El derbi de los cuarentones

Nacho Sáez
-

Técnicos, jugadores y excompañeros destacan el papel de los emblemáticos capitanes de la Segoviana y La Granja, Anel y Pluma, que en junio cumplirán 40 y 41 años, respectivamente.

Juan Martín-Gimnástica Segoviana y Javier Segovia-CD La Granja

L a carretera CL-601 no sólo une Segovia y el Real Sitio de San Ildefonso. También es el camino casi recto que conecta a dos leyendas del deporte segoviano que este domingo miden sus fuerzas sobre un campo de fútbol. Anel y Pluma, Pluma y Anel, encarnan el último testimonio de una generación de jugadores que acostumbró a la Segoviana a celebrar ascensos a Segunda División B y al Club Deportivo La Granja a consolidarse en Tercera. David Durán, Yiyo, Yordi, Lucky, Ramsés, Chema, Ricardo, Víctor Pérez, César y Jorge Migueláñez, Roberto Álvarez, Iván Yubero o Agustín forman parte de la historia del fútbol local. Y con ellos Anel y Pluma, que a los 40 años (Anel los cumple el próximo 1 de junio) se mantienen en la primera línea como capitanes de sus equipos  y también como titulares indiscutibles a pesar de su veteranía. Para conmemorar el inédito duelo que protagonizarán este domingo en La Albuera (17:00 horas), entrenadores, jugadores y antiguos compañeros dibujan para El Día de Segovia un personal retrato de ambos. 

Defensas centrales, uno nacido en Arévalo (Ávila) y el otro en el Real Sitio de San Ildefonso, hablar de Anel y de Pluma es hacerlo de dos ejemplos de fidelidad a unos colores, aunque no se les pueda considerar lo que los ingleses llaman ‘one club man’ porque el gimnástico militó en la Gimnástica Medinense, Real Ávila y Villaralbo antes de vestirse de azulgrana y porque el granjeño fue primero jugdor de fútbol sala, donde llegó a debutar con el mejor Caja Segovia. Lo que es indiscutible es que se trata de prototipos de líderes auténticos.

El Bosco de Arévalo vio dar a Anel sus primeros pasos. Allí estaba también Chema, con quien se reencontraría en la Segoviana años después. «Le ves en cualquier entrenamiento y aprendes. Siempre está bien colocado, es de los mejores que he visto en el juego aéreo y tampoco tiene mala salida de balón. No ha querido ser profesional, porque lo podría haber sido sin ningún problema», señala el excapitán, que describe a un futbolista reservado pero muy familiar: «Tienen sus calentones, como todo el mundo, pero no lo he oído dar una voz en el vestuario en mi vida. Le encanta la familia que le ha permitido formar el fútbol».

Anel no es el clásico capitán que se excede en los gestos, ni realiza aspavientos de cara a la galería. Ejerce el liderazgo desde el juego. «A su edad sigue siendo el mejor del equipo. Eso es porque tiene algo especial», apunta su compañero Dani Arribas; «él no te convence con palabras sino por su forma de entrenar y de jugar». Detenerse a analizar al de Arévalo permite descubrir la perfecta gestión que hace de sus capacidades. «Es muy inteligente. Sabe qué día puede exigirse más, cuándo tiene que guardar un poco porque arrastra molestias... Conoce muy bien su cuerpo», destaca Arribas.

El ‘triplete’ que firmó en Logroño el día del segundo ascenso a Segunda B en la historia de la Segoviana quedará como su mayor exhibición, salvo que todavía se saque algo de la chistera. Su entrenador, Manu González, le ve «ilusionado» y admite que, el pasado verano, cuando Anel pidió a la junta directiva un tiempo para reflexionar sobre su continuidad, temió con la posibilidad de perder «a un jugador que consideraba muy importante para el proyecto». «Es que es un espejo para los jóvenes», remarca el técnico; «le ves entrenar y no hace falta decir nada más porque es el primero que hace lo que se debe. Y habla en el vestuario cuando hace falta. Por ejemplo, antes de los partidos siempre dice tres o cuatro frases a sus compañeros».

Futbolísticamente también le tiene seducido («Es un defensa muy inteligente. Por arriba es un portento, sabe cuándo anticiparse y cuándo aguantar, le sacan muy pocas tarjetas...») y considera que la Tercera «se le queda pequeña». «Yo sólo le conozco de estas dos últimas temporadas, pero el año pasado demostró que estaba al nivel de Segunda B y tenía 38 años, por lo que cabe suponer sin equivocarse que con diez años menos no habría tenido ningún problema para jugar en la categoría todo lo que él hubiese querido», zanja González.

