El plan que lidera Drylock "saldrá con o sin ayudas"

D. A.
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El director de la factoría de pañales del polígono Hontoria defiende la viabilidad del macroproyecto que prevé 300 empleos directos y un millar de indirectos, a falta de que el Ayuntamiento le facilite suelo

Mesa de trabajo celebrada antes de la presentación, el pasado lunes, del plan industrial que lidera Drylock. - Foto: Nacho Valverde (Ical)

El plan empresarial anunciado el lunes por la ministra de Industria como «un polo estratégico de fabricación de envases biosostenibles y una plataforma logística» en Segovia, con más de 113 millones de inversión, 300 empleos directos y un millar de indirectos, va en serio. Es la iniciativa que avanzaba El Día en enero, fecha en que se informó de la presentación por parte de Drylock de un ‘proyecto tractor’ ante el Ministerio (un PERTE, siglas de proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica) para posicionarse de cara a la captación de fondos europeos para la reconstrucción. Pero las cifras que dan idea de su dimensión no trascendieron hasta esta semana, así como las empresas que se han aliado con la factoría segoviana de la multinacional belga: Femasa, Grupo Escorial, Cartonajes Juárez, Energy Solar Tech y Aspor Engineering; esta última es la firma de ingeniería que ha trabajado en el desarrollo (virtual, claro) de la planta de envasado y la plataforma logística, señal de que el plan, en parte, ya está en marcha.

Según asegura el director general de Drylock, Miguel Ángel González, el macroproyecto existe desde antes de que se empezara a hablar de cofinanciación o subvenciones. «Estamos hablando de una iniciativa privada que no tiene ninguna vinculación con ninguna ayuda pública», defiende en declaraciones a El Día. De hecho, considera que saldría adelante en cualquier caso, siempre y cuando no haya problemas con la puesta a disposición de los terrenos necesarios. «Distinto es que pasado un tiempo, como decía la ministra el lunes, se pueda encuadrar este proyecto en los famosos fondos europeos», matiza. Y desde luego así se espera, una vez recibido el apoyo público de Maroto.

En teoría, a pesar de unas cifras tan mareantes y unos plazos tan relativamente cercanos como los que supone pensar en que las nuevas instalaciones estén operativas en 2023, cuando aún no hay ni suelo industrial disponible, debería transmitir confianza el hecho de que el plan fuera amadrinado por la ministra en presencia del viceconsejero de Economía de la Junta, Carlos Martín Tobalina, siendo una y otro representantes de administraciones lideradas por distintos partidos (PSOE-UP y PP-Cs). También debería jugar a favor la asistencia del presidente de la patronal provincial FES, el embajador de Bélgica en España y representantes de las seis empresas identificadas como «socios promotores y colaboradores», con la factoría segoviana de la multinacional de productos de higiene íntima Drylock a la cabeza; además de la alcaldesa, Clara Luquero, como anfitriona.

Ampliación de Drylock en el polígono de Hontoria.Ampliación de Drylock en el polígono de Hontoria.

Otra cuestión es que en parte, en lugar de transmitir confianza, hubiera riesgo de provocar el efecto contrario por el formato de la presentación del plan y el momento elegido, con frentes políticos tan recientes como el abierto en febrero por el anuncio del Ministerio de Defensa sobre la futura deslocalización de la Base Mixta, y sus casi 200 puestos de trabajo, al haber elegido Córdoba como sede de un centro logístico que integrará casi todas las bases españolas del Ejército de Tierra. Toca también asumir el escepticismo de quien perciba tentación de vender por anticipado como un logro político lo que en realidad se presume como un deber, el de facilitar suelo a una iniciativa privada que llama a la puerta para instalarse. Aunque luego el mérito de la Administración pueda estar en resolver (si lo logra) la complejidad de aunar voluntades privadas para poner a disposición ese suelo, dada la alarmante falta de parcelas públicas, mientras el sector Prado del Hoyo (principal emplazamiento que se baraja en el entorno del polígono Hontoria, pero no el único) lleva más de una década pendiente de su desarrollo urbanístico, bloqueado primero por la crisis económica y después por discrepancias entre los propietarios.

