En busca de alternativas

Agencias
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Mientras el canal de Suez continúa colapsado, Rusia propone al mundo la Ruta Ártica, que promete ser más rápida, barata, segura y ecológica para el transporte de mercancías

El buque Ever Given se encuentra encallado en la popular vía marítima desde el pasado martes. - Foto: SUEZ CANAL AUTHORITY /HO HANDOUT

Ante el bloqueo que sufre el canal de Suez desde hace casi una semana, Rusia plantea al mundo la Ruta Ártica, una alternativa que, sostiene, será más rápida, barata, segura y ecológica para el transporte de mercancías, pero que aún debe demostrar su fiabilidad.

Desde que el buque Ever Given encallara en la mañana del pasado martes, los barcos no han hecho más que acumularse -ya son más de 320- en las dos entradas del paso, tanto en el Mar Rojo como en el Mediterráneo. Ante este panorama y la incertidumbre sobre cuándo podrá ser descongestionado, muchos han empezado a buscar nuevas alternativas.

«El precedente de Suez demuestra la fragilidad de cualquier ruta entre Europa y Asia. En esta situación, aumenta su importancia la Ruta Marítima del Norte, cuya competitividad crece año a año», asegura Vladímir Panov, especialista para el Ártico de la agencia nuclear rusa Rosatom.

Rusia es la potencia ártica por excelencia, tanto por su situación geográfica, como por su flota de rompehielos atómicos, los únicos capaces de romper los bloques y surcar los mares septentrionales durante los 12 meses del año.

La Ruta Ártica fue lanzada en 2011 por el presidente ruso, Vladímir Putin, pero es un proyecto de futuro, ya que el Kremlin no espera que funcione como un corredor internacional de pleno derecho hasta 2035. De hecho, en 2020 cruzaron el canal de Suez embarcaciones con 1.170 millones de toneladas a bordo, mientras que solo 33 millones trasegaron el pasado año por la ruta norteña.Los pronósticos rusos son que para 2024 el volumen de mercancías por este itinerario ascienda a 80 millones de toneladas.

Una de las ventajas de esta vía marítima es que se trata de una travesía más breve. Un barco tiene que recorrer 10.600 kilómetros para llegar por el norte desde la ciudad rusa de Murmansk al puerto chino de Shanghái, mientras que si opta por cruzar el canal necesitará surcar 17.700 kilómetros. Además, el trayecto por Suez lleva 35 días de media, mientras la arteria promovida por Rusia supone un ahorro de entre 10 y12 jornadas por barco, es decir, es un tercio más corta.

Según el Gobierno ruso, las compañías mercantes se ahorrarían hasta 500 millones de euros al año gracias «al menor nivel de emisiones de dióxido de carbono», algo que se logra con «la notable reducción de la longitud de la travesía», señala Anatoli Bobrakov, viceministro de Economía ruso.

Por otra parte, Moscú defiende también que la Ruta Ártica es más segura, ya que no existe la amenaza de los piratas que asolan las aguas del Cuerno de África.

A esto hay que sumar que Putin ha ordenado crear una red de bases militares a lo largo de la todo el recorrido para defender los intereses nacionales y garantizar la seguridad del transporte de mercancías de posibles ataques terroristas. Las guarniciones militares incluyen el despliegue de misiles antiaéreos como los S-400 desplegados en 2019 en Nueva Zembla.

En principio, el trasiego de mercancías por esta vía alternativa se limita a los meses que van de mayo a diciembre debido al grosor del hielo, que puede alcanzar los cuatro metros, aunque el cambio climático está jugando en favor de Rusia. De hecho, los expertos pronostican que el progresivo deshielo debido al ascenso de las temperaturas conducirá a que dentro de unas décadas el océano quede despejado en verano, lo que permitirá prescindir de los rompehielos varios meses al año.

 

Necesidad de diversificar

La palabra clave es «diversificación». Rusia pronostica que países como China, Japón y Corea del Sur tendrán en cuenta el precedente del portacontenedores Ever Given, que encalló en el canal de Suez, en sus estrategias de futuro. «China se ha interesado, pero EEUU también. Es lógico que tras lo ocurrido nos preguntemos qué pasaría si hubiera una ruta alternativa», comenta Serguéi Valentéi, profesor de Economía en la Universidad Plejánov de Moscú. Con todo, descarta que la Ruta Ártica pueda sustituir al canal. «La aspiración es que algunos países consideren rentable transportar sus mercancías por el norte en vez de por Suez», manifiesta.

«Hay avances, pero el proyecto ha demostrado ser más complejo de lo que se imaginaba. Necesitamos más tiempo y mucha inversión. No puede ser solo un nudo de transporte. También hay que desarrollar el territorio ártico, lo que es difícil debido a las adversas condiciones climáticas y a la ausencia de población», subraya.