Camiones sin volante

Sergio Arribas
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Faltan 'chóferes' en el sector del transporte, también en Segovia, donde la media de edad de los camioneros supera los 50 años. «Estamos en un momento difícil, hay que hacer algo», lamentan desde la asociación segoviana de transportistas.

Camiones aparcados en el polígono industrial. - Foto: Rosa Blanco

«Esto te tiene que gustar, porque, de lo contrario, no lo aguantas». Lo confiesa el segoviano Víctor Olombrada, de 35 años, al volante de un tráiler que transporta pienso a granjas de cerdos. Está en el mundo del transporte por vocación y tradición familiar, acostumbrado desde pequeño a la cabina del camión, herramienta de trabajo de su padre. Es el caso también de Luis Miguel Sanz, de 39 años, que también abrazó la profesión como conductor de grandes camiones con remolque para seguir la estela de su padre, Luis, quien, a punto de alcanzar la edad de jubilación, con más de 40 años de experiencia al volante, asegura: «entiendo que nadie se quiera dedicar a esto». 

Al veterano camionero de Cuéllar no le extraña el dato de que en España falten del orden de 15.000 conductores, según la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España. Las asociaciones profesionales sitúan la demanda de conductores profesionales en Castilla y León en unos 1.500. 

De hecho, para paliar la escasez de profesionales, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente ha firmado con empresas de transporte y autoescuelas un protocolo de colaboración para promocionar la formación de conductores cualificados para emplearse en el sector del transporte por carretera. La Junta financiará hasta el 75% del coste de obtención de permisos C y C+E y del certificado de aptitud profesional acreditativo. 

Luis Sanz y su hijo Luis Miguel, de Cuéllar.Luis Sanz y su hijo Luis Miguel, de Cuéllar. - Foto: D.S.

Faltan camioneros y los que hay tienen, en su mayoría, una edad más que madura. Víctor y Luis Miguel, ambos treintañeros, representan la excepción.  «En Segovia también faltan camioneros. El problema también es que se ha roto la vocación y eso se traduce en que la media de edad de los camioneros en Segovia supera los 50 años», afirma el presidente de la Asociación Segovia de Empresas del Transporte (Asetra), Juan Andrés Saiz Garrido.

No son pocos los conductores y transportistas que siguen al volante en Segovia al superar los 65 años; especialmente de los que operan como autónomos, que, al amparo de la figura de la jubilación activa, llegan a «aguantar» al volante hasta los 70 años. «En este sector tenemos una media de edad alta cuando en la mayoría de las profesiones se rejuvenecen y hay un montón de savia nueva (…) Estamos en un momento difícil, se ha encendido la luz de alarma en el sentido de que tenemos que hacer algo», afirma Saiz Garrido, al frente de una asociación que agrupa a unas 400 empresas de transporte, de ellas unas 350 de mercancías y el resto de viajeros.

«Que sea atractiva». El reto de la agrupación pasa por «hacer atractiva» la profesión y para ello, según su presidente, ya se han embarcado, de la mano de la oficina de Empleo (Ecyl), en coordinar unos cursos específicos y una bolsa de empleo. «No hay camioneros ni camioneras, hubo un momento en que se incorporaron al sector algunas mujeres, pero luego ha habido un frenazo», añade Saiz Garrido, quien insiste en el objetivo de lograr que la profesión sea atractiva, en su contexto laboral y económico. 

Víctor Olombrada con su padre Gonzalo.Víctor Olombrada con su padre Gonzalo. - Foto: D.S.

«Ojalá –añade— se estabilizara el sector, desapareciera la pandemia y hubiera una situación de menos incertidumbre para planificar las empresas, tanto de mercancías como conductores de autobuses, que también escasean».

La población migrante se acoge al empleo vacante y está tirando del sector, especialmente procedentes de países latinos y del este de Europa, como rumanos, búlgaros y polacos, mientras que no se da el fenómeno de que conductores segovianos hayan migrado al extranjero en busca de mejores condiciones laborales. 

Cambio sociológico. Saiz Garrido no cree que el salario suponga un obstáculo para la incorporación de jóvenes conductores en el transporte por carretera. «Hay unos convenios que regulan los sueldos, aunque por encima hay una relación de oferta y demanda», agrega. A su juicio, el mayor impedimento responde a un «cambio sociológico», que no solo afecta al sector del transporte.

«La gente joven prioriza la calidad de vida, aunque gane menos dinero. Quiere echar menos horas y me parece normal, tener fines de semana libres para disfrutar de la familia o amigos y hoy afloran unos hobbys que antes no lo hacían», afirma el presidente de Asetra, que reivindica la palabra «camionero o camionera» aunque «a veces se utilice de forma peyorativa». 

No se trata, en suma, de una profesión atractiva para los jóvenes y aunque la conducción está regulada, con periodos de conducción y descanso, no deja de ser un trabajo «sacrificado» que obliga, en no pocos casos, a vivir semanas enteras fuera de casa, sin contacto con la familia. 

¿De dónde pueden venir los nuevos conductores? La principal autoescuela que tenía el país era el Ejército y así muchos jóvenes segovianos aprovechaban el servicio militar para obtener los permisos de conducir de camiones y autobuses. «Eso ha desaparecido —añade el presidente de Asetra—, además de que a los conductores profesionales se nos exige un curso de aptitud profesional además del permiso cualificado para estos vehículos (…) hay un proyecto para incluir en la formación de FP la categoría de transportista. Toda esa cualificación dignifica la profesión, pero frena la incorporación de nuevos profesionales».

