La Fiscalía estudia recurrir las absoluciones de Resurgir

Nacho Sáez
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La Audiencia Provincial, que anuló la mayoría de las escuchas policiales realizadas durante la investigación, ha considerado que no existen pruebas «lícitas» para condenar a los procesados en este golpe contra el tráfico de drogas.

Un miembro de la Usecic de la Guardia Civil de Segovia, delante de uno de los domicilios que fueron registrados en 2019 en la Operación Resurgir. - Foto: Rosa Blanco

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La Subdelegación del Gobierno y la Guardia Civil guardan silencio, pero la sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia sobre la operación antidroga Resurgir ha caído como una bomba. Tras el espectacular dispositivo que desplegó el Instituto Armado en junio de 2019 para llevar a cabo las detenciones, las doce personas que fueron procesadas han quedado absueltas, a la espera de que el fallo sea firme.

La Fiscalía estudia si recurrirlo, según han señalado a esta redacción fuentes del propio Ministerio Público, aunque antes de que se celebrara el juicio ya eran muchos los que vaticinaban una sentencia absolutoria. La razón, la anulación de  la mayoría de las escuchas en las que se basó la operación. Una decisión de la propia Audiencia Provincial previa a la vista oral que ha propiciado que incluso dos acusados que fueron detenidos en la autopista con un kilo de cocaína se encuentren cerca de dejar atrás sin una condena este procedimiento. Un caso con varios personajes que desempeñaban un papel principal.

El ladrón de las coronas de La Fuencisla

B. M. D., condenado en 2014 por el robo de las coronas de la Virgen de la Fuencisla, centró las primeras investigaciones del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil, que estableció vigilancias sobre su domicilio, un ático de nueva construcción en la calle José Zorrilla. Los agentes corroboraron que no tenía  trabajo ni patrimonio y que mantenía un elevado nivel de vida. Además recibía visitas breves en su casa de consumidores habituales de drogas, recorría bares y locales de ocio nocturno de Segovia sin permanecer apenas tiempo en ellos y contaba con un chófer que hacía también labores de ayudante.

El juez instructor autorizó pinchar los teléfonos móviles de ambos y de otras dos personas. Intervenciones a las que siguieron otras con el objetivo de desmantelar esta organización criminal. Sin embargo, la mayoría fueron declaradas después nulas por haber vulnerado el derecho al secreto de las comunicaciones de investigados sobre los que, considera la Audiencia Provincial en su fallo, no existían indicios de delito.

Los seguimientos sobre B. M. D. continuaron hasta que el 25 de junio la Guardia Civil entró en su casa, donde hallaron ocho teléfonos móviles, una balanza de precisión y relojes de alta gama. Pero ningún rastro de drogas. Fue detenido y enviado a prisión provisional. En su sentencia, los magistrados Ignacio Pando, Jesús Marina y María Asunción Remírez concluyen que «existen indicios de que pudiera dedicarse al tráfico ilícito de alguna sustancia estupefaciente, pero excluido el contenido de las conversaciones telefónicas lo que nos queda es insuficiente para afirmar con certeza que se dedicaba a la venta de cocaína. No se interceptó con drogas a ninguna de las personas que supuestamente acudían a su vivienda a adquirirla, ni a él mismo tras una entrevista en Madrid en la que, creen los agentes, se produjo un intercambio a tenor de la actitud nerviosa que mostraba al regresar en autobús a Segovia. 

El supuesto asesino del escayolista

Gracias a las escuchas al ladrón de las coronas de La Fuencisla, la Guardia Civil descubrió al supuesto autor del asesinato de un escayolista de Miranda de Ebro cuyo cadáver fue encontrado a finales de abril de 2019 en el río, en esa localidad burgalesa, con un disparo y con pesos atados para que se ahogara. Según el Instituto Armado, D. D. J. formaba parte de la misma organización criminal dedicada al tráfico de drogas, pero la Audiencia Provincial remarca que sus conversaciones telefónicas no pueden ser usadas como prueba de cargo, «por lo que carecemos de base probatoria para su condena en este caso», según reza la sentencia. No obstante se encuentra en prisión provisional a la espera de la celebración del juicio por asesinato.

Los dos detenidos con un kilo de cocaína

De las doce absoluciones dictadas por la Audiencia Provincial en este caso, seguramente las más inverosímiles son las que tienen que ver con un matrimonio de Madrid que fue interceptado en la autopista AP-61 con un kilo de cocaína en el coche. Se dirigían junto a su hija a Segovia, donde pocas horas después iban a comenzar las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro. Sin embargo, los magistrados tampoco admiten una condena contra ellos por el modo en que se supo que transportaban la droga.

«En el acto del juicio», señala la sentencia, «algunos de los agentes que han comparecido han manifestado que en realidad los controles [de la Guardia Civil en la carretera] se incrementaron por el hecho de que fuesen fiestas y porque por la fecha era de suponer que llegaría algún envío de droga, extremo en el que ha insistido el jefe del grupo». «Sin embargo, lo que otros agentes que participaron en la actividad han reseñado no es tanto que existiesen controles generales más exhaustivos, sino que se estableció un control específico de quienes pudieran actuar como transportistas de la droga [...]». Puesto que se les había detectado a través de las escuchas telefónicas, «existe una conexión de antijuridicidad», según explica la sentencia.  «Su admisión significaría dejar sin efecto la ilicitud de la prueba que llevó a la detención y con ello la vulneración del derecho constitucional al secreto de las comunicaciones y a la intimidad», concluye.

El único condenado en torno a este caso

Los otros ocho acusados también son absueltos por la invalidez de las escuchas telefónicas. No obstante, la Operación Resurgir sí que ha conseguido una condena. La de un miembro de la banda que fue pillado en el aeropuerto de Barajas, de regreso de Colombia, con once kilos de cocaína en dobles fondos de una maleta. Pero este fue juzgado en Madrid.