Un quindenio de naturaleza

M. Badiola (Ical)
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Las Reservas de la Biosfera de Alto Bernesga, Omaña y Luna y Los Argüellos celebran este año el décimo quinto aniversario desde que Unesco les otorgó la denominación

Vista de Picos de Europa desde el mirador de Pandetrave. - Foto: Eduardo Margareto (Ical)

El médico griego Hipócrates decía que “el número siete por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada siete días: este número influye en todos los seres sublimes”. Sin embargo, en la provincia de León, la cifra toma un significado particular al tratarse del número de Reservas de la Biosfera que atesora.

Siete Reservas de la Biosfera, título otorgado por la Unesco a “aquellos territorios cuyo objetivo es armonizar la conservación de la diversidad biológica y cultural y el desarrollo económico y social a través de la relación de las personas con la naturaleza”. En concreto, las de Alto Bernesga, Ancares Leoneses, Babia, Laciana, Los Argüellos, Picos de Europa, Omaña y Luna y el Valle de Laciana.

Tres de ellas, Alto Bernesga, Omaña y Luna y Los Argüellos celebran este año su décimo quinto aniversario, desde que obtuvieran la denominación de Reserva de la Biosfera en el año 2005.

Con una extensión total de 33.442 hectáreas y ubicada en los municipios de Villamanín y La Pola de Gordón, la Reserva de la Biosfera de Alto Bernesga lamenta “no poder hacer la gran celebración que se merece” debido al COVID-19, según asegura su gerente, Beni Rodríguez, quien considera que “cumplir 15 años es un buen momento para pararse, ver de dónde veníamos, hacia dónde queríamos ir y dónde estamos”.

Unos 15 años “muy importantes en muchos aspectos y con muchas dificultades en el aspecto económico” que dejan “un balance general muy positivo”, que ha pasado de un primer momento en el que existía “la minería como actividad principal” a la actualidad en la que se apuesta por “la diversificación económica”, algo en lo que ha trabajado la Reserva, con más de un centenar de cursos celebrados a lo largo de estos años de “formación y capacitación”, algo “necesario para intentar superar el cierre no solamente de la minería de carbón sino también de las centrales térmicas”.

Situada en “un territorio de montaña con un patrimonio natural y cultural único”, Beni Rodríguez asegura que “siempre se ha trabajado en ello” y “se ha aprovechado de manera sostenible todos los recursos naturales que dan”.

Así la gerente explica que Alto Bernesga tiene “un sector primario muy importante de ganadería en extensivo, con una carne de calidad criada en condiciones de seguridad y de bienestar animal única y excepcional”, así como “un sector secundario transformador que es el agroalimentario con numerosísimas fábricas de transformación de carne para la fabricación de embutidos y cecinas”, a lo que también se vincula “otra parte muy importante del territorio” con más de 20 restaurantes “ligados a una gastronomía y una tradición única”.

De igual manera, la Reserva de la Biosfera cuenta con “un sector apícola emergente muy importante” con “ jóvenes que están convirtiendo la apicultura en punta de lanza actividad económica, produciendo miel única y excepcional”. A ello se suma el sector turístico como “un aspecto muy importante” al tener “montañas, agua, nieve y todo lo que busca cualquier persona que piensa en disfrutar de la naturaleza”.

Además, para Beni, la Reserva también ha trabajado un aspecto que “ha servido de faro para otros territorios a nivel internacional”, como es “colocar a la mujer en el primer plano de la recuperación demográfica”.

Todo ello lleva a la gerente a asegurar que “se ha cumplido” los objetivos marcados en 2005 en el momento de la declaración de Reserva de la Biosfera, cuando “se desarrolló un plan de acción con unas líneas estratégicas en las que se ha trabajado” como son “la puesta en valor del patrimonio natural y cultural”, que lleva a “conservar, respetar y amar todo aquello que conoces”, motivo por el que la “educación ambiental también es muy importante”, así como “la cualificación y formación”, para lo que también “se trabaja en I+D+i” y en “la conservación y apoyo al sector socioeconómico”.

Un aspecto, el económico, sobre el que detalla que “en estos momentos se está en una fase de estudio y análisis para ver cómo pueden encajar los municipios de Pola de Gordón y Villamanín para trabajar de manera conjunta en el órgano de gestión”, ya que desde un primero momento, mientras que Pola de Gordón ha aportado diferentes fondos, mientras que desde Villamanín consideraron que el Consistorio no podía soportar todo el dinero que supondría contar con la distinción de Reserva de la Biosfera.

Sin embargo, a pesar de ello, Beni Rodríguez celebra que los vecinos de ambos municipios, “afortunadamente tienen un amplio conocimiento de que el territorio es Reserva de la Biosfera, en un ámbito muy global”, aunque se muestra consciente de “la complejidad de conseguir que la gente comprenda qué competencias tiene este hecho sobre el territorio”, que en este caso “no lo tiene, al ser una figura voluntaria que solicitan los territorios y adquieren unos compromisos, manteniendo las competencias territoriales”.

La gerente de la Reserva de la Biosfera mira al futuro y para ello asegura que le gustaría contar con “más apoyo económico institucional a todos los niveles, ya sea estatal y autonómico, aunque a nivel provincial existe un gran apoyo de la Diputación de León”. Para Beni, “una figura tan importante como lo es una Reserva de la Biosfera” depende de que “todas las administraciones se comprometan con el territorio, desde el Estado hasta las Juntas Vecinales”.

Rodríguez es clara, “se necesita generar proyectos y tener recursos para trabajar con la población y con aquellos emprendedores que llegan al territorio, que son muchos”.

Más municipios

Con una superficie de más de 81.000 hectáreas, la Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna es la que más municipios aglutina en la provincia de León, con un total de seis, así como la segunda de toda Castilla y León, por detrás de la de las Sierras de Béjar y Francia, en Salamanca, con 88 municipios.

Esta Reserva de la Biosfera también cumple 15 años, en una zona en la que agricultura y ganadería son las actividades principales, junto a la apicultura y un turismo aún iniciado en una zona en la que es posible visitar puntos de mayor interés el yacimiento de trilobites y serie del paleozoico de Los Barrios de Luna, el conjunto glaciar-periglaciar Arcos de Agua y Peña Cefera en Murias de Paredes, las fallas en las calizas de Mallo de Luna o el yacimiento del carbonífero continental de Valdesamario, en su mayoría desconocidos. El embalse de Luna y los ríos de la zona además favorecen la presencia de poblaciones de aves acuáticas o de ejemplares de trucha que suponen uno de los principales atractivos turísticos.

La tercera cumpleañera es la Reserva de la Biosfera de Los Argüellos, que está conformada por los municipios de Valdelugueros, Cármenes y Vegacervera, y que, a pesar de contar con numerosos encantos, algunos de ellos muy conocidos, como la Cueva de Valporquero, es quizá la más desconocida de las Reservas de la provincia de León.

Ubicada en el centro norte del territorio leonés, ya en su décimo aniversario los municipios pertenecientes reconocían que su expansión e impulso fue frenado como consecuencia de la crisis económica.