Transitar a pie por la Calle Real cuando está a punto de concluir la hora permitida de carga y descarga, pasadas las diez de la mañana, se convierte a diario en una auténtica carrera de obstáculos debido a que los vehículos esperan hasta última hora para hacer su trabajo, previsiblemente porque no les abren antes los comercios, y a que pueda ser escasa la vigilancia que ordene esta actividad ni los lugares donde pueden estacionarse los vehículos para no provocar un auténtico caos. No solo el problema lo sufren los peatones que habitualmente tienen que utilizar esta vía, sino que también afecta a los grupos de excursionistas, hasta el punto de que el Ayuntamiento ha optado por derivar los grupos que se organizan desde la Oficina de Turismo por la calle San Juan y así ofrecer la oportunidad de conocer otros monumentos y lugares pintorescos, hasta llegar al Alcázar. La situación se está haciendo insostenible aunque, por fortuna, no ha habido que lamentar aún ningún atropello.