El baile de Cary Grant en Segovia

Sergio Arribas
-

El Casino de la Unión recupera como sala multiusos para sus socios la que fuera antigua sala de fiestas 'Las Sirenas', que abrió en 1946. La restauración conserva el brillo y decoración que hicieron a esta sala la más popular de la capital segoviana.

Fiesta de la deportiva en Las Sirenas el 29 de diciembre de 1966 - Foto: D.S.

Ana Julia de Torres, ‘Julita’ estaba sentada, junto a sus amigas, en una de las sillas que rodeaban la pista de baile de la sala de fiestas ‘Las Sirenas’. Era 1957 y Julita y sus amigas acudían todos los domingos a aquella sala, que lucía una decoración clásica y elegante, donde orquestas y solistas tocaban pasodobles, cha-cha-chás y boleros. 

La sala abrió en 1946 y en los 50 ya era uno de los lugares de ocio preferidos de la capital. Abrió siete años antes que el Gran Hotel Las Sirenas, al que estaba asociada y con el que compartía la misma glamurosa decoración, un hotel de lujo inspirado en parte en el Hilton de Madrid.  Julita, hoy octogenaria, recuerda cómo aquel día se le acercó un hombre «alto y moreno», un «guiri», que le invitó a salir a bailar. «¿No sabes quién es?», le preguntaron sus amigas, aún sobresaltadas por la emoción, cuando regresó su silla, acompañada por aquel caballero. «¡¡Es Cary Grant!!», corearon a su afortunada amiga, que desde entonces, cada vez que el actor salía en la gran pantalla siempre se refería a él como «mi bailarín». En 1957, Cary Grant estaba alojado en el Gran Hotel Las Sirenas, durante el rodaje de ‘Orgullo y Pasión’, que coprotagonizó con Frank Sinatra y Sofía Loren.

«Todos los artistas de cine que se alojaban el hotel bajaban a esta sala», cuenta el presidente del Casino de la Unión, Pedro Pozuelo, uno de los impulsores del proyecto que ha permitido acondicionar los espacios de  la planta sótano del edificio Sirenas y que ocupó, hace 72 años, aquella mítica sala de fiestas.

El presidente del Casino de la Unión, Pedro Pozuelo, en la renovada sala, de uso exclusivo para los socios del club.El presidente del Casino de la Unión, Pedro Pozuelo, en la renovada sala, de uso exclusivo para los socios del club. - Foto: Rosa Blanco

Tras seis meses de obras, la sala principal, convertida en sala de juegos y reunión de los socios, brilla con la misma fuerza, en decoración y ‘glamour’, que lo hiciera en los años 50 y 60, cuando, entre rodaje y rodaje, bajaban a tomar una copa y echar un baile huéspedes tan ilustres como Orson Welles, Glen Ford, Charlton Heston, Sara Montiel, Carmen Sevilla o «Luis Miguel Dominguín y Ava Gardner», pareja cuya presencia acredita Pozuelo. «Muchas estrellas de cine han pasado por aquí; a bailar y, sobre todo, a emborracharse. A los famosos se les consentía casi todo. Esto tiene una historia muy particular», explica el presidente del Casino mientras esboza una sonrisa.

La Sociedad Inmobiliaria Segoviana (ISSA), del Casino de la Unión, que tenía como principal accionista a Nicomedes García, construyó el Gran Hotel y el edificio Sirenas, que alojaba la sala de fiestas en su planta baja. En los años 70 los socios acordaron la segregación del edificio Sirenas y su venta a Unión Fenosa, que estableció allí su sede, laboratorio y oficinas. El Casino no perdió la propiedad de la planta baja del inmueble ni del hotel. Creado en 1835, desde 1877 el Casino estableció su sede en un edificio de la calle Juan Bravo, junto a la Plaza del Corpus; un inmueble que, cien años después, en 1977, quedó arrasado por un incendio. Fue cuando la institución trasladó su sede al hotel y reabrió en la antigua sala de fiestas su bingo.

En febrero de 2015 el Casino arrendó el hotel a los hermanos Enrique y Patricia Cañada, quienes afrontaron una completa renovación del inmueble, que pasó a ser Hotel Real Segovia. Unión Fenosa desalojó el edificio ‘Sirenas’ en 2012 y este mismo año los mismos empresarios compraron el inmueble para convertirlo en apartamentos de uso turístico. La antigua sala de fiestas, de la que nunca se desprendió ISSA —el 99% de las acciones son del Casino de la Unión— pasó de sala de bingo a discoteca. Su último inquilino ha sido la Sala Boss.

