Artigas hace historia. La Segovia de 1900

Sergio Arribas
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San Quirce aprovecha su Curso de Historia para divulgar las fotografías inéditas de Segovia y su provincia captadas, entre 1905 y 1911, por PelayoArtigas. La colección, de 89 placas, ya digitalizada, es un 'tesoro' para los investigadores.

Convento del Carmen Calzado. Sobre este inmueble se levantó el edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia. - Foto: Pelayo Artigas/Academia de San Quirce

La cita fue en Madrid, hace unos cuatro años. Acudieron el entonces director de la Academia de Historia y Arte de San Quirce, el profesor Antonio Ruiz y el también académico y responsable de publicaciones de la institución, Diego Conte. Cuando su interlocutor, Pelayo del Riego Artigas, les mostró el contenido de las cajas, los académicos se quedaron «pasmados», según recuerda hoy Ruiz, profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid y cronista de la ciudad de Segovia. Los descendientes de Pelayo Artigas y Corominas (1875-1933) habían custodiado durante décadas aquellas cajas con un «respeto casi reverencial» a la figura de su antepasado. Eran conscientes de que encerraban un tesoro delicado, que ahora pasaría, como una donación, a San Quirce, tanto para su conservación como para su estudio y divulgación. 

Las cajas contenían una colección de 89 negativos en placas de vidrio, fechados enre 1905 y 1911, con imágenes de Segovia y su provincia, buena parte inéditas, obra de Pelayo Artigas, que fuera catedrático de matemáticas en esta ciudad, auténtico apasionado del arte y el patrimonio y de la entonces, aún incipiente, técnica de la fotografía.

«Cuando las vi en vidrio, intuyes las imágenes y ya te impresiona —explica Ruiz— aunque cuando Diego [Conte] las digitalizó y me las mostró en papel, sinceramente, te emocionas porque son muy elocuentes». Detalles del urbanismo de la Segovia de principios del siglo XX que hasta entonces Ruiz conocía por planos, documentos o por fotografías de baja calidad, eran confirmados por aquellas imágenes inéditas; cuando no arrojaban auténticos descubrimientos.

Pelayo Artigas y Corominas (1875-1933)Pelayo Artigas y Corominas (1875-1933) - Foto: Academia de San Quirce

La mayoría de las placas, al gelatino-bromuro, son de pequeñas dimensiones, de 9X12, aunque también hay media docena de un formato mayor (18X13). A diferencia de los pioneros de la fotografía del siglo XIX, que precisaban ir acompañados de carromatos para procesar in situ y de manera inmediata la imagen, Artigas trabajó con cierta comodidad, ya que podía captar la foto y guardar la placa, sin tener que mantenerla húmeda en todo momento.

Por su experiencia profesional, la Academia encargó a Conte la digitalización de las fotografías, empleando la misma metodología desarrollada por la Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural Español. Durante el proceso, el académico pudo acreditar el valor de la colección tras comprobar que muchas de las imágenes eran inéditas. Algunas habían sido publicadas a principios del siglo XX para ilustrar escritos de Artigas en semanarios de divulgación.

Otras eran también conocidas porque habían sido reproducidas en el libro-homenaje a Pelayo Artigas ‘Ayllón en la historia’, que editó la Academia en 1992; si bien buena parte de ellas eran meras reproducciones de imágenes publicadas, cuyas placas originales ya no existen o están en paradero desconocido.

Iglesia y plazuela de San Andrés. Imagen captada desde la torre de la Catedral de Segovia.Iglesia y plazuela de San Andrés. Imagen captada desde la torre de la Catedral de Segovia. - Foto: Pelayo Artigas/Academia de San Quirce

La colección contiene imágenes, principalmente de Sepúlveda y Ayllón, captadas alrededor de 1905 y también de Segovia, de sus monumentos y calles, que Conte data entre 1905 y 1911, fecha en la que Artigas abandona la ciudad para ocupar la cátedra de Matemáticas del Instituto General y Técnico de Soria.

«No entiendo de fotografía, no se si son buenas o malas, pero me encanta verlas. Como testimonio documental para un investigador de la historia del urbanismo son esenciales y éstas son muy elocuentes, extraordinarias», comenta Ruiz, que, el pasado 9 de marzo, abrió una nueva edición del Curso de Historia de Segovia con la conferencia ‘Segovia a principios del siglo XX en las fotografías de Artigas’.

CIUDAD PAUPÉRRIMA. Segovia llegó al siglo XX destartalada y pobre. Baroja en su novela ‘Camino de Perfección’ se refiere a la ciudad como un lugar «pueril y decrépito, rodeado de casas mugrientas». La ciudad, que en 1905 acogía una población de 13.248 habitantes, aún conservaba profundas raíces medievales. Paisanos y carretones por sus calles empedradadas formaban parte del paisaje urbano. «Salvo el Conde de Cheste y el Marqués de Lozoya, el resto de los nobles habían abandonado la ciudad y sus palacios. Era una ciudad paupérrima — dice Ruiz—, había focos de miseria. El que comía todos los días era un privilegiado. Tanta pobreza había que el ayuntamiento llegó a poner orquestinas por las calles para que la gente se entretuviera y olvidase el hambre», comenta Ruiz. Esa es la Segovia en la que vivió Artigas, profesor de matemáticas para los aspirantes a ingresar en la Academia de Artillería.

