Casa de los Picos: fin de la huelga pero no de la 'lucha'

Sergio Arribas
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Los alumnos del bachillerato de Artes abandonan la huelga indefinida y regresan a las clases, aunque mantendrán las movilizaciones para reclamar el horario matinal, al que se matricularon.

Una de las últimas concentraciones de protesta de los estudiantes, junto a la Casa de los Picos, para reclamar el horario matinal de sus clases. - Foto: D.S.

«No veo voluntad de diálogo». Con impotencia y cierta resignación se expresa el director de la Escuela de Arte y Superior de Diseño ‘Casa de los Picos’, Alberto Albarrán, ante la «cerrazón» de la Consejería de Educación  de buscar otro emplazamiento para sus alumnos de primer curso de Bachillerato de Artes, obligados a recibir sus clases en horario de tarde fuera de la sede de la Escuela.

Los estudiantes protagonizaron una huelga indefinida como símbolo de protesta, aunque la dejaron aparcada este martes y regresaron a las clases, en el IES Mariano Quintanilla, escenario de su exilio, para no perder más horas de docencia.  Sin embargo, la medida no supone el fin de la lucha. Este viernes protagonizaron otra concentración frente a la Dirección Provincial. Una portavoz de los padres y madres de los estudiantes, Sonia Olbiol, argumenta en el fin de la huelga en que «no pueden perder el curso y han vuelto a las aulas. Pero vamos a seguir luchando para que nuestros hijos vuelvan a clase en condiciones adecuadas», comenta.

Educación prefiere guardar silencio, no da su brazo a torcer y se mantiene firme en su decisión de que, ante la falta de espacio de la Casa de los Picos, donde han sido impuestas las medidas anti-COVID de distancia de seguridad en las aulas, parte del alumnado reciba la docencia en cuatro aulas del Quintanilla; desatendiendo las peticiones del equipo directivo y los padres de buscar el ‘realojo’ en otros edificios cercanos a la Escuela.

El centro acoge alrededor de 250 alumnos, entre los tres cursos de primero y otros tantos de segundo de bachillerato de Artes, además de otras enseñanzas. Para cursar el bachillerato de Artes, la Casa de los Picos suele admitir cada año unos 75 estudiantes de primer curso, en tres grupos de 25 por clase. Ya en julio Albarrán dirigió un informe a Educación en el que alertaba de que, en caso de que se imponga la distancia mínima entre el alumnado de 1,5 metros en las clases, la Casa de los Picos —donde las aulas «son muy pequeñas»— no podría cumplir con la medida.  Ya entonces, el director planteó la búsqueda de otros espacios, como el Palacio de Quintanar, Magisterio, el Seminario, La Alhóndiga o el Palacio de Mansilla. 

El 2 de septiembre se hizo pública la obligación de la distancia de seguridad y Albarrán insistió en que las aulas para enseñanzas obligatorias de bachillerato acogían a 25 alumnos y, con la medida anti-COVID, su capacidad se reducía a 12 estudiantes. Educación planteó trasladar las clases de bachillerato al horario de tarde, algo que «tampoco era posible en la Escuela, porque aquí también tenemos enseñanzas por la tarde». 

«Lo veía mal y dimití». Ante el urgente requerimiento de la Dirección Provincial de Educación, que ofreció el uso de cuatro aulas del IES Mariano Quintanilla en horario de tarde, Albarrán trazó un posible traslado de los alumnos de primero, los más numerosos, en la idea de ‘desdoblar’ el segundo curso —pasar de tres grupos a cuatro— para que éstos se mantuvieran en la Escuela por la mañana.
No obstante, el director terminó por desechar esta solución. «Lo veía bastante mal y presenté mi dimisión, que no fue aceptada», dice Albarrán. «Solo nos dieron la opción del Mariano Quintanilla por la tarde y yo no estoy nada de acuerdo, porque creo que hay muchos perjuicios para los alumnos y alternativas que no se han explorado», añade. En este sentido, Albarrán cita como el Ayuntamiento ha ofrecido la Casa Joven, mientras el Obispado no tendría inconveniente a ceder aulas del Seminario e «incluso —añade— se podría hablar con la UVa para que cediera el edificio del antiguo Magisterio».

Los alumnos, con el apoyo de padres y profesores, iniciaron una campaña de movilizaciones de protesta. Han protagonizado concentraciones ante la Dirección Provincial, la Casa de los Picos y el Mariano Quintanila, también en el Azoguejo; y el lunes 28 de septiembre iniciaron una huelga indefinida que ahora han aparcado. Al ser el único bachillerato de Artes  en Segovia, buena parte se desplaza de pueblos como Riaza, Carbonero, Fuentepelayo, El Espinar o Cuéllar.

«Con este horario,  los problemas de transporte son tremendos. No tienen más remedio que venir por la mañana y los chicos se pasan el día de un lado a otro. ¡Es que tienen que comer en la calle!», subraya Sonia Obil, que habla cómo algunos incluso tienen que salir una hora antes para coger un autobús que ni siquiera les deja en casa, como los alumnos de El Espinar, a los que el transporte les deja en San Rafael. «No han medido las consecuencias y enormes perjuicios», añade esta madre.

«Es todo bastante caótico — añade, por su parte, Albarrán— hay soluciones alternativas pero Educación no quiere valorarlas».

«El principio de curso ha sido un caos». El problema suscitado en la Casa de los Picos no ha sido el único que ha movilizado a la comunidad educativa por problemas de espacio para aplicar las medidas anti-COVID, reflejados en otros centros como el María Moliner o el IES Ezequiel González. El 29 de septiembre se reunieron en asamblea diferentes representantes de la comunidad educativa, entre alumnos, padres y madres, profesores y sindicatos del ámbito educativo con el fin de dar una «respuesta unitaria» a lo que consideraban  un inicio de curso «sin garantías de seguridad». Aquella reunión se tradujo el 7 de octubre en una protesta ante la sede de la Dirección Provincial de Educación de Segovia, en la plazuela de José Zorrilla,que reunió a unas 200 personas, que incluyó una recogida de firmas y proclamas en defensa de la escuela pública.

En la protesta se pusieron de manifiesto problemas como la falta de espacios y la  profesores para atender los desdobles de aulas. Entre los más reivindicativos, la Coordinadora de la Asamblea de Trabajadores del IES Ezequiel González, que, días después, difundió un escrito para relatar el «caos» de un inicio de curso en el que «se están habilitando como aulas los gimnasios, los laboratorios, las bibliotecas, y aún así nos faltan espacios», aparte de que «todavía faltan profesores por incorporarse». 

La Coordinadora subraya que en algunos centros, como la Casa de los Picos y el IES Ezequiel González, hay grupos que han tenido que trasladarse a la tarde, cuando los alumnos se habían matriculado en turno de mañana; al tiempo que denuncia que alumnos de Ciclos de Formación Profesional, como los que cursan Emergencias Sanitarias o Farmacia, no pueden realizar sus prácticas por falta de espacio en las aulas específicas y otros las realizan en condiciones que no garantizan su seguridad ni la de su profesor.

«¿Por qué no se previó lo que iba a pasar? ¿Por qué se ha esperado hasta el último momento, con los alumnos prácticamente a las puertas de los centros, para improvisar nuevos protocolos? ¿Por qué las altas instancias no han tenido en cuenta las propuestas de los equipos directivos de los centros de enseñanza, como aquellas referidas a la habilitación de aulas en otros edificios de la ciudad?», se preguntan desde la Coordinadora del Ezequiel González. «Solo nos cabe la protesta con la esperanza de ser, por fin, escuchados», aseguran.