El plan parcial Prado del Hoyo, situado junto a la AP-61 y el polígono Hontoria, cuenta con más de un millón de metros cuadrados y se aprobó inicialmente en 2014, aunque sus propietarios ya firmaron un convenio con el Ayuntamiento en 2010 y tiene informes sectoriales caducados que deben renovarse. Por ejemplo el de evaluación ambiental, que lo ha asumido el propio Ayuntamiento para agilizar, llevará meses de tramitación y tendrá que recibir visto bueno de la Junta. También deberá realizarse un estudio arqueológico y finalmente, proceder a la aprobación definitiva. 

La concejala de Urbanismo, Clara Martín, destaca que el Ayuntamiento trabaja en ello «desde hace años» y que las expectativas «son buenas» para tenerlo listo hacia finales de 2021, pero no se descartan otras alternativas. Podría tener cabida otro sector, Las Praderejas, también situado en el mismo entorno, entre Hontoria y el Luz de Castilla, con más de 600.000 metros cuadrados de suelo industrial privado, pero aún no tiene plan parcial aprobado ni de forma inicial. La alcaldesa, eso sí, apuntó el lunes que las instalaciones industriales no tendrían que esperar a que se urbanizaran los terrenos, sino que podrían simultanearse ambas cuestiones «a partir de finales de 2021 o principios de 2022».

Por otro lado, tampoco ayudan a transmitir confianza ciertas similitudes entre el acto del lunes y el que se celebró en el mismo escenario, el antiguo salón de plenos del Ayuntamiento, en diciembre de 2018, cuando una filial de Indra (Minsait) y siete empresas más manifestaron su interés por ubicarse en el CIDE, el edificio del CAT, que aún hoy sigue sin fecha de finalización y apertura; una demora que inquieta, desespera y desgasta, si bien fuentes oficiales de la propia Minsait confirmaban hace sólo unos meses que mantienen su disposición a abrir centro allí. Asimismo, también el proyecto privado del parque comercial Guiomar fue presentado ante los principales representantes del tejido político y económico de la ciudad en noviembre de 2016, con previsión de generar más de 200 empleos directos y frustrado por desinterés de las firmas comerciales a ocuparlo. 

Sin embargo, el nuevo macroproyecto parte con cimientos más sólidos si de verdad se resuelve el problema de falta de suelo, independientemente de que, si el PSOE quería un revulsivo, lo haya podido encontrar en esta iniciativa por la que el Ayuntamiento ya trabaja desde el pasado otoño.

EL PLAN. Resumiendo, como ya se apuntaba en el acto del lunes, el plan tiene tres pilares: la ampliación de instalaciones que ya está ultimando Drylock en el polígono de Hontoria (la segunda en sus apenas tres años de actividad allí) para pasar de 12.000 a 22.000 metros cuadrados; una planta de envases y embalajes biosostenibles (sin plásticos) y una plataforma logística de almacenaje y distribución. Si todo va según lo anunciado, las dos nuevas líneas de actividad, que requerirán entre 120.000 y 150.000 m2, podrían empezar a levantarse a finales de este año o principios del próximo, y necesitarán «como poco un año y medio» para estar ejecutadas y operativas; por tanto, hacia 2023.

Drylock apunta a ser un cliente de referencia de la planta de envasado y de la plataforma, pero sin participar de forma directa en lo económico en esas líneas del plan, tal y como aclara su director general. Ese papel le corresponde a Cartonajes Juárez (de La Granja) y Femasa (con sede en Alcalá de Henares e integrada en el Grupo Escorial), previsiblemente, a través de una sociedad de nueva creación. La firma de ingeniería Aspor Engineering, también relacionada con el Grupo Escorial, está especializada en la redacción de proyectos de edificación logística e industrial; y Energy Solar Tech aportará la instalación de unas 5.000 placas solares que darán una potencia equivalente al consumo energético de alrededor de 900 hogares.

