El evento ha puesto el foco en el problema migratorio, en un momento especialmente duro y completamente nuevo, por la situación de pandemia que está agravando, aún más, el día a día de quienes abandonan sus países y buscan, en el continente europeo, una salida digna a sus proyectos vitales. 

A lo largo de estos cinco días, los alumnos del centro han participado en diferentes actividades, tanto de sensibilización como de profundización en la realidad migratoria y, en ese marco, se han incluido las distintas tutorías, videoconferencias, talleres, dinámicas de grupo, debates y otras actividades de carácter más lúdico desarrolladas en los cursos más pequeños.

La tradicional merienda que, otros años, se celebraba en el patio central del colegio y en la que se superaba el millar de participantes, entre alumnos, padres, profesores y otras personas que se acercaban a colaborar con el proyecto solidario, no pudo llevarse a efecto de la misma manera, aunque fueran los propios alumnos los que se encargaron de organizar y decorar las bolsas en las que se introdujeron las viandas que les permitieron mantener, de forma más individual, esta actividad y, sobre todo, su espíritu y significado.

Otro tanto ocurriría con el gesto final, en el que, con anterioridad,  se daban cita los más de 1.600 estudiantes que pertenecen al Claret de Segovia. La tecnología suplió, en parte,  esa falta de proximidad y contacto, imposible en este momento, y  permitió que, a través de unos vídeos, creados por los mismos chicos y chicas, se permitiera trasladar, ese sentimiento de pertenencia a favor de un proyecto solidario, del que serán beneficiarios los centros claretianos de Valencia, Puertollano y Madrid -en España- y los de París, Zurich y San Petersburgo.

El proyecto de este año de la Fundación Proclade está vinculado con el número 10,  Reducción de las Desigualdades, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.