"La política es una actividad que camina hacia la toxicidad"

Ical
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El político zamorano es, por segunda vez y con mayoría absoluta, el único alcalde de IU en una capital de provincia de España

Francisco Guarido, alcalde electo de Zamora - Foto: JL Leal

Al igual que la vida misma, la política se nutre de contrastes. Y, si no, que se lo pregunten a Francisco Guarido (Zamora, 1958), único alcalde de Izquierda Unida en una capital de provincia en España tras las pasadas Municipales. Ya lo fue en 2015, tras llegar a un acuerdo con el PSOE, pero en el mandato que empieza gobernará en solitario, después de conseguir 14 de los 25 concejales del Ayuntamiento zamorano, con el respaldo de más de 16.000 personas. Los contrastes están separados por dos décadas. En las Elecciones de junio de 1999, IU casi desaparece del mapa zamorano, con un concejal raspado y cerca de 1.600 votos. En mayo de 2003, consiguió dos ediles, con casi 3.600 sufragios. En marzo de 2007, ya fueron tres, con más de 4.500 votos, y cuatro en 2011, con casi 5.300. En 2015, ocho concejales, rozando los 9.400 votos, y el delirio, el pasado 26M, ya que lo que ocurrió esa noche electoral con el tráfico que circulaba frente a la sede de Izquierda Unida fue comparable a los sonidos de claxon y vítores de cuando España ganó el Mundial de fútbol. Guarido -“Guari”, como le llaman sus cercanos- es conserje de instituto, licenciado en Ciencias Políticas e Historia. Procura disimular con cortesía el lógico hartazgo que le producen docenas de entrevistas consecutivas, rechaza los personalismos y habla de trabajo colectivo, no saca pecho por los resultados y se muestra vehemente pero muy discreto con sus apreciaciones sobre esa sinécdoque con nombre de locomotora llamada “la Federal”, que corre el riesgo de convertir a IU en un partido anecdótico.

Alcalde con mayoría absoluta, después de que sus propios compañeros de partido no le dejaran irse. Eso, aparte de una faena, es un piropo

Hombre, evidentemente. Yo ya había cumplido un ciclo. Llevo en el Ayuntamiento desde 1999 y creo que lo lógico es que me hubiera ido. Lo que pasa es que también entiendo a mis compañeros. A lo mejor, no tenían un recambio fácil y, quizá, había expectativas de un voto en el que yo participaba de una forma esencial. Además, había una discusión fuerte dentro de Izquierda Unida por las siglas y las confluencias y nosotros teníamos una opción conjunta muy mayoritaria en Zamora. Eso no me dejaba abandonar fácilmente a mis compañeros con las perspectivas de mejorar los resultados que teníamos y aquí estoy.

¿Ha tenido la sensación de poder chasquear los dedos bajo algunas narices?

(Sonríe). Yo soy una persona tranquila y no necesito enfrentarme a nadie. Tenemos nuestro programa e intentamos llevarlo a cabo. Se consigue mucho más con el diálogo, la educación y las buenas formas, junto con la firmeza de gobernar, que te obliga a tomar decisiones. No necesito chasquear los dedos bajo la nariz de nadie.

Los resultados de Izquierda Unida y Podemos ¿rubrican que IU de Zamora acertó de pleno al mantenerse contra la gran presión que hubo para la confluencia?

Acertó porque casi el 50 por ciento de los votos lo dicen todo. Hemos ganado en todas las mesas electorales de Zamora y sacamos el doble que el PP, que es el siguiente partido más votado. Eso no se lo podía haber creído nadie hace años. Lo importante es que los votos no son de nadie y se demuestra que en la política hay movimientos que cambian las ciudades e, incluso, se podría cambiar el mundo. Por lo que se refiere a la confluencia con Podemos, en general, no ha ido bien ni en España ni en Castilla y León. Aquí, en Zamora, hemos demostrado que teníamos razón pero eso tampoco significa que queramos exportar el modelo. ¿Habría dado resultado en otro sitio y con otra gente? No lo sé. Hay que ser respetuosos con otras decisiones, en otras provincias o con la Dirección federal.

¿No debería Alberto Garzón dar un paseo por Zamora para ver si puede extrapolar el éxito?

