscar  un equilibrio, históricamente ha sido complicado, nuestra lucha ha sido siempre que quien nos visita duerma en Segovia, es una ciudad preciosa, pero se tiene la constancia que es una ciudad de un día. No, tanto la capital como la provincia tienen mucho más que ofrecer, las administraciones hacen una apuesta fuerte, pero lo que hace falta es que el visitante tome conciencia de dormir fuera de casa, a ver si lo conseguimos, debemos transmitir confianza. 

¿Temen que las aglomeraciones de público en algunas calles en torno a bares puedan hacer aumentar los niveles de contagios?

Somos positivos, efectivamente hay zonas y momentos donde hay que tener mucho cuidado,  apelamos a la responsabilidad individual, sabemos ya lo que hay que hacer, llevamos más de quince meses de pandemia. Tenemos constancia de que en exteriores el virus se contagia menos, aunque no somos expertos, nos podemos tomar un poco más de relajación, pero en interiores la mascarilla sigue siendo fundamental , prioritaria, imprescindible y es la base para que no se vuelvan a llenar las camas de los hospitales. Hay muchas personas vacunadas ya... Nuestro sector sigue tomando todas las medidas de seguridad, las que nos mandan y las que no.  Si damos un paseo, las terrazas siguen estando a un 75%, preferimos tener menos mesas a cambio de seguridad de los clientes, estamos todavía en pandemia, aunque es cierto que está llegando la libertad que estábamos deseando, poco a poco.

¿Cómo ha sido este tiempo desde que comenzó la crisis sanitaria, aunque lo malo siempre se pretende olvidar antes?

Muy duros, de muchísima incertidumbre, cuando empezamos en marzo de 2020 pensábamos que iba a ser cuestión de quince días o un mes, se alargó, llegó el verano, tuvimos dos meses en que parecía que la situación se remontaba, pero caímos de manera estrepitosa, en octubre fue un destrozo total y, desde entonces,  hasta abril de este año han sido meses de auténtica desesperación porque nadie nos daba solución. Se nos culpabilizó de una manera excesiva, somos un sector social que vivimos gracias al ocio de las personas,  pero  se dio a entender que no cumplíamos con nuestra obligación cuando desde nuestro sector elaboramos protocolos y tomamos todas las medidas de seguridad, incluso en exceso. En hostelería siempre hubo un control sobre el aforo, la gente que entraba, los geles y las mascarillas... Han sido meses muy dolorosos y de ruina económica que estamos empezando a remontar, pero aún tenemos una mochila.    

¿Ustedes previeron un cierre importante de establecimientos, como profesionales que se acababan de instalar por su cuenta, con alquileres altos, cómo quedará ahora la situación?

Igual que éramos muy negativos,  a principios de enero, ahora puedo decir con absoluta satisfacción que si se mantiene la situación actual, posiblemente acabemos este año sin tener que echarnos las manos a la cabeza porque haya cerrado un 15 o un 20%, no, seguramente, a finales de 2021, podamos decir que se ha podido mantener el número de establecimientos que teníamos al principio de 2020, tanto en la capital como en la provincia.  Inexplicablemente,  pero somos un sector que tiene fuerzas para aguantar, que quizá no hubieran tenido otros, hemos sufrido una barbaridad, hemos estado cerrados, y la gente ha aguantado con la ayuda de nuestros caseros y, en cierta manera, con la de las administraciones, aunque tardía, pero va llegando. Al final la sociedad ha comprendido que la hostelería tenía que funcionar y, entre todos, estamos consiguiendo que en Segovia cerraremos el año al mismo nivel que el pasado, puede que sin ningún cierre, cosa totalmente diferente a lo que pensábamos hace meses.    

Ha habido comunidades autónomas que han adoptado unas medidas más flexibles con la hostelería, incluso subían los contagios con los bares cerrados,  ¿las autoridades de Castilla y León han sido muy rigurosas, como han denunciado en algún momento?

Viendo ahora las cosas estamos convencidos de que la Junta de Castilla y León no ha querido criminalizarnos, lo que sí sabemos es que, por curarse en salud, por seguridad en sus decisiones, nos han tenido en el punto de mira argumentando que la hostelería era lo que provocaba que la gente saliera de su casa sin darse cuenta de que, al final, se juntaban en domicilios particulares, como pasó en navidades. Me duele haber acertado, tuve reuniones con la consejera de Sanidad, Verónica Casado, y le dije que lo estaban haciendo mal al permitir que hubiera concentraciones en pisos y a nosotros nos cerraran a las diez de la noche. Tendría que haber sido al revés.

