Partió el 1 de octubre y llegó el 27 del mismo mes, recorriendo la distancia de 2.325 km en 24 etapas descansando los tres lunes correspondientes. Trayecto ejecutado por carreteras, carriles bici y caminos acondicionados con bicicleta de montaña de 29 pulgadas con cubiertas ligeras para asfalto, con un peso total del conjunto de 35 kilos incluido el equipaje.

Los motivos que le impulsaron a realizar este viaje fueron, por un lado, un merecido homenaje a José Aurelio Sánchez Arribas, uno de los fundadores e impulsores de la Unión Ciclista Cantimpalos, residente en Múnich actualmente por motivos de trabajo y que acompañó a Fernando en los últimos kilómetros. Y, por otro lado, también fue un viaje protesta precisamente por toda esa gente de nuestro país que han tenido que irse forzosamente al extranjero a buscarse la vida.

Saliendo del mismo Cantimpalos y atravesando a lo largo de los días ciudades como Burgos, San Sebastián, Bayona, Burdeos, Bourges, Molhouse, Friburgo y Múnich como colofón y meta de lujo, finalizando en su estadio olímpico. Un inolvidable viaje por frondosos bosques, verdes regiones, caudalosos ríos, canales navegables, silenciosas laderas y valles, infinitos y acogedores pueblos y un sinfín de vistas en primera línea.

Abanderando siempre esta manera de viajar que aglutina deporte, cultura y, cómo no, la rica y variada gastronomía de España, Francia y Alemania, Álvaro disfrutó de una ruta no exenta de algunas averías, contratiempos, climatología adversa y un montón de anécdotas e imágenes que convirtieron todo ello en una gran aventura que puede ser ya repasada en la web del club, www.uccantimpalos.com.

Tras el regreso en avión, satisfacción por otro reto más conseguido, dedicado especialmente a todos aquellos que lo siguieron, a los voluntarios del club y a personas como José Aurelio por lo que han hecho y siguen haciendo por el deporte y la sociedad.