La receta es válida para Zamora, insisto. ¿Puede ser válida para otros sitios? No se sabe. Izquierda Unida federal tiene que estudiar con mimo el caso de Zamora. Aquí ha dado resultados y habrá que preguntarse por qué. En el futuro -y ahí me meto más en harina- tiene que reevaluar la situación. Si las cosas van por un camino equivocado y la gente no te apoya o te apoya menos, volver a los resultados con Unidas Podemos, que IU tenía en 2014, en el entorno del 16 por ciento, es haber hecho un recorrido de cinco años para volver a la misma casilla. No parece que hayamos avanzado ni conquistado más del que IU ya tenía. Por tanto, habría que volver a la Izquierda Unida que había en 2014 porque estoy convencido de que la gente de la calle es lo que quiere hoy pero, si esperamos unos años, la gente se olvidará porque la memoria es frágil.

¿No ha recibido ninguna llamada de Madrid para pedir ayuda o para ofrecerle algún cargo?

No, no. Nosotros solo podemos contar con humildad lo que ha pasado en Zamora. No, no me ha llamado nadie para ofrecerme nada y, si lo hicieran, mi respuesta sería no. Yo soy alcalde y lo voy a ser a tiempo completo. No sirvo para tener dos cargos. A lo mejor tengo ciertas limitaciones. Quien trabaja en dos, tres o cuatro puestos, a lo mejor trabaja poco en cada uno de ellos. Yo no me creo más tonto que los demás pero no me da el tiempo y la cabeza para más. No aceptaría ningún cargo que se salga fuera de Zamora.

¿La clave radica en los métodos antiguos de hacer política y economía?

Es que, con las redes sociales y la proliferación de medios, cada vez se lee menos y prima más la imagen. Se está cayendo en el simplismo en la comunicación pero creo que las recetas antiguas dan resultado a medio plazo, no a corto. Salir en los medios para no decir nada es flor de un día pero hacerlo cuando tienes que comunicar algo, al final, cala en la gente, que ve la seriedad y la buena gestión.

Siempre se dice que hacen falta dos mandatos para que se vean los resultados. ¿Es así?

Nosotros necesitábamos dos mandatos por las condiciones en las que nos encontramos el Ayuntamiento, con todo parado, deuda y sin ningún proyecto de obra ejecutándose. Si ahora hubiera entrado otro partido a gobernar, solo necesitaría uno porque le hemos dejado todo en la puerta. Los proyectos que nos dejamos a nosotros mismos van a cuajar en dos años y van a cambiar la ciudad.

Como, ¿por ejemplo?

El Conservatorio, que es de la Junta pero es una negociación directa que se hizo conmigo por parte del presidente Herrera y del consejero de Fomento; el Centro Cívico que promociona la Junta, financiándolo al 70 por ciento, negociación también con Herrera y el consejero; el Centro de Personas con Autismo que se va a hacer en Vista Alegre; la obra del Matadero, que ya tiene el cartel de obra y empezará estos días; el derribo de Feria, 11, que ya ha empezado; proyecto del Banco de España, que es lo que peor nos ha salido pero ya hay un nuevo proyecto; un proyecto de 500.000 euros que se está ejecutando; el asfalto de 2019 ya está ejecutado y empezará antes de San Pedro, la renovación de todas las aceras de Cardenal Cisneros que no quería hacer el Ministerio de Fomento… Hay tantas cosas abiertas que no tiene comparación esto con 2015. Creo que hemos hecho un extraordinario trabajo. Me doy cuenta ahora, más que cuando estás en pleno fregado. Nos ha animado muchísimo a todo el Equipo.

¿Le parece excesivo que José Sarrión anunciase que presentaba su dimisión por los malos resultados?

Creo que sí. Sarrión ha hecho un buen trabajo. Es un parlamentario que ha hecho un trabajo muy intenso en campos muy diversos y por toda Castilla y León. No salió al final pero ha sido muy duro consigo mismo. Izquierda Unida tiene unas estructuras muy débiles. Somos un partido pequeño y creo que debería seguir, recomponiendo un poco la situación. Que no sea parlamentario es una pérdida indudable para las Cortes de Castilla y León y para la sociedad de la Comunidad Autónoma.

El presidente provincial del PP ha acuñado la expresión “efecto Guarido”, que han adoptado también otros partido, para valorar el resultado de las Municipales. ¿Qué le parece?

Las cosas tampoco son así. Comprendo que soy parte de la situación inédita que se ha creado en Zamora porque en pocos sitios de España hemos tenido estos resultados.

Ni el propio Julio Anguita los tuvo

Tantos no, aunque tuvo buenos resultados. Lo que yo tengo detrás es una magnífica candidatura, unos magníficos concejales que han hecho un gran trabajo, un grupo de militantes y un partido. Solo con esa estructura se puede crear un efecto, que no es más que ser el portavoz de algo. Yo no duraría un minuto si no tuviera alrededor a toda esa gente.