Un año marcado por la esperanza

Pilar Cernuda
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España arranca un 2021 pleno de incertidumbre en todos los ámbitos y demasiadas dudas en torno a un futuro oscuro en lo económico, pero cargado de ilusión en lo social por la vacuna contra el coronavirus

La campaña masiva de inmunización arrancó a finales de diciembre. - Foto: COMUNIDAD DE MADRID

Miedo a la tercera ola, que puede ser más letal que las dos primeras. Miedo a la precariedad económica, al paro, al final de los ERTES, a los ERES, al cierre del negocio, a la quiebra de la empresa que nos da trabajo o que se levantó con tanto esfuerzo. Miedo a las iniciativas no siempre sensatas del Gobierno. Miedo a las consecuencias del Brexit. Se inicia el 20121 en una situación angustiosa incluso en el aspecto personal, con toques de queda, confinamientos parciales, imposibilidad de relacionarse mínimamente con los familiares más cercanos. Y se inicia con una esperanza: la vacuna. 

Pfizer es el nombre milagro, aunque otros laboratorios envían también sus vacunas a los confines del mundo. Pero Pfizer fue la primera y, a pesar de las dificultades de conservación y transporte, ha conseguido que una semana antes de que empezara el año se haya procedido ya a la inmunización masiva en un número importante de países. 

El 2021 no puede ser peor que el que acaba de quedar atrás, que quedará marcado para siempre como un año maldito. La generación actual es la primera de la Historia que no ha conocido una guerra, pero se ha encontrado con una pandemia que ha dejado una huella profunda en la Humanidad. Solo la vacuna pondrá fin a esta pesadilla.

En el plano social se advierten amenazas que pueden convertirse también en pesadilla, relacionadas todas ellas con la economía. Los pronósticos respecto al paro son angustiosos. Bankinter lo sitúa muy cerca del 18 por ciento, dos puntos más que en 2020, mientras el de la eurozona pasará del 8,3 al 9 por ciento. El FMI es algo más optimista: calcula que el desempleo en España se situará en torno al 17 por ciento. Los ERTES afectan actualmente a 750.000 españoles, y la gran incógnita es qué sucederá a partir del 31 de enero, que es cuando finaliza su vigencia. 

Son perspectivas por tanto muy poco halagüeñas desde el punto de vista del empleo y la economía, y serán referente de la vida cotidiana durante 2021, año en el que la prioridad del Gobierno debería estar en crear empleo. Las subvenciones y el ingreso mínimo vital ayudan a paliar las situaciones más desesperadas, pero el futuro del país puede ser negro si no se toman las medidas necesarias para reducir el paro, con cifras que si no mejoran harán imposible la desaparición de las colas del hambre.

 

La coalición y los indultos

El 2021 se presenta, además, con varias incógnitas y un número importante de retos. Entre las incógnitas, desde el punto de vista político, la más importante es si se mantendrá el Gobierno de coalición formado por Pedro Sánchez. El propio presidente, en la rueda de prensa con la que hacía balance de fin de año, aseguraba que la alianza está fuerte y no ve peligro de ruptura, pero las evidencias de tensiones internas ponen en cuestión una afirmación tan tajante. La sensación que se transmitió a lo largo del 2020 fue que el interés por mantenerse en el poder prevalecía sobre las diferencias que separan a los dos partidos. 

Llegarán en el 2021 los fondos europeos de reconstrucción y, con ellos, problemas añadidos a los ya asistentes. Algunos los provocarán los Ejecutivos autonómicos que se sienten discriminados, pero también se los disputarán dirigentes de Podemos y del PSOE que tienen estrategias políticas muy marcadas para hacer uso de esos fondos. Dinero que, por otra parte, Bruselas va a controlar de forma exhaustiva para que se destine a aquellos sectores para los que va dirigido.

Cataluña recobra protagonismo con las elecciones que previsiblemente se celebrarán el 14 de febrero, la primera fecha marcada en el calendario político. De nuevo aparece la incógnita sobre si los independentistas se imponen a los constitucionalistas o lo contrario. Los separatistas aparecen muy divididos, con Puigdemont a la baja, pero tampoco se encuentra en las mejores condiciones ERC, porque la prisión de sus máximos dirigentes impiden una actividad que les mantendría en primer plano. El Gobierno ha dado pistas suficientes como para pensar que va a indultarlos, pero si lo hace, es probable que sea después de los comicios. Hay que insistir en lo de si lo hace, porque el indulto debe ser aceptado necesariamente por el Tribunal que condenó a los indultados, y aunque los fiscales del Tribunal Supremo se han manifestado contrarios, queda por saber cuál es la posición de la Sala que tiene la última palabra.