Tenemos muy buena relación con ciertos consejeros y sé que desde el Gobierno regional no han tenido nada en contra nuestra, pero realmente las decisiones nos han destrozado, se nos ha llegado a cerrar a las ocho de la tarde, lo que no se ha hecho en ninguna otra Comunidad; y, cuando los tribunales les quitaron la razón, dijeron que los ciudadanos podían salir hasta las diez, pero la hostelería debía de seguir cerrando a las ocho, dando la impresión de que era algo personal.  

Luego ves que no es así, pero estaban convencidos de que la única manera de frenar los contagios era cerrar la hostelería, se han equivocado, ahora lo han reconocido, estamos viendo que Castilla y León es de las comunidades que más flexibilidad está teniendo y nos está ayudando más a retomar la actividad, lo que agradecemos, pero en su día nos lo han hecho pasar muy mal, muy mal.... 

¿Los bares sin terraza son quienes más han padecido la situación?

La siguen padeciendo,  hay que pensar que, el año pasado, la gente salía y le daba igual estar dentro que fuera y este año hemos visto que no, que quiere estar en la calle porque llevamos un año en el que nos han metido en la cabeza de que los interiores no son seguros. A día de hoy, nuestra lucha es que el público tenga claro que las terrazas son seguras pero los interiores también, estamos en una época del año en la que todos los comedores tienen las ventanas abiertas, ventilación natural y artificial... Los comedores tanto de restaurantes como de eventos son seguros, nadie nos va a dejar abrir si fuera lo contrario,  es complicado porque, al final, lo que se transmite es que la seguridad está en la calle, seguramente, pero dentro también porque un comedor de cien plazas seguramente que solo lo ocupen con 20 o 30, sabiendo que hay que utilizar mascarilla y que posiblemente haya un medidor de Co2.

 ¿Cómo se ve desde la Mesa Provincial de Turismo, que ustedes promovieron, el despegue del turismo rural y activo y otros sectores, como guías o agencias de viajes?

Vemos que los alojamientos rurales están empezando a funcionar bastante mejor que los hoteles de la capital porque se buscan espacios abiertos y, además, les han quitado las limitaciones que les hacía prácticamente inútiles. El turismo activo comienza también a avanzar, tenemos mucha confianza en el verano, hay que pensar que acaban de dar las vacaciones escolares y es cuando se comienzan a juntar las familias que optan por este tipo de alojamientos y actividades en la naturaleza, sin tener que llevar la mascarilla. A los guías se les están poniendo unas restricciones que no tienen sentido, hay grupos en la calle más numerosos que a los que ellos les dejan agrupar; y las agencias de viaje lo han pasado muy mal, hay que echarles una mano, están empezando a retomar las actividades pero la gente no quiere salir de España y ellos facturan con viajes internacionales, de la misma manera que hay que cubrir con turismo nacional el 40% de aquello que no llega de fuera. 

Durante la tensión de la crisis quizá hay diferentes posiciones en las reivindicaciones, ¿qué les motivó a salirse de la Federación Empresarial segoviana (FES)?

Llevábamos diez años buscando nuestra ubicación dentro de la FES, no dejamos de ser una organización de empresarios, pedíamos explicaciones de por qué teníamos que pagar una cuota tan alta con respecto a las demás organizaciones, era exagerada, casi el 25% de los ingresos de la asociación. No se nos llegó a aclarar nunca, cuando se dieron cuenta de que podríamos salir, se nos ofreció pagar una cuota menor, a lo que accedimos, pero vimos que, a los pocos meses, se rompió todo... Nos creó una comisión de hostelería  lo que significaba que nos estaban mostrando la puerta de salida, somos una asociación autónoma que depende de sus socios, no de subvenciones, como la FES, y seguiremos trabajando con el objetivo de mejorar nuestro sector, aquí nadie mira por su negocio. Vemos que desde la comisión de la FES lo único que escuchamos son peticiones para ciertas personas que la conforman, resumiendo, ‘¿qué hay de lo mío?’. Desde Hotuse nunca hemos pensado en las necesidades de un solo hostelero, defendemos tanto al de un bar que está en Villacastín, de un matrimonio, como al que tiene una empresa centenaria con 200 trabajadores. 

¿Cuáles son los retos de su organización?

Este verano vamos a trabajar todos, nos hemos dado de margen julio y agosto, para recuperar las actividades que habían quedado paradas, en septiembre,  desde las tapas a la semana gastronómica, además de cosas nuevas que se han estado estudiando, uniendo la gastronomía con la cultura que no dejan de ser lo mismo para dar un valor añadido al sector. El segundo objetivo es que no cierre ningún establecimiento, si cuando comencé en la junta directiva, hace tres años, había 1.400 bares, restaurantes y hoteles, aspiro a que sigan los mismos, que no se quede nadie en el camino, ojalá que subamos, pero nos conformamos con que sigan los mismos.