Relevo generacional en la educación

A.M.
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Javier López Escobar se jubila de profesor de Secundaria al mismo tiempo que su hija aprueba una oposición y consigue plaza en Utrera (Sevilla)

Javier López Escobar Anguiano - Foto: Rosa Blanco

En estos días de sentimientos a flor de piel, si hay algo que le cause especial emoción a Javier López Escobar Anguiano es que su jubilación como profesor de Biología y Geología del Instituto Ezequiel González, de Segovia, a los 60 años, coincida con la llegada a las aulas de su hija, Beatriz López Escobar Rituerto, de 35 años, que se ha incorporado para impartir la misma asignatura en un centro de secundaria de Utrera (Sevilla), tras aprobar la oposición.  Un relevo generacional que le hace feliz. 

López Escobar, que fue delegado territorial de la Junta de Castilla y León, durante ocho años,  dando otro relevo, en esta ocasión a su amigo José Mazarías, explica que una de las motivaciones que más justifican dejar su trabajo en este momento, después de 33 años de servicio en educación, es porque es consciente de que llega toda una generación detrás y por ello, ha elegido la fecha del 1 de septiembre para despedirse con el fin de dejar un año completo y que quien se incorpore tenga una expectativa de trabajo de todo un año, «porque ser interino es duro y esto te da perspectiva y tranquilidad».  Sin embargo hay una espina clavada y es que entró en el ‘Ezequiel González’ con la esperanza de poder impartir clase en el nuevo instituto de San Lorenzo,  previsto para el curso 2020-2021, pero no ha sido posible porque las obras se encuentran paralizadas después de que la constructora dejara la obra. 

Tras realizar el doctorado y dedicarse unos años a la investigación, Beatriz López Escobar, casada, con tres hijos, retomó una de las vías que siempre le llamaron la atención:  la educación. Con la realización del Máster Universitario en Profesorado en Enseñanza Secundaria (MAES) se dispuso a entrar de lleno en el mundo de la docencia, aprobando la oposición.

Beatriz López-Escobar RituertoBeatriz López-Escobar Rituerto - Foto: D.S.A Javier López Escobar, que se licenció en Biología  «pero sin vocación docente», afirma,  le resulta difícil explicar porqué se jubila: «No tengo esa sensación de haber agotado nada, sí de dejar algo en lo que he sido muy feliz, para pasar a algo que todavía no puedo concretar, pero no me he aferrado nunca a los puestos, es el sino de mi vida, estoy abierto a todo, aunque no es lo mismo a los 21 años que a los 60,  aún no sé lo que quiero ser de mayor, bromeo con eso, pero va en serio…», aclara. 

Trabajó en una empresa cuyo responsable dejo de pagar a la plantilla y, junto con algunos de sus compañeros, montó una sociedad propia del sector de la informática dedicada a grabar informes especiales para una consultora madrileña. Terminado el contrato, preparó unas oposiciones para la docencia, lo que también le viene de familia, su madre, Graci Anguiano, fue maestra y su padre, Ángel López-Escobar, militar, licenciado en Química y doctor ingeniero de Armamento.  El ya exprofesor sostiene que «posiblemente, la docencia, sea una de las profesiones más agradecidas que hay porque recibes inmediatamente en los alumnos el premio a tu esfuerzo, también es una de las más incomprendidas y discutidas, a veces, pero no me afecta, ha sido extraordinario el trato con los compañeros y los alumnos, sobre todo estos últimos años en el ‘Ezequiel González’, con un equipo docente magnífico, en unas circunstancias muy complicadas y con un centro de pasillos y escaleras estrechas que dificultaba mantener las medidas sanitarias, con jóvenes de 14 a 18 años».

En cuanto a los consejos que pueda dar a su hija, el primer mensaje a sido que disfrute de su trabajo y, «si se deja, iré orientándole en aspectos concretos, le he dicho que conozca a la gente, al instituto, que esté atenta en la reunión del departamento al reparto de los grupos, he sido muy feliz dando los Programas de Mejora del Aprendizaje y del Rendimiento (Pemar) y FP Básica que es complicadísima pero me reconforta, que elija bien y que tire para adelante, está muy capacitada es muy buena».

¿Y ahora, a qué se dedicará a quien su madre le dijo que no aguantaba quieto más de cuatro años en un sitio?. López Escobar confiesa que le gusta la política, el servicio público, no renuncia a ello, sí a los cargos. «Tengo disponibilidad, pero los proyectos en política dependen de otros y tengo amplia resistencia a la frustración, si sale, bien; y si no, también».  Mientras tanto se encarga de llevar un blog de cocina con recetas de su esposa,  lo que le ha tenido 15 días de cabeza hasta que encontró y eliminó un código que se coló en 8.000 líneas, también le apasiona la fotografía y, por supuesto, sus tres nietos. 

 

«Más que la nota de la oposición, me mueve el orgullo de mi padre por lo que hago»

Beatriz López-Escobar Rituerto reconoce que la docencia «era como una especie de vía que siempre estuvo ahí, no sé si por el reflejo, no solo de mi padre sino de más familia, en un inicio tomé una vía diferente, en investigación y, una vez que llegué hasta el doctorado, la necesidad de una conciliación familiar más real me hizo retomar esa otra vía que siempre había tenido presente y luché por ella».

Si algo ha podido sacar en positivo de la pandemia de Covid-19, que tuvo ingresado a su padre en el Hospital General,  ha sido el aplazamiento de las oposiciones, lo que le permitió tener más tiempo para prepararlas,  porque era la primera vez que lo hacía,  que se trasladaron a este año, 2021. «Parece que se han alineado los astros para que ocurra toda a la vez, y así, cuando mi padre ha salido de la plantilla de profesores, me he incorporado en otra comunidad pero al mismo tiempo que él se ha ido», explica. 

Le emociona que sus padres se sientan orgullosos de ella, «supone mucho, más que cualquier otra cosa, más que una nota de oposición o cualquier otro éxito,  mi padre lo demuestra con sus palabras cuando habla de que le parece que cede un testigo, además de que reflejan que confía en mi y de que pueda hacerlo bien». 

Con la mirada de quien acaba de llegar,  Beatriz López Escobar ve el panorama educativo “con una incertidumbre enorme, por supuesto con ilusión de lo que pueda aportar y hacer  pero aún no percibo bien qué puedo encontrarme, porque son momentos de adaptación a cambios y esperando que sea a mejor, de mi parte pondré lo que sea necesaria», asegura la profesora. 

De momento reconoce que «el aterrizaje ha sido suave, ahora nos incorporamos los nuevos profesores, los centros se encuentran sumergidos en evaluaciones de septiembre, en recuperaciones, pero hay un ambiente muy cálido, nos recibió el equipo directivo al completo, nos han presentado a los compañeros, ahora trabajamos presencial y telemático». La primera tarea es aprender a manejar toda la informatización que se tiene ahora en la educación, las aplicaciones que se utilizan en evaluación, además de tratar de ponerse al día para que el contacto con el alumnado no le sorprenda desprevenida, en un par de semanas.