El trabajo hecho vocación

Nacho Sáez
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Siempre quisieron ser guardias civiles y alimentan día a día su compromiso con el cuerpo. José Manuel Llorente, Pablo Martínez e Iván García, que serán condecorados este 12 de octub, ejemplifican el orgullo que supone vestir el uniforme.

El ambiente que se respira en el cuartel de la Guardia Civil ante la celebración de la fiesta de su patrona, la Virgen del Pilar, no tiene nada que ver ahora con el que se vivía hace un año. Doce meses atrás todos los actos fueron suspendidos por la situación que había en Cataluña. Hoy los trabajadores de la Comandancia han recuperado la alegría y las ganas de reunirse con los suyos para festejar el Pilar y algunos de ellos serán condecorados por su trayectoria o servicios.

Es el caso de los agentes José Manuel Llorente Escobar, Iván García Villarreal y Pablo Martínez Gil, guardias civiles de vocación que alimentan cada día su orgullo por pertenecer a este cuerpo desde el Destacamento de Tráfico de Segovia, el departamento de Seguridad Ciudadana del Puesto de Sacramenia y desde la Unidad Orgánica de Policía Judicial, respectivamente.

«Con 16 años para 17 ingresé en el colegio de guardias jóvenes de Valdemoro y hasta hoy», explica el más veterano de los tres, Llorente Escobar, que realiza una labor que considera que está volcada en colaborar con los ciudadanos. Alejado del estereotipo de agente ‘ponemultas’, es un enamorado de su profesión por la posibilidad que le ofrece de «ayudar a una persona que ha sufrido un accidente o que no sabe cambiar una rueda», según asegura. Tras 32 años en activo, en los que ha pasado por multitud de visicitudes, según admite, le ha llegado el momento de recibir una medalla por su entrega y servicio incondicional. 

Los mandos también han querido reconocer la trayectoria de Iván García Villarreal a pesar de su juventud. Su compromiso con el medio rural es indudable si se atiende a que pasó por Coca antes de instalarse en el Puesto de Sacramenia –donde lleva desde 2010– y sobre todo al entusiasmo con el que cuenta las situaciones que vive en el día a día. Desde Sacramenia prestan servicio a otras diez localidades –en total a unos 2.000 vecinos– y él da fe de la buena imagen que tiene la Guardia Civil entre la población. «Cada vez hay menos gente en los pueblos, pero nos siguen necesitando y nos aprecian. No le digas a un vecino que le van a quitar el cuartel», subraya este vallisoletano que siempre recibe la visita de su familia cuando llega El Pilar.

En Sacramenia se celebra con una misa y un vino español en el puesto. Mientras, en Segovia capital, después del acto institucional, es habitual que se reúnan compañeros y amigos para comer. Es el plan del agente de la Oficina Orgánica de Policía Judicial Pablo Martínez Gil, que además se encuentra lejos de casa. Este gallego será condecorado por su participación en la operación ‘Parcero’, que permitió en 2016 desarticular una organización criminal dedicada al tráfico de drogas. «Estuvimos trabajando en la operación durante un año y medio. La constancia y el trabajo en equipo son fundamentales porque echamos muchas horas. Por ejemplo, tenemos que estar disponibles en el teléfono móvil las 24 horas del día y prácticamente los 365 días al año», cuenta.

Las experiencias de José Manuel, Iván, Pablo y de todos los que serán condecorados en este 12 de octubre son el orgullo de un cuerpo que, un año después, puede volver a celebrar su inquebrantable sentimiento de pertenencia como lo ha hecho durante toda su historia.