El Reino Unido deja de ser miembro de la Unión Europea

Guillermo Ximenis (EFE)
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Los británicos se dividen entre el júbilo y la tristeza, representando la imagen de la crisis política que vive el país desde 2016 y poniendo fin a 47 años de pertenencia al bloque comunitario

El Reino Unido deja de ser miembro de la Unión Europea - Foto: HENRY NICHOLLS

Con una mezcla de manifestaciones de júbilo y de tristeza, el Reino Unido puso fin esta medianoche a 47 años de pertenencia a la Unión Europea (UE) y se adentró en un incierto periodo de transición de 11 meses en el que debe negociar una nueva relación con el bloque comunitario.

Tres años y medio después del referéndum en el que el 51,9% de los votantes optaron por el Brexit, el primer ministro, el conservador Boris Johnson, proclamó en un discurso el "amanecer de una nueva era" en la que espera cerrar las heridas abiertas en la sociedad británica.

La división que ha dejado una crisis política que domina la actualidad en el país desde 2016 se hizo palpable en las horas previas a la ruptura, en las que las celebraciones de los euroescépticos convivieron con silenciosas vigilias de aquellos que lamentan la ruptura.

"Para mucha gente este es un extraordinario momento de esperanza, un momento que pensaban que nunca llegaría. Hay muchos, por supuesto, que tienen una sensación de ansiedad y pérdida", admitió Johnson, que recalcó que el Brexit es el camino "democrático" a seguir y su Gobierno ha "obedecido" a la mayoría.

 

Noche de celebraciones

El primer ministro quiso señalar la histórica jornada con unos festejos sobrios, resaltando que ha cumplido el objetivo con el que obtuvo la mayoría absoluta en las urnas, pero sin exagerar su entusiasmo, dada la preocupación que genera el Brexit en una parte de la ciudadanía británica y en los 27 países restantes de la UE.

Un reloj proyectado en la fachada de Downing Street, su residencia oficial, escenificó la cuenta atrás hacia el divorcio, mientras que los edificios gubernamentales se tiñeron de azul, rojo y blanco, los colores de la bandera británica, omnipresente en el palacio de Westminster y las calles adyacentes.

La fiesta organizada por el antiguo líder del Partido del Brexit Nigel Farage frente al Parlamento fue menos comedida y los asistentes desbordaron alegría entre pancartas con mensajes como "bye, bye Europa" y "feliz día de la independencia".

Entrada la noche, hubo celebraciones más discretas. Políticos y empresarios euroescépticos estaban invitados a un evento de etiqueta en un exclusivo club del barrio de Mayfair. También a una velada en la mansión de Chelsea del millonario Jon Moynihan, que presidió el comité financiero de la campaña a favor del Brexit antes del referéndum.

 

Decepción entre los eurófilos

En Escocia e Irlanda del Norte, regiones donde la permanencia en la UE se impuso en el plebiscito de 2016, se multiplicaron las muestras de decepción por la salida definitiva de la Unión.

La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, reiteró su demanda de una nueva consulta sobre la independencia del Reino Unido, mientras que en la frontera entre las dos Irlandas decenas de manifestantes protestaron contra el Brexit y advirtieron a Londres de que "la lucha continúa".

También hubo muestras de desconsuelo en Inglaterra. Sobre los blancos acantilados de Dover, frente a la costa francesa, se proyectó el testimonio de dos veteranos británicos de la Segunda Guerra Mundial que expresaron su desaliento ante el alejamiento del Reino Unido del resto de Europa.