Condena con rebaja para El Lagartijo

Nacho Sáez
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El Juzgado de lo Penal impone 18 meses de prisión al conocido delincuente -tras un acuerdo entre la Fiscalía y su abogada- por echar disolvente y amenazar con quemar a trabajadores sanitarios en diciembre de 2018.

El Lagartijo (a la derecha en la pantalla) asiste desde la cárcel al juicio por atentar contra técnicos de emergencias sanitarias. - Foto: DS

Con un escueto «sí» José Luis M. J. mostraba su conformidad con el acuerdo que habían alcanzado su abogada y la Fiscalía Provincial. Un asentimiento que llegaba a la sala de vistas del Juzgado de lo Penal de Segovia a través de una videoconferencia desde el Centro Penitenciario de Perogordo, donde el conocido como ‘El Lagartijo’ permanece en prisión provisional desde el 28 de agosto por el presunto asesinato de un hombre de 37 años en una casa okupada del barrio de San Millán.

Se le acumulan los problemas a este habitual de la delincuencia en Segovia. El pasado mes de julio resultó absuelto de la pena de dos años que le solicitaba el Ministerio Público por haber roto una de las ventanillas de un vehículo que estaba aparcado en el Cristo del Mercado y haber robado una nevera eléctrica y una hamaca. El testigo de lo ocurrido no ratificó la declaración que había realizado en la Comisaría, no había pruebas suficientes y se libró. Este pasado martes, sin embargo, El Lagartijo se volvió a sentar en el banquillo de los acusados –desde la cárcel– y esta vez no tuvo escapatoria.

El titular de lo Juzgado de lo Penal, Faustino Gudín, le condenó –en una sentencia dictada ‘in voce’– a 18 meses de prisión por un delito de atentado, a dos multas de 40 días a razón de tres euros diarios por un delito leve de lesiones y otro de daños y a indemnizar a las víctimas de su ira en este caso. Un procedimiento basado en unos hechos que se remontan al 8 de diciembre de 2018. Ese día terminó con El Lagartijo esposado y rogando por una dosis para calmar su síndrome de abstinencia, pero fue especialmente largo para los empleados de la Base de Emergencias Segovia I que tenían turno.

Esos trabajadores estaban llamados a declarar este pasado martes en el Juzgado de lo Penal, pero finalmente no lo tuvieron que hacer por el acuerdo de conformidad alcanzado entre la abogada del Lagartijo y la fiscal. Esta última, que inicialmente solicitaba tres años de cárcel, aceptó modificar sus conclusiones provisionales para rebajar la pena. En la condena se ha tenido en cuenta finalmente la circunstancia agravante de la reincidencia en delinquir de El Lagartijo, pero también una atenuante. «[El acusado] actuaba con sus facultades psíquicas ligeramente afectadas a consecuencia de su politoxicomanía crónica», añadió el ministerio público a su relato de los hechos, el que se ha impuesto en este caso ante la ausencia de acusaciones particulares.

Según la información a la que ha tenido acceso El Día de Segovia, ese 8 de diciembre de 2018 la Base de Emergencias Segovia I recibió una llamada alertando de que El Lagartijo había intentado quemarse. No era extraño dados sus antecedentes de adicción al pegamento y a otro de los apodos con los que se le conoce, ‘El Quemao’, por las heridas que se había provocado esnifando disolvente. Desde ese momento ya no dejó de merodear en todo el día por la mencionada Base de Emergencias.

A las 13:30 horas se le vio en la zona incluso esnifando pegamento y trabajadores de la base le pidieron que se marchara. Sin embargo, regresó en torno a las cinco y media de la tarde. En esta ocasión ya no se quedó en el umbral de la puerta, sino que entró en la base y, sin soltar una botella con disolvente, amenazó con quemar a quienes se encontraban allí. Uno de los empleados volvió a pedirle verbalmente que abandonara el lugar mientras que otro, en vista de su negativa, se acercó a él.

Entonces se inició un forcejeo que acabó con El Lagartijo en el suelo pero también con el trabajador de la Base de Emergencias sufriendo quemaduras provocadas por el disolvente que llevaba su agresor. A ese empleado el magistrado-juez Faustino Gudín le ha reconocido el derecho a una indemnización de 320 euros por lo ocurrido, que no llevó aparejado entonces el ingreso en prisión provisional de El Lagartijo a pesar de los numerosos antecedentes que ya acumulaba entonces y de que fue detenido por la Policía en el mismo lugar. «Es que era tal el síndrome de abstinencia que tenía que, al declarar, solo pedía una dosis. Era prácticamente inimputable», señalan fuentes judiciales.

Sin embargo, la escalada violenta de El Lagartjio continuó en la calle en los siguientes meses y alcanzó su punto álgido el pasado 26 de agosto con el asesinato de A. H. B., según apuntan todas las pruebas. De momento este palentino de nacimiento aguardará en la cárcel de Perogordo el final de la investigación y la celebración del juicio oral, ahora con una nueva condena a sus espaldas. ¿Habrá terminado por fin la carrera delicitiva de El Lagartijo?