Los últimos días del 2020 se produjeron importantes movimientos en Cataluña: Salvador Illa será el candidato del PSC en lugar de Miqel Iceta, y el PP catalán ha fichado a la dirigente de Ciudadanos Lorena Roldán para ser número dos de Alejandro Fernández, candidato del PP a la Generalitat. La elección de Illa pretende fundamentalmente captar votos de Ciudadanos que no votarían a Iceta… que es lo mismo que pretende Fernández al sumar a Roldán. El 14-F es una fecha clave por tanto para el futuro del partido naranja, pero también para PSC y PP, que necesitan incrementar sensiblemente sus escaños. En el caso de los populares, es una cuestión de supervivencia; en el de los socialistas su objetivo es convertir a Illa en presidente de la Generalitat a través de un acuerdo de coalición con ERC y En Comú. Tarea muy difícil porque solo ocurriría si el PSC consigue más votos y escaños que los separatistas.

 

La ley de la Corona

Desde el punto de vista institucional, dos cuestiones de la máxima relevancia de dirimirán en el nuevo año: la Corona y la independencia del Poder Judicial. El presidente Sánchez insiste en que no peligra el futuro de la Monarquía, pero un porcentaje alto de españoles considera que no la defiende suficientemente ante los ataques constantes que recibe por parte de Podemos y, sobre todo, de su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que se alterna con su portavoz parlamentario Pablo Echenique para lanzar ataques desaforados a la Corona y declaran que trabajan por el advenimiento de la República. El 2021 será banco de pruebas sobre el respaldo de Pedro Sánchez a la Corona, con un reto inmediato y un segundo que se planteará a medio plazo.

El inmediato es resolver la situación del Rey Juan Carlos, desterrado en Abu Dhabi desde el 3 de agosto porque así se lo trasladó el Gobierno a Felipe VI. El Rey Emérito tenía todo previsto para regresar en Navidad, pero se le aconsejó que aplazara el viaje, que se supone que realizará en algún momento de este año. Es lo que desea, y tanto su hijo como el Ejecutivo están de acuerdo que no se puede prolongar la situación sine die. Es un hombre de 83 años, enfermo, y aunque se han conocido en los últimos meses operaciones financieras que han provocado indignación, decepción y escándalo, no tiene ninguna causa abierta y él niega que sea verdad todo lo publicado. Para millones de españoles, incluso los decepcionados, es también un referente de lucha por la democracia en tiempos difíciles, un hombre que ha prestado grandes servicios a España. Impedirle el regreso, en su situación, es un riesgo de imprevisibles consecuencias.

La Ley de la Corona lleva años siendo mencionada cada vez que se produce algún acontecimiento relacionado con la Monarquía, positivo o negativo, desde la boda del Príncipe Felipe al nacimiento de la Infanta Leonor, pasando por la abdicación de Don Juan Carlos. No se sabe si es intención del Rey y de Pedro Sánchez llevar esa norma finalmente al Parlamento, donde, al ser una ley orgánica tendría que contar con el respaldo de los dos partidos mayoritarios. Las relaciones entre Sánchez y Casado son distantes y ninguno de los dos pone excesivo interés en el acercamiento aunque ya hay miembros del Gobierno que se expresan abiertamente a favor de acuerdos con el PP.

Más fácil es que haya consenso respecto a la independencia de la Justicia. No por un acuerdo entre el Ejecutivo y los populares, sino porque la propia Comisión Europea ha dado un toque de atención a Moncloa cuando vio la propuesta gubernamental sobre las nuevas condiciones para elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Desde el Gabinete explican que se han aplazado las negociaciones hasta después de las elecciones catalanas. A Sánchez le interesa conocer cómo está el panorama, quién recupera fuerzas y quién las pierde. Pero la razón auténtica es que no quieren recibir una llamada de atención de Bruselas respecto a la obligación de respetar la independencia judicial.

Empieza 2021, por tanto, en un clima denso, cargado de incógnitas e incertidumbres. Con una esperanza por encima de cualquier otra esperanza: que la vacuna ponga punto final a una pandemia que solo ha traído amargura.