En 1950, el escritor, dramaturgo e historiador, Mariano Grau (dcha), que fuera gran amigo de Machado, brinda junto a unos amigos segovianos, en Las Sirenas.En 1950, el escritor, dramaturgo e historiador, Mariano Grau (dcha), que fuera gran amigo de Machado, brinda junto a unos amigos segovianos, en Las Sirenas. - Foto: D.S.

Muy solicitada. Antes del bingo, la sala de fiestas ‘Las Sirenas’ gozó de notable efervescencia entre juventud y familias segovianas. «Aquí se venía a bailar mucho, el twist, el cha-cha-chá, pasodobles…», comenta Pozuelo, que recuerda cómo la sala estaba tan solicitada que no pudo celebrar, en 1966, el banquete de su matrimonio. «Mi suegro era socio del Casino y le dijeron que teníamos que esperar un año. Así que la fiesta de mi boda fue el Hotel Acueducto», recuerda.

Con independencia de baquetes de boda y actos sociales de toda índole, por el escenario de la sala—también ahora recuperado— pasaron orquestas, solistas y bandas, como los segovianos Boys Swing, al que se integró en 1955 como cantante Ramón Masegosa, que fundaría en 1978 la Coral Voces de Castilla; o el grupo Los Botines, que a finales de los 60, actuaron en un ‘Musical Studio’, de la mano del polifacético comunicador Luis Martín. Su cantante era Camilo Blanes, que después emprendería carrera en solitario con el nombre de Camilo Sesto.

Célebres fueron también en los 60 las ‘fiestas de la juventud’, los desfiles de moda y peluquería, como los que protagonizaron, en sus inicios, los Hermanos García o las propias celebraciones de los socios del Casino, como las fiestas de Carnaval y de Reyes, eventos que «ahora vamos a recuperar en esta sala», comenta Pozuelo, que precisa que el Casino cuenta con 1.100 socios.

A finales de los 60, Camilo Sesto, que actuó con su grupo Los Botines, junto a Luis Martín, que dirigía 'Musical Studio' en Las Sirenas.A finales de los 60, Camilo Sesto, que actuó con su grupo Los Botines, junto a Luis Martín, que dirigía 'Musical Studio' en Las Sirenas. - Foto: D.S.

Las obras, de las que el presidente del Casino elude precisar su cuantía, aunque «ha sido una inversión importante», se han prolongado unos seis meses. Además de contar con un nuevo ascensor, la obra ha permitido renovar las canalizaciones de agua, luz y calefacción.
Los trabajos han afectado a unos 700 metros cuadrados y cuatro espacios. La zona principal, con capacidad para 400 personas, se corresponde con la pista de baile de la antigua sala de fiestas, con grandes columnas y un techo de espectacular decoración, que asemeja a una brújula, con los signos zodiacales. Esta sala ha sido habilitada como lugar de juegos de mesa y tertulia para los socios, con decenas de sillas y mesas. Con un pequeño escenario para acoger conferencias, pequeños conciertos y representaciones teatrales, también está habilitada para la proyección de cine.

«Pensemos que fue bingo, discoteca… y aquí se fumaba. Los techos y capiteles de las columnas estaban apagados, ennegrecidos. Pero nunca se perdió el dibujo y las labores de restauración nos han permitido recuperar el esplendor de la decoración original», explica el presidente del Casino.

Falsas ventanas. Llama la atención las ‘falsas ventanas’ que se ubican en un extremo de la sala, con vinilos que muestran paisajes y monumentos de Segovia; similares a los que, en principio, se emplazarán próximamente en el pasillo de entrada al edificio Sirenas.
Junto a esta sala, en un escalón superior, una zona de cafetería, con una gran barra; y, junto a ella, un espacio donde están colocados dos billares. En otro ala, también se ha acondicionado otra sala reservada para juegos infantiles y proyecciones de cine para los más pequeños. Pozuelo resalta que los espacios serán para uso exclusivo de los socios, aunque la directiva estaría abierta a posibles cesiones puntuales.