RESPETO. Pluma estuvo más cerca del profesionalismo en el fútbol sala, pero ha sido con la camiseta del Club Deportivo La Granja con la que se ha convertido en un símbolo del fútbol de Castilla y León. «Llevo casi las mismas temporadas y a mí los árbitros no me  saludan o me preguntan qué tal estoy. A él, todos. Y también los capitanes rivales», cuenta su compañero Mario Zúñiga, en cuya opinión Pluma pertenece a una generación de jugadores en extinción. «Ha gastado vacaciones para ir a entrenar. Yo eso no lo he visto en mi vida. Nosotros hemos hecho cosas por el club y por el fútbol que los chavales de hoy se reirían si las supieran. Ellos son más listos de lo que nosotros fuimos y quizás lleven razón, pero a veces no hay que estar tan pendientes de que nos den como dar nosotros al club», reflexiona.

De sacrificios sabe bastante Iván Yubero, que también ostentó la capitanía de La Granja. «Pluma es un referente en cuanto a esfuerzo y dedicación. Siempre ha estado ahí, en lo bueno y en lo malo. Cuando hemos descendido, nunca se ha tirado del barco», remarca el exfutbolista, compañero durante más de un lustro de un jugador que considera que trasciende lo deportivo: «En el terreno de juego somos como en la vida. Y él es muy noble y lo da todo».

Quizás al contrario que Anel, Pluma sí que nació con un brazalete de capitán en el brazo. En el campo de El Hospital, su voz y la de su entrenador compiten durante los 90 minutos que duran los partidos. Le gusta dirigir y ordenar a sus compañeros y no se esconde a la hora de asumir la responsabilidad. Además, a sus casi 41 años (los cumplirá el próximo 14 de junio), mantiene una condición física envidiable. «Se enfada conmigo porque le digo que ahí hay un factor genético –su hermano Luis, que se dedica a las carreras por montaña, también está espectacular–, pero aparte es que se cuida mucho, no ha probado el alcohol... Nos queda Pluma hasta que él quiera», resalta Mario.

TEST FÍSICOS. En los test físicos que realizó el equipo recientemente fue uno de los mejores, según revela su entrenador, Diego Yepes, convencido de que el deporte segoviano «le va a echar mucho de menos» el día que decida colgar las botas. Él lucha para mantener a  La Granja en Tercera aprovechando la mezcla de compromiso, experiencia táctica y equilibrio técnico que aporta el capitán. «Siempre llega treinta minutos antes de los entrenamientos y va recibiendo al resto. Después mejora cada ejercicio que proponemos. Es verdad que no somos deporte de élite, pero nos exigimos mucho y él, a nivel individual, se cuida mucho y tiene muy pocas lesiones», le elogia Yepes.

Salvando las distancias, Pluma recuerda al barcelonista Puyol. Ejemplo de entrega a la hora de defender su camiseta, también representa un espejo idóneo en el que mirarse para los más pequeños por su respeto hacia los rivales. «Y tampoco tiene una mala palabra con los árbitros. Sabe manejar perfectamente los tiempos y cómo determinados comportamientos no le sirven de nada al equipo», analiza su entrenador, que tiene seis años menos que él pero que sabe reconocer sus cualidades sobre el campo: «Es el jefe de la zaga. Nos aporta experiencia táctica, técnicamente es equilibrado, interpreta muy bien los partidos y entrena todos los días como si fuera el primero».

Una demostración de su amor por el deporte, que no se frena ni siquiera por su trabajo en la fábrica de vidrio de La Granja ni porque esté a punto de ser padre. «El fútbol te da y te quita mucho, pero él tiene una forma de trabajar silenciosa, armoniosa y cadencial», concluye el técnico del conjunto granjeño, que observa valores similares en Anel, otro apasionado de la competición que lleva cerca de una década viajando casi a diario desde Arévalo a Segovia para defender los colores azulgranas. Ambas formas románticas de concebir el fútbol, las de Anel y Pluma, Pluma y Anel, coinciden este domingo en un terreno de juego quién sabe si por última vez. La asistencia al campo municipal de La Albuera se hace obligada en este derbi para rendir un más que merecido homenaje a estas dos leyendas del deporte segoviano.