«Este déficit está frenando el desarrollo de las empresas». La foto fija del sector en Segovia está marcada por la falta de conductores. «Hay empresas que tienen vehículos parados por falta de conductor y otras que crecerían algo más si hubiera profesionales porque superado lo peor de la pandemia se nota más actividad en construcción y en el transporte de mercancías», explica el presidente de Asetra, Juan Andrés Saiz Garrido. 

«El déficit de conductores está frenando el desarrollo de algunas empresas que podrían ampliar su flota y su nómina de personal», añade Sáiz Garrido, quien, por otra parte, explica que el transporte de viajeros, tanto de transporte regular como discrecional, «sigue sin levantar el vuelo». Estas empresas se sostienen, según explica el presidente, gracias a las rutas de transporte escolar, aunque «con eso no es suficiente para que muchas puedan sostenerse», afirma.

Luis Sanz y su hijo Luis Miguel · 64 Y 39 años: «En este sector no tienes tiempo para hobbys». No acierta a precisar el tiempo que lleva como profesional del volante. «Es toda la vida, no se si llevaré más de 40 años», afirma Luis Sanz, al frente de la empresa familiar 'Operador Logístico Luis Sanz S.L. Luis y su hijo Luis Miguel, de 39 años, trabajan 'codo con codo' desde hace 18 años. Hoy cuentan con dos cabezas tractoras y cuatro remolques diferentes para el transporte de todo tipo de mercancías.

El 50% de la actividad de su empresa de transporte se relaciona con clientes que busca a través de internet, en la plataforma wtransnet. Herederos de una saga familiar vinculada al sector — «mi padre ya tenía el carné de camión en 1944»—, Luis comprende el déficit de profesionales del transporte. «Claro que lo entiendo, no lo quiere nadie. No nos respetan (…) es vergonzoso lo que hacen con nosotros», dice el veterano transportista que pone el foco en las grandes superficies y fábricas. 

«Tenemos tacógrafos para controlar la velocidad y descansos. Si no existieran, esto sería una selva. Nosotros lo sabemos, y los agentes de la Guardia Civil también, pero no muchos cargadores. Cuando te dan los albaranes te pone, por ejemplo, la hora de entrega a las 7 en Granollers. ¡No se dan cuenta que hay que hacer descansos!, ¡que no pueden poner esas horas de llegada! y les dices algo y te dicen que no cargues».

Luis cita otros problemas del sector, como la morosidad. «Tienes que estar 3 ó 4 meses liado para cobrar un viaje de 500 euros», afirma el empresario autónomo, que aclara que es falso que los chóferes del transporte cobren salarios altos. «Puede que un chófer llegue a cobrar 1.800 o 2.000 euros, pero es que de ahí tiene que quitar muchos gastos, entre ellos la comida», afirma Luis, que no quiere jubilarse, pese a que podría hacerlo ya en marzo del próximo año. 

«No se hacer otra cosa y tengo que vivir de ello. Nunca he estado en casa. Tengo 64 años y en marzo toca la jubilación. Pero creo que apostaré por la jubilación activa o por una fórmula parecida. En este sector no tienes tiempo para tener hobbys, trabajas siempre, todo el tiempo (…) mi mujer terminó por acostumbrarse y de hecho no me acuerdo como eran mis hijos de pequeños. Casi todas las semanas me las pasaba fuera de casa y ahora también», afirma Luis, preocupado, también por el progresivo incremento del precio de combustible y el hecho que graven con impuestos el paso por autovías.

Víctor Olombrada · 35 años. «Te tiene que gustar la profesión porque sino no lo aguantas». A sus 35 años, Víctor Olombrada acumula larga experiencia en el transporte pesado por carretera. Se puso por primera vez al volante de un tráiler con 21 años, tomando como espejo a su padre Gonzalo, también transportista. Antes hacía la «ruta nacional», el transporte de mercancías por toda España, aunque hace ya varios años que optó por trayectos más cortos.

Conduce un tráiler con cubeta para llevar pienso a granjas de cerdos de toda Castilla y León. «Esto te tiene que gustar porque sino no lo aguantas. Pasas muchas noches fuera y el trato que recibe el camionero el lamentable. Ahora ya duermo en casa todos los días y el panorama cambia mucho», confiesa Víctor, que resalta la «gran competencia» que existe en el sector. «Tienes que luchar la peseta, hay mucha competencia. Sube el combustible y es muy difícil subir el precio del producto al cliente. Siempre se abarata con el transporte», añade Víctor, que sostiene que desde la crisis de 2008 «se gana menos dinero y se echan más horas».

«Hay trabajo en el sector. Sin embargo, hay muchos intermediarios y no hay suficiente mano de obra porque al camionero no se le paga bien. Al final es un problema de dinero. Coge a un profesional y dale 14 pagas, como se cobraba antes y verás como se monta y coge el volante», añade Víctor, aunque admite que «al final la gente no se mete ni por dinero». «Te tiene que gustar. Y pongo un ejemplo. Llegas a Sevilla, como me ha ocurrido a mí y te dicen que tienes que esperar seis horas para cargar, porque les da la gana. Resulta que al final tardar más en cargar y descargar que en hacer el viaje de regreso a Segovia y el tiempo —dice— siempre es dinero».