Más de 113 millones de euros de inversión global, 300 puestos de trabajo directos, un millar de indirectos… Son cifras que abruman, y más aún para una ciudad del tamaño de Segovia, al tiempo que el nuevo proyecto industrial se presta además a hablar de conceptos y valores muy presentes en el discurso de hoy, caso del «empleo joven, femenino y cualificado» que le atribuía la ministra el lunes. Transición digital, nueva economía circular y verde, modernización del modelo productivo hacia uno más sostenible y digital, la oportunidad que anhelaba Segovia para diversificar su economía con más industria… Todo con la etiqueta envolvente de los fondos europeos para la reconstrucción, pero sin dejar de ser una iniciativa que ya empezó a gestarse antes de que se anunciara respaldo público y con idea de salir adelante «con o sin ayudas».

EL AVAL DE DRYLOCK. González lamenta que «por la ciudad estén circulando comentarios diciendo que esto es un proyecto para tapar historias, lo cual es absolutamente falso». «Drylock planteó hace muchos meses a gente especializada en el sector la conveniencia de poder partir de cero y hacer una planta de cartón y papel biodegradable, que es por donde va a ir la demanda a corto plazo en el mercado (dada la paulatina limitación legal del uso de plásticos), y para no depender de fabricantes externos», un hándicap con el que ya lidia la factoría que dirige. De ahí este proyecto tractor en el que la factoría de productos de higiene íntima aporta su ampliación, cifrada en casi 30 millones de inversión, mientras otras impulsan la planta de envasado y la plataforma logística con otros 85, sumando así los más de 113 millones anunciados.

¿Y qué porcentaje de la inversión dependería de ayudas públicas? «Absolutamente cero, estamos hablando de una iniciativa privada que no tiene ninguna vinculación con ninguna ayuda pública», responde González. «Distinto es que pasado un tiempo, como comentaba la ministra, pueda identificarse como un proyecto que se pueda encuadrar en los famosos fondos europeos de reconstrucción, pero en principio no es un proyecto vinculado a estos». 

¿Entonces piensa González que podría salir adelante todo el proyecto, independientemente de cuándo se articulen las ayudas? «Que no quepa la menor duda de que así es. Si se ha presentado este plan es porque la gente que se ha implicado tiene clarísimo que esta inversión la quiere hacer», sostiene.

Respecto al cronograma de ejecución, en él se contempla el inicio de los proyectos hacia «finales de octubre o principios de noviembre, y unas instalaciones de estas características tardarán como poco en estar operativas año y medio». Si a bote pronto tales plazos pueden sonar cortos, González lo rebate considerando que más bien le parecen «larguísimos». «Drylock arrancó en 2018 con un presupuesto de cinco millones y medio, 2019 lo cerró con 42, 2020 con 72, y el de este año asciende a casi 100. Ese es el ritmo, el que quiera sumarse perfecto y el que no, tendrá que decir que va más lento», sentencia.

La inversión acumulada en estos tres años ronda los 60 millones de euros, y si se mide la evolución de la factoría segoviana de Drylock en términos de empleo, empezó con 40 trabajadores, actualmente tiene 210 y llegará a 250 cuando culmine su segunda ampliación. La obra de la nueva nave termina este mes y después procederá al montaje de tres nuevas líneas de producción que se sumarán a las cinco con las que ya cuenta, aparte de las dos que puso en marcha para ayudar a la Junta con la fabricación de mascarillas en abril de 2020, cuando estas escaseaban en el mercado internacional, y que todavía mantiene activas.

«NO ES NINGUNA BROMA». Con ese aval, el de los hechos consumados por la multinacional belga en la factoría que dirige, defiende González la viabilidad del nuevo macroproyecto industrial. Afirma que en parte entiende que pueda haber cierto escepticismo: «Durante mucho tiempo me pasó lo mismo, cuando no me podía explicar cómo era posible que aquí no se generaran posibilidades para ir a proyectos más allá de la ampliación o remodelación de restaurantes». 

Pero aquella etapa la da por superada en la práctica: «Esto no es ninguna broma, no estamos en los Santos Inocentes y la prueba más evidente es el proyecto de Drylock, que es absolutamente real, tangible, vive en el día a día y sigue funcionando. A partir de ahí, la apatía general que hay en esta ciudad desde hace mucho tiempo es la que es, y de ahí también la reticencia desde el punto de vista mental. Imposible casi nunca hay nada, y las cosas sólo se convierten en imposibles cuando no se intentan».