Artigas captó esta imagen de la Plaza Mayor desde la torre de la Catedral, antes de 1911.Artigas captó esta imagen de la Plaza Mayor desde la torre de la Catedral, antes de 1911. - Foto: Pelayo Artigas/Academia de San Quirce

A Ruiz le llamó la atención la imagen que Artigas captó desde una casa de la calle Marqués del Arco donde aparece el cierre del enlosado de la Catedral, constituido por una tapia, unos leones y unas pirámides. La fotografía, tomada antes de 1911, muestra los ‘corchetes’ góticos que remataban las pirámides, hoy desaparecidos; elementos que hasta ahora solo aparecían en un dibujo que conserva la Catedral. 

El académico destaca tres imágenes del entramado urbano de Segovia que Artigas captó desde la torre de la Catedral. Una es «sorprendente», en palabras de Ruiz, al mostrar la entonces angosta y tortuosa Calle Real, antes de que se ensanchara en determinados puntos. También se aprecia el Paseo del Salón, cuando aún no tenía muy definido sus bordes, y la Huerta del Moro, a sus pies, que ocupaba una amplia superficie, correspondiente hoy al polígono de San Millán, desde la plaza del Doctor Gila hasta el puente de Sancti Spiritu.

Desde la torre, Artigas captó también la Plaza Mayor y el entramado de edificios que la rodeaban; donde aparece la actual calle de Cronista Lecea, entonces denominada ‘calle Malcocinado’, que no tenía más de dos metros de anchura. En esa misma fotografía, se aprecia el portalón o soportal de la Plaza Mayor donde, años más tarde, se erigiría el teatro Juan Bravo o el Convento de la Victoria o de Mínimos, mientras que, al fondo, emerge la fachada del Convento de San Agustín, destruido en 1915. 

Calle de la Plata. Al fondo puede apreciarse la iglesia de Santa Eulalia.Calle de la Plata. Al fondo puede apreciarse la iglesia de Santa Eulalia. - Foto: Pelayo Artigas/Academia de San Quirce

Una más tomada desde la torre de la Catedral, en dirección al Alcázar, permite contemplar la iglesia de San Andrés y su plazuela, donde el cedro que plantó Castellarnau «todavía tiene poca altura». En la misma imagen, aparece la casa donde residió el escritor Ramón Gómez de la Serna —correspondiente al actual edificio de la Junta— leventada sobre el antiguo Convento de San Antonio de Padua y que sería después demolida.

Entre las imágenes más sorprendentes una irreconocible calle de la Plata, otra de la bajada de la Canaleja y las que captan el estado de iglesias como la de San Pedro de Los Picos, San Martín y San Lorenzo. Artigas captó La Trinidad y San Juan de los Caballeros con sus atrios cegados —una práctica habitual en la época para aprovechar espacios interiores—, un ‘tapón’ que, curiosamente, sirvió para preservar los capiteles y que llegaran a nuestros días con un aceptable estado de conservación.

Ruiz destaca también otra fotografía del Monasterio de Santa María del Parral, tomada desde las rocas, donde se aprecian los cuatro claustros que tuvo el recinto y la que muestra el antiguo convento del Carmen Calzado, el último construído en Segovia, destruído en pleno siglo XX, y donde se levantaron las oficinas principales de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia. 

Plaza de la Artillería. Parador y corralón donde, años después, pararían los 'coches de línea' de La Serrana.Plaza de la Artillería. Parador y corralón donde, años después, pararían los 'coches de línea' de La Serrana. - Foto: Pelayo Artigas/Academia de San Quirce

Del Acueducto y su entorno, Artigas toma varias imágenes; una de ellas desde el Postigo, donde se aprecia la espadaña del Convento de San Francisco; o los postes del tendido eléctrico apoyados sobre los pilares del monumento y los cables a la vista, atravesándolo. También está la que muestra el caserío de la Plaza Oriental, con el ‘parador’ y el corralón donde, años después, pararían los ‘coches de línea’ de La Serrana con destino a los pueblos.

Pelayo Artigas (1875-1933)
De padres catalanes, Pelayo Artigas nació en El Escorial. Estudió en la Universidad Central, donde se doctoró con brillantez en Ciencias Físico- Matemáticas (1899). De inmediato, y hasta 1911 enseñó su disciplina en Segovia a los aspirantes al ingreso en la Academia de Artillería. En ese año obtuvo, por oposición, la cátedra de Matemáticas del Instituto General y Técnico de Soria, del que llegaría a ser vicedirector y en el que ejercería el resto de su vida. Su especial relación con las villas medievales de Ayllón (Segovia) y San Esteban de Gormaz (Soria) orientó gran parte de su vida y muchos de sus trabajos, de ahí que la primera le nombrara cronista y la segunda Hijo Adoptivo.
Socio fundador de la Sociedad Matemática Española, fue correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de las Bellas Artes de San Fernando. También fue concejal del Ayuntamiento de Soria a comienzos de la II República.     Siendo miembro de la corporación soriana, le sorprendió la muerte, tras una rápida enfermedad, el 24 de mayo de 1933.   De él partió la propuesta de convertir a Machado en hijo adoptivo de la ciudad de Soria (1932), diez años después de fracasar en la absurda, aunque bien intencionada, cruzada de cambiarle el nombre a la provincia por el más heroico y simbólico de Numancia.

 

Calle Marqués del Arco o de 'Los Leones', con el enlosado de la Catedral.Calle Marqués del Arco o de 'Los Leones', con el enlosado de la Catedral. - Foto: Pelayo Artigas/Academia de San Quirce