Que en menos de una semana hayan sido detenidas en un mismo barrio cuatro personas en dos operaciones distintas contra el trárfico de cocaína es un hecho excepcional en Segovia. Sin embargo, en San José –donde se han producido estas intervenciones policiales– están acostumbrados al menudeo. «Incluso a plena luz del día», relata la presidenta de la asociación de vecinos, Teresa Ruano. «No se cortan un pelo. En la misma plaza de San José, en cualquier lado hacen el intercambio sin ningún miramiento», añade en conversación con esta redacción.
No consta o al menos no ha trascendido que se llegara a ejecutar ninguna compraventa en esos dos episodios de hace dos semanas que permitieron incautar algo más de 600 gramos de cocaína. En el caso del primero, agentes de la Policía Nacional que se encontraban en San José se extrañaron del modo en que circulaba un coche. Al percatarse de la presencia policial, sus dos ocupantes –dos hombres de 35 y 37 años de Fuenlabrada y San Fernando de Henares– huyeron a pie pero acabaron siendo arrestados. En el vehículo llevaban medio kilo de cocaína y ya han ingresado en prisión provisional.
El mismo destino que tienen reservado otros dos hombres de 50 y 30 años –en este caso residentes en Segovia– que fueron cazados con 108 gramos de cocaína. La Policía averiguó que se estaba empleando un vehículo para transportar sustancias estupefacientes desde Valladolid a Segovia, y consiguió darle el alto en San José a pesar de las medidas de seguridad que tomaban sus ocupantes, que daban varias vueltas al salir de las rotondas para comprobar si estaban siendo objeto de un seguimiento.
La concejala de Seguridad, Raquel de Frutos, pone el acento en que «se ha detectado aquí, pero toda la organización era de fuera y se llevaba tiempo rastreando», y niega que San José sea un punto conflictivo. «No me han transmitido que haya un aumento de la inseguridad. Siempre se ha hablado más del menudeo en San Millán», señala. Sin embargo, la asociación de vecinos ha notado que las restricciones a la movilidad y a la vida social derivadas de la pandemia han provocado un incremento de las visitas a los ‘narcopisos’ que también hay en el barrio. «La gente mayor no se involucra mucho [en denunciarlo] y lo entiendo. Al final tienes miedo. Vives en un bloque en el que están trafullando (sic) con droga y en España somos así de listos que das un aviso por drogas y te piden el nombre y el apellido. En cualquier otro país incluso se premia esto», se queja Ruano.
Las protestas de los vecinos propiciaron que «hay más movimiento de Policía», pero tampoco faltan las peleas. «Esto lleva aparejado todo. Que si tú me pagas, que si tú me debes… Como en todos los lados. Y si les dices algo, te increpan», revela la presidenta de la asociación de vecinos, que pide más presencia policial todavía: «Si pasan, se cortarán un poco de hacerlo en plena calle y a ojos de todo el mundo. Si vas deprisa y ves a la Guardia Civil, aflojas. Pues esto es lo mismo».