"Los médicos hemos llorado sin cámaras delante"

A.M.
-

Enrique Guilabert, elegido tesorero del Consejo General de Colegios de Médicos de España, hace balancede sus ocho años al frente de la organización en Segovia, marcados a fuego por la pandemia

Enrique Guilabert - Foto: Rosa Blanco

Tras ser elegido tesorero y miembro de la permanente del Consejo General de Médicos de España,  Enrique Guilabert Pérez (Madrid, 1955), médico del Centro de Salud de Sepúlveda,  abandona la presidencia del Colegio de Segovia, después de ocho años de mandato con un equipo que valora y del que destaca su capacidad de trabajo, que previsiblemente mantentrá una línea de continuidad, con una candidatura que encabeza el actual vicepresidente segundo Graciliano Estrada, entrando en su puesto actual María Cornide Santos

Con un balance prolijo de actividades, incluida la apertura de una nueva sede, dotada de las últimas tecnologías, este médico que ejerce en La Matilla y que se considera  hijo de la capital de la gacería, Cantalejo, donde se pule sierte [se siente feliz],  el año de la pandemia ha terminando marcando su gestión a fuego.  La aparición de la cepa agresiva de un virus, de cuyo contagio no se escaparon muchos profesionales, incluido él, que aún sigue dejando fallecidos y afectados, afrontándola con desconocimiento y sin tratamientos específicos,  viendo irse a pacientes entre sus manos, les creó angustia, miedo, ansiedad y tristeza. Ello unido a que se ha registrado un distanciamiento con la consejera de Sanidad, Verónica Casado,  que había llegado a tener una buena vinculación con el Colegio, pero con la que tuvo discrepancias por la gestión de la pandemia en Segovia, escasa de infraestructuras sanitarias. Fue la voz crítica. 

«A veces no hemos podido llegar, muchos hemos llorado sin las cámaras delante [en alusión a Casado, cuado rompió a llorar en una intervención en las Cortes, al acordarse de sus compañeros fallecidos], nos hemos llevado a casa la rabia y la impotencia de no haber podido prestar la ayuda que se requería por esas imposibilidades» 

Guilabert echa de menos más diálogo de los profesionales con los gestores, entendiendo que deben ir más de la mano porque, en su opinión, «los dos buscamos lo mismo, una adecuación a la mejor forma de prestar asistencia sanitaria,  pero con la consejera se ha perdido mucho, ha habido un claro distanciamiento, no se ha contado con nosotros en las decisiones».

La huella de la covid-19 es imborrable, reconoce Guilabert, «lo peor que se puede vivir en nuestra carrera profesional» y que, además, ha dejado formas de trabajar que han llegado para quedarse.

Lamenta que haya fractura en la relación médico-paciente, donde la consulta se resuelva a través del teléfono, aunque aprecia aspectos positivos, como que se regularice la frecuentación de los pacientes al médico y que, al no poder prestar atención en todos los municipios «habrá que ir pensando en que sea necesario una concentración de puntos de asistencia ordinaria». Lo conoce bien porque ha coordinado el  Estudio de Demografía Médica de Castilla y León que Segovia, en diez años, se van a jubilar 270 médicos, con escasas posibilidades de relevo, y que es la provincia de la Comunidad con menos médicos activos (395).   

Buen conversador, se extiende cuando habla de las actividades desarrolladas en Segovia con «un equipo sólido, muy unido, haciendo cosas que otros colegios con más recursos no han llevado a cabo», y se entristece al recordar su «marcha de presidente de una provincia donde creo que tenemos unos profesionales magníficos, un nivel de competencia fantástica y una vocación como pocos, lo que se demuestra viviendo situaciones extremas, ahí te das cuenta del valor que tenemos». 

El ya expresidente colegial resumiría estos años dando varios titulares: «Estamos para defender a la profesión pero también a los ciudadanos», «nos exigimos un plus a través del código de deontología», «creemos que la Administración sanitaria tiene un debe con Segovia» y «hemos conseguido que un colegio pequeño sea grande». Es más, quiere que la Plaza de Los Regidores, donde se encuentra la sede, pase a llamarse de Los Médicos, en homenaje a todo el colectivo. Se lo ha pedido a la alcaldesa, Clara Luquero.

La formación, ahora a través de streaming,  la comisión de deontología, la creación de la primera oficina de Castilla yLeón para asesorar a los profesionales que participan en cooperación internacional o la denuncia de falta de medios y otras carencias, han ido marcando el trabajo. Hasta que llegó la pandemia, que ha impedido, entre otros actos, celebrar el 125 aniversario de la institución en la que ahora se queda como colegiado.