"Es triste, pero hay personas que son analfabetas emocionales"

María Albilla (SPC)
-

Es inevitable no esbozar una media sonrisa al acordarse del primer amor con la nueva novela de la escritora valenciana. También lo es no sufrir con los varapalos de la vida a los protagonistas de 'Donde todo brilla'

"Es triste, pero hay personas que son analfabetas emocionales"

Aunque Alice Kellen suene a autora norteamericana, nada más lejos de la realidad. Ella es valenciana, del 89, y su  seudónimo una fusión entre Alice in Wonderland y la escritora irlandesa Marian Keyes a la que admira. Por puro pudor cuando empezó a escribir eligió este nombre que ahora es sinónimo de éxito. En poco más de una década ha escrito «¿¡17¡? En el fondo, no lo sé...» libros en los que bucea como nadie en los sentimientos y en las relaciones humanas.

Ahora repite fórmula, previsiblemente de éxito, en Donde todo brilla (Planeta), una novela llena de esos destellos que hacen que la vida merezca la pena de la mano de Nicki y River. La autora da un paso más en la trama dando forma a una novela coral con unos personajes secundarios que tienen peso -y vida- propia y jugando con los tiempos, que abarcan la vida de dos personajes que se quieren sin saberlo, que son refugio y hogar, que son, sobre todo, amor.

¿Pero sabes cuántos libros tienes?

(Risas) En el fondo, no, no lo sé... porque tengo en el cajón alguno de estos antiguos que debería reeditar, pero la verdad es que no, no lo sé. ¿17? No los he contado, pero han sido 11 años intensos.

Recién salido Donde todo brilla ya tienes en mente el del año que viene, vas a dar el salto a Estados Unidos este verano… ¿Qué se siente cuando se refieren a una como fenómeno literario?

Yo nunca pienso en eso cuando estoy en mi casa. Si te paras, sí que es cierto que da vértigo, pero no es algo que me plantee. Cuando estoy haciendo las cosas normales como escribir o poner una lavadora, no estoy en la cabeza con  los libros que he vendido. Me siento un poco lejana a todo eso hasta que, de repente voy a una firma y digo '¡ostras, que toda esta gente ha venido para que yo les firme un libro!'.

Alice es el alter ego de una mujer que, después de la promo, vuelve a su casa en el campo y es ajena al mundanal ruido…

Quizá sí que tiene un componente psicológico de separación. Esta es la idea inicial, el anonimato total. A mí incluso me daba vergüenza que me leyera la gente más cercana, las personas de mi entorno. Era una barrera en algo que a mí me gustaba hacer pero no quería compartir con todo el mundo. Ahora se ha fusionado todo un poco...

Dicen de ti, y de tu escritura, que has conseguido un gran dominio del mundo de los sentimientos. ¿De dónde viene esa sensibilidad?

No lo sé... cada uno tenemos nuestra manera propia de percibir el mundo y yo es que me recuerdo así desde pequeña, la típica niña que se fijaba en los pequeños detalles. Ya sabes mi cajita del tesoro, mis cosas bonitas, los colores... Todo muy sensorial. Y casi sin querer es lo que plasmo luego en mis libros.

He escrito desde pequeña y para mí es un hábito. Cuando estoy varias semanas sin escribir es como que me falta algo. 

En esta nueva novela una historia de amor vuelve a vertebrar la trama, pero hay mucho más. Por ejemplo, el acoso escolar o la paternidad a temprana edad. ¿Significa esto que la novela romántica puede ir mucho más allá?

Claro. Se pueden afrontar los conflictos, se puede hacer reflexión, introspección y dar un contexto a la vida que rodea a los personajes. Es necesario que todo esto acompañe aunque el eje central sea el amor.

También tenemos otros problemas muy de hoy como el maltrato psicológico y físico, la anulación de la mujer y la depresión. 

De alguna manera hay que reflejar la cotidianidad social de lo que te rodea y lo que nos preocupa como sociedad. Me interesa mucho el tema de las relaciones tóxicas. Cuando son cosas sutiles, nos cuesta ponerles nombre porque no sabes en qué momento empiezan. Igual que  el tema de no encajar cuando eres joven, esa soledad de gente muy chiquita que todavía no tiene unos pilares sólidos como para tirar hacia adelante... 

Pero hay que hablar, por supuesto, de ese primer amor que no se olvida. ¿Tú recuerdas a tu primer amor también con cariño?

Sí que me acuerdo... Yo creo que es algo que recuerda todo el mundo. El primer amor se vive de una manera muy burbujeante. 

Para escribir la primera parte de esta novela, que va desde la infancia hasta que Nicky y River cumplen 18 años, he tenido que hacer un ejercicio de viajar ahí. Porque quizá desde la perspectiva actual, esa manera de sentir te parece una tontería. Me he tenido que recordar a mí misma de qué manera sentía y qué me suponían aquellas cosas entonces. Es bonito porque recuperas una parte de ti que vas perdiendo al madurar y también a aquella niña que fuiste.

River se enamoró completamente de Nicky el día que la ve bailar desenfrenadamente. ¿Qué importancia tienen los pequeños detalles?

Siempre hay escenas y recuerdos que se nos quedan clavados, aunque no sean excesivamente relevantes. Son instantes que te marcan.

Hablas también de la importancia de decir 'te quiero' a tiempo. ¿Hasta qué punto es importante la educación emocional?

Es primordial y pienso que en generaciones futuras será distinto. Hasta hace unos años no se le daba importancia, pero es necesario saber identificar las sensaciones. A mí, nadie me lo enseño, nadie me validó mis emociones y eso me parece fundamental para poder establecer vínculos con los demás. Te permite tener una base, unos pilares. Es triste decirlo, pero hay personas que son analfabetas emocionales.

También para educar en igualdad son esenciales esos pilares. Está bien que chicos y chicas puedan ser lo ñoños que quieran.

Todos podemos llorar, tenemos que llorar, hay que llorar. No pasa nada. A los hombres no les han permitido ser vulnerables. 

Una buena parte de tu público es gente joven, como los personajes de la novela. ¿Crees que se sentirán identificados?

Igual no en la totalidad, pero seguro que sí que pueden verse en pequeños destellos que ayudan a conectar más con las historias.

Empezábamos diciendo que tú te vuelves al campo a seguir con tu vida, a tu hogar, un concepto también importante en este libro, ¿verdad?

Hasta ahora había optado para mis novelas por familias más desestructuradas, pero esta vez me apetecía una novela más familiar, de las que te acogen, que son refugio. Todos necesitamos un lugar en el que relajarnos y poder dejar de estar tensos.

Cuéntame… ¿cuándo ha sido la última vez que has sido feliz, pero no te has dado cuenta?

Pues no sé, la verdad. Suelo ser bastante consciente, al menos últimamente. Estoy en una época en la que le estoy muy agradecida a la vida e intento, mucho, disfrutar.

ARCHIVADO EN: Novela, Libros, Estados Unidos