¿Han llegado las cenizas del Pontón a nuestros grifos?

Nacho Sáez
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La orilla del pantano del Pontón Alto presenta desde hace semanas un cerco de cenizas procedentes del incendio de La Granja. El Ayuntamiento y la CHD aseguran que ningún contaminante ha llegado al agua de los hogares.

José Blanco, aficionado a pescar en el Pontón, observa el cerco de cenizas. - Foto: Rosa Blanco

Es miércoles y José Blanco pesca despreocupado en el Pontón Alto en compañía de otros cuatro aficionados a este deporte. Sólo les enturbia la jornada, dicen, la normativa que restringe los lugares en los que pueden practicar la captura y suelta –aseguran que no dan muerte–, que les prohibe también utilizar más de una caña por persona y que dentro de unos días cerrará la veda hasta marzo. Sin embargo, el cerco negro que se inicia bajo sus pies  y que recorre toda la orilla situada enfrente del Palacio de Santa Cecilia pasa desapercibido para ellos hasta que el periodista los advierte de cuál es la causa que está detrás. «Las vimos flotando en el agua el otro día», recuerda ahora Roberto Freire, el más joven de estos aficionados a la pesca. Se refiere a las cenizas procedentes del incendio de La Granja de este verano que son visibles a escasos centímetros del agua que llega a los grifos de los hogares de una parte importante de Segovia.

En el rastro que han dejado se distinguen a la perfección pequeñas piñas calcinadas y otros residuos de las especies silvícolas que formaban parte de las alrededor de 400 hectáreas que arrasó el fuego en la Sierra de Guadarrama, en los términos municipales del Real Sitio de San Ildefonso y de Palazuelos de Eresma. El continuo descenso del volumen de agua embalsada ha evidenciado una realidad que no ha podido ser evitada a pesar de los recursos destinados para ello por las administraciones públicas.
Dos helicópteros, cuadrillas helitransportadas, personal técnico y agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León –en colaboración con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente– han trabajado durante varias semanas para evitar arrastres y minimizar los aportes de cenizas y partículas de suelo a los arroyos Carneros y Morete, cuyos caudales abastecen de agua potable a varias localidades de este entorno. 

Lo han intentado mediante la instalación de albarradas de madera en los cauces. «La técnica de extender paja de cereal desde los helicópteros ha demostrado su eficacia en la protección directa del suelo y evitar riesgos erosivos, sobre todo en zonas vulnerables, como son aquellas en que el terreno ha quedado sin cobertura vegetal», destacaba la Junta de Castilla y León a la hora de informar sobre estos trabajos que no han impedido, sin embargo, que las cenizas lleguen «desde hace semanas» al agua del Pontón Alto, tal y como reconoce el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras del Ayuntamiento de Segovia, Miguel Merino.

Piñas y otros restos silvícolas calcinados que han llegado al pantano.Piñas y otros restos silvícolas calcinados que han llegado al pantano. - Foto: Rosa Blanco

Este defiende la gestión realizada en esta cuestión. «Dos o tres días después del incendio tuvimos una reunión y se hizo un análisis sobre plano de la zona quemada y de sus posibles repercusiones. Estudiamos casos parecidos y al final aprobamos un decreto de emergencia con el objetivo de cambiar los equipos de potabilización por otros más modernos para llevar a cabo un tratamiento más eficaz del agua», relata Merino. En concreto, la Junta de Gobierno Local dio luz verde a una inversión  de casi 40.000 euros para la adquisición e instalación de un equipo de dosificación de dióxido de cloro para la Estación Depuradora de Agua Potable (Etap) Rancho del Feo. «El dióxido de cloro mejora los niveles de depuración del agua, eliminando mejor el hierro y el manganeso, lo que hace que sea ya un motivo suficiente para apostar por este nuevo sistema. Pero además se toma esta decisión por una labor preventiva por si llegara el caso de tener que afrontar consecuencias del incendio forestal de la Sierra de Guadarrama en las aguas del embalse del Pontón Alto, que abastece a las zonas bajas de la ciudad», señaló la alcaldesa, Clara Luquero, el pasado 12 de septiembre.

Ese momento al que hacía referencia ha llegado y, sea por la eficacia de la nueva maquinaria o no, las cenizas procedentes del fuego no han llegado a la red de abastecimiento, según sus responsables. «Desde hace dos meses estamos realizando un seguimiento especial de las aguas del Pontón Alto, y hasta la fecha no se ha detectado ninguno de los contaminantes típicos de un incendio», han indicado a El Día de Segovia fuentes de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). Una información que confirma la directora de Explotación y  Gestión en las plantas del Rancho del Feo y Chamberí de Aquona, empresa que gestiona el abastecimiento de agua en Segovia. «En nuestras instalaciones no hemos notado ninguna afección», afirma.

La aparición de las cenizas, desvelada por esta redacción el pasado domingo en su edición digital, ha generado cierta alarma social. Injustificada, en opinión del concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras, que remarca que «no hay motivos para la inquietud». Técnicos municipales han revisado la zona cada tres días y, aunque en las últimas jornadas, ha descendido la intensidad de esa labor, aún se mantiene la vigilancia ante posibles nuevas incidencias. «El propio pantano está ejerciendo de balsa de decantación. Las cenizas se están posando en el fondo y no llegan a las tomas de abastecimiento», apunta Merino, que no obstante destaca que está prevista la realización de análisis complementarios.

Fotografía aérea del Pontón.
Fotografía aérea del Pontón.

José Blanco y Roberto Freire insisten en sus reivindicaciones para que se amplíe la veda mientras continúan pescando ajenos al rastro de la tragedia que dejó el incendio. Un fuego que ha demostrado, según el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras. el acierto de la inversión realizada por el Ayuntamiento. «Algún erudito la criticó y decía que las cenizas nunca iban a llegar hasta el pantano. Ya hemos visto que se equivocó», concluye Merino.