El fuego arrasa menos de 750 hectáreas de terreno este verano

David Alonso
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El escaso número de incendios y terreno arrasado en periodo estival contrastan con las 70.000 hectáreas que ardieron en 2022.La Junta celebra los datos pero insiste en«no bajar la guardia»

Imagen del incendio registrado a finales de julio en la localidad zamorana de Entrala. - Foto: Ical

Castilla y León toca madera, y nunca mejor dicho, para que el fuego siga alejado de sus bosques y pastos. El traumático recuerdo del pasado verano –70.000 hectáreas arrasadas y cuatro fallecidos– hacía presagiar una nueva época estival de lucha con uñas y dientes frente al fuego en los cuatro flancos de la Comunidad. Nada más lejos de la realidad. Apenas 741 hectáreas han ardido en 300 incendios en Castilla y León entre el 1 de junio y el 31 de agosto, casi cien veces menos que en el mismo periodo del pasado ejercicio. Unas cifras esperanzadoras después de un verano de 2022 que, como poco, se puede calificar como terrorífico para el medio natural autonómico. No obstante, desde la Junta de Castilla y León no quieren confiarse e insisten en «no bajar la guardia» en las medidas de prevención y precaución contra las llamas: «no podemos perder de vista que los riesgos no se han acabado, y septiembre es un mes con mucho peligro».

Los datos a los que ha tenido acceso este periódico revelan que entre el 1 de junio y el 31 de agosto en la Comunidad ardieron 403 hectáreas de superficie arbolada y 338 de terreno forestal en 299 fuegos. Esto deja una media de menos de 2,5 hectáreas por siniestro. Números con los que la Comunidad deja atrás la pesadilla del verano de 2022 y vuelve a cifras habituales. En lo que va de año, las llamas se han llevado por delante unas 3.100 hectáreas de terreno en 831 incendios, por lo que llama la atención que el fuego ha tenido un mayor impacto entre enero y mayo que durante los meses estivales, cuando tradicionalmente se producen más incendios por las elevadas temperaturas y la maquinaria agrícola.

Por poner en contexto las cifras de este año, durante el fuego registrado el pasado verano en Losacio (Zamora) –que abrasó 30.000 hectáreas y se llevó por delante la vida de cuatro personas–, durante los primeros momentos del incendio las llamas avanzaban a una velocidad de 2.000 hectáreas por hora. Es decir, entre junio y agosto se han quemado menos terreno que media hora en Losacio hace un año. Desde la Consejería de Medio Ambiente insisten en señalar la importancia de la actuación del operativo antiincendios autonómico, que se mejoró de cara a este 2023 tras la crisis del pasado, y a su rápida intervención que se ha traducido en que más del 80 por ciento de fuegos hayan sido conatos –aquellos que calcinan menos de una hectárea de terreno–.

Sin grandes incendios

Castilla y León no ha registrado ningún gran incendio que supere las 500 hectáreas en este verano, y apenas dos o tres fuegos han alcanzado el nivel 2 de Infocal –todos ellos durante pocas horas–, cuando el pasado verano llegaron a verse hasta una decena de ellos de forma simultánea y durante semanas. «Hay que mantener la prudencia, sin triunfalismo, porque todo puede cambiar en cualquier momento, y en Castilla y León lo sabemos bien», asegura el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que no quiere ni oír hablar de dar por cerrado la época de peligro de incendios. Además, recordó que las cuatro olas de calor vividas este verano no tienen nada que ver con la intensidad y los incendios del año pasado, «con vientos de 70-80 kilómetros por hora y la sequedad de materia leñosa, mucho más rápida en su propagación».