Rendirse no era una opción

Sergio Arribas
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Estarán siempre unidos por la lucha contra la Covid-19. Son las historias que vinculan a sanitarios y pacientes, como la de la doctora Eva Ferreira y la segoviana Ana Peñas, ingresada 19 días, diez de ellos en la UCI.

Rendirse no era una opción

Ana Peñas, de 55 años, habla maravillas de la doctora Eva Ferreira, de 51 años, al igual que del resto de personal del Hospital General, los que han logrado que hoy esté en su casa, en una lenta pero efectiva recuperación, tras pasar 19 días ingresada, diez de ellos en la UCI. Dentro del servicio de Medicina Interna, Ferreira está especializada en enfermedades infecciosas, de manera que fue de los primeros doctores que trató a los enfermos Covid-19, entre ellos a Ana, que ingresó en estado grave, con un importante déficit respiratorio. Casi de inmediato fue trasladada a la UCI, donde la intubaron. Ana llegó a ser después la primera extubada del Hospital y su salida de la UCI, entre aplausos, fue celebrada como una victoria. «La doctora Ferreira fue un encanto conmigo y mi familia. Llamaba a mi hija todos los días y la tenía informada de mi situación», recuerda Ana.

«Al encargarme de las enfermedades infecciosas, fui de las primeras en atender a los pacientes Covid-19 y en tratar de organizar todo el sistema de atención. Luego, como ya se sabe, ya se universalizó a todo el Hospital y entraron más médicos», explica Ferreira, en el Hospital General de Segovia desde 1994, donde completó su formación como ‘residente’. «En mi experiencia profesional —comenta— ésto ha sido algo nuevo para todos. Nadie había vivido algo así. Si algo ha marcado ha sido el aprendizaje rápido de todos, de intentar hace las cosas lo mejor que se ha podido y se ha sabido».

A la doctora jamás le asustó el aumento de carga de trabajo, a un alto ritmo y de forma prolongada.  «A veces me ha inundado sentimientos de impotencia y de rabia por no poder hacer más. Desde luego el miedo o rendirse nunca ha sido una opción», asegura Ferreira, que también extrae lecciones positivas. «Ha sido un trabajo codo con codo, y no solo de la parte médica o enfermera, que es quizá lo más visible, porque la lavandería o cocina han trabajado a un ritmo muy superior, también celadores, limpieza, el equipo de gestión y dirección… ha sido un diez por parte de todo el mundo».

La doctora del Hospital General, Eva Ferreira.La doctora del Hospital General, Eva Ferreira. - Foto: D.S.

Ferreira destaca también las numerosas muestras de agradecimiento de los pacientes y sus familias, sentimientos que «te fortalecen un poco más en lo que estás haciendo». Teniendo en cuenta que los pacientes permanecen durante días sin el menor contacto con sus familias, la doctora confiesa que vive con emoción sus gestos de gratitud. «Entras a la habitación, les dices algo y siempre está la palabra gracias al final de cualquier frase y esto te emociona», comenta la doctora, 

Cicatrices. En su opinión, esta crisis les dejará a los sanitarios «cicatrices en el corazón». «A los pacientes les quedará una experiencia vital que ellos han visto con mucha debilidad, con aislamiento... es terrible no tener a tus seres queridos en los momentos más duros. Pero a nosotros también nos quedarán cicatrices en el corazón (…) hemos vivido situaciones muy duras, sobre todo por esa situación de aislamiento. Cuando fallece un paciente, al que su familia no ha podido acompañar en el hospital, transmitir esa noticia tan triste es muy difícil. Informas ahora por teléfono sobre el estado de los enfermos y no es como te gustaría, en persona».

Ferreria informaba sobre el estado de salud de Ana por teléfono a su esposo Juan y a sus hijas María y Laura. «Con los pocos medios materiales y de personal que tienen y la gran cantidad de enfermos con el virus, hacen una labor encomiable», recuerda hoy Ana desde su casa, donde, poco a poco, va recuperando el ánimo y el tono muscular. 

Ana Peñas, en una imagen de archivo.
Ana Peñas, en una imagen de archivo. - Foto: D.S.

Ella no conoce el rostro de la doctora Ferreira, nunca pudo ver su cara, oculta tras una mascarilla. «Siempre te dicen los pacientes— explica por su parte la doctora—que como llevamos mascarilla no nos pueden reconocer pero que si algún día les vemos por la calle, que les paremos para recordárselo». Cualquier día, Ana Peñas y la doctora Ferreira se encontrarán por la calle y se reconocerán.