Con guion y sin colmillo

Sergio Arribas
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En el debate de La 8 Segovia, los principales candidatos al Congreso por Segovia optaron por no arriesgar, huyeron del enfrentamiento dialéctico, apostaron por los mensajes en clave nacional y renunciaron a espolear los sentimientos de la audiencia

Con guion y sin colmillo

Una sola frase, ‘Yes we can’ (Si, podemos) llevó a millones de personas a elegir a Barack Obama primer presidente de Estados Unidos. «Lo importante no es lo que se dice sino aquello que la gente entiende y siente». Lo advertía Angel Martínez Maestre, experto en comunicación, cuando se le pidió valorar un debate televisivo que enfrentó a los candidatos de La Rioja a las puertas de los anteriores comicios del 28-A. Martínez observó en aquel debate no pocos errores en los candidatos, casi los mismos que pudieron cometer los aspirantes al Congreso por Segovia para las elecciones del 10-N; en el debate televisivo que emitió la noche del miércoles La 8 Segovia Rtvcyl, grabado en la sala Julio Michel de La Carcel-Centro de Creación.

Si atendemos a uno de los errores que apuntaba el experto, los candidatos de PSOE, PP, Unidas Podemos, Vox y Cs, parecieron olvidarse un tanto del corazón y sentimientos de la audiencia —pese a que las encuestas hablan de un 35% de indecisos—  y apenas se salieron del guión que marcan las estructuras nacionales de los partidos. Pese a que, según apuntaba Martínez, cada líder debe tener un estilo único — «no se puede ser alguien corriente»—, ninguno arriesgó, y no se vieron carteles u objetos —como adoquines— que mostrar a las cámaras para acompañar sus explicaciones, ni frases que apelaran a las entrañas del votante.

Por ausencia de sentimiento, no hubo apenas colmillo, pues no fue debate bronco, más allá de algunos rifi-rafes que no pasaron a trifulca y se quedaron en meros gestos de desagravio o perplejidad. Encorsetados. Todo muy light.
Es más, a algún observador, presente durante la grabación, echó en falta a Beatriz Escudero —ahora número dos del PP—, por la vehemencia y pasión que la dirigente popular desplegaba en este tipo de citas; si bien Jesús Postigo cumplió a la perfección con su perfil, moderado y tranquilo en las formas, con el que el PP trata de recuperar el voto huido a Ciudadanos (Cs). 

Con guion y sin colmilloCon guion y sin colmillo

Quizá el candidato de Cs, Eduardo Calvo, diputado electo tras el 28-A, que podría perder el 10-N su escaño según las encuestas, es el que mejor supo entender la trascendencia de la cita y el que más apeló al sentimiento de la audiencia. El moderador del debate, Aurelio Martín, concedió un minuto de presentación a los candidatos y Calvo lo utilizó de forma brillante. De un plumazo despejó posibles críticas sobre su aterrizaje en Segovia. «Soy segoviano por decisión. Mi mujer y yo escogimos Segovia y estoy contento de vivir aquí», apunto Calvo, quien también expresó su fidelidad por el partido de Rivera — «en abril era independiente y ahora estoy afiliado».

La agenda de Calvo. «Estas elecciones no se tenían que haber producido, pero ahí están, agradezco su atención y paciencia (…) las personas están por delante de los políticos», añadió el candidato de Cs, quien, en otro momento del debate, apuntó: «votaré a favor de ustedes». Sin perder la perspectiva de donde estaba, señaló que no iba a utilizar los datos que tenía apuntados en su agenda para no aburrir a la audiencia. Sin embargo, no la soltó de su mano.

Si la seguridad gana confianzas, José Luis Aceves (PSOE), preparado para un «todos contra el PSOE», desplegó buenas dosis de aplomo, que solo perdió cuando trató de interrumpir a Postigo (PP), con datos y presuntos éxitos del Gobierno Rajoy que el socialista tildó de «mentiras». 

Por su parte, Ricardo Jiménez (Vox), no dudó en apuntalar el discurso nacional de su formación, que, según las últimas encuestas, le otorgan escaño en Segovia, en detrimento de Cs. Y lo hizo desde el primer minuto, cuando habló de que Vox ahorraría en gasto político, ilegalizaría a los partidos independentistas, frenaría la «avalancha» de inmigrantes y sustituiría las «leyes ideológicas» por la aplicación efectiva del artículo 14 de la Constitución.

«Dios bendiga a España». Jiménez, dispuesto a la brega, aunque no encontró excesiva respuesta en sus rivales —Calvo llamó a Vox «partido protesta»— cumplió con lo esperado en un candidato de Vox. Sus últimas palabras en el debate fueron: «España siempre, que Dios os bendiga y que Dios bendiga a España».

Tampoco José Luis Ordónez (Unidas Podemos), el único con jersey y sin chaqueta, se separó un ápice del discurso de la formación de Pablo Iglesias, el de una España «más justa e igualitaria» desde un modelo de «república federal».

Ordóñez no mantuvo ‘rifi-rafe’, ni siquiera con el candidato de Vox que abogó, sin medias tintas, con la supresión de la Ley de Memoria Histórica. Estructurado en cuatro bloques, el debate de La 8 Segovia, que contó con preguntas del público invitado, representantes de diferentes sectores de la sociedad segoviana, y se prolongó por espacio de dos horas, no tuvo ganador o, quizá, lo fueron todos, pues, pese a los errores que apuntaba el experto Ángel Martínez, ninguno fue de tal calibre como para perder lo ya cosechado a pocos días de la cita con las urnas.

Fue un debate de pegada calculada y poco colmillo, donde apenas se apeló al sentimiento de la audiencia. La solución: el 10N.