Un legado indeleble y desconocido

M.Galindo
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Un estudio del historiador José-Luis Pascual Cabrero documenta la importancia de la presencia musulmana en la conformación de la cultura, la economía y la sociedad segoviana durante siete siglos.

José-Luis Pascual Cabrero - Foto: DS

El 14 de febrero de 1502, los Reyes Católicos firmaban en Medina del Campo la Pragmática de Conversión Forzosa,  por el que se les daba a los musulmanes sometidos a la Corona de Castilla dos opciones: la conversión o el exilio. Aquella fecha ponía fin a casi siete siglos de presencia en tierras castellanas, desde que en el siglo VIII llegaran los primeros grupos de origen bereber y posteriormente las comunidades procedentes de la Taifa de Toledo con la misión de repoblar las tierras del reino.


En estos siete siglos, la huella mudéjar dejó un legado indeleble en Castilla, tan importante como poco conocido, donde los vestigios de edificaciones de este periodo son los únicos que testimonian el paso de los musulmanes en las provincias al sur del Duero. Si bien es cierto que los estudios realizados se han centrado en otros enclaves, de la región, en Segovia poco se conoce de la importancia de la presencia musulmana; y a tal fin, el historiador José-Luis Pascual Cabrero ha trazado las líneas fundamentales en el libro 'eAljamas y morerías en las tierras de Segovia, integrado en la colección 'La provincia de Segovia al detalle' editada por la Diputación Provincial.

El libro toma como punto de partida la tesis doctoral  del autor, en la que bajo el título 'Las comunidades mudéjares entre Segovia y la Tierra de Pinares: origen y evolución' sentaba las bases sobre el conocimiento de estos grupos en la provincia, añadiendo el carácter rural a otros estudios más centrados en los enclaves  urbanos.

La investigación desarrollada por el historiador descarta la idea de que la comunidad mudéjar tenía un carácter marginal en la sociedad de la época, y aunque es cierto que no era muy numerosa en población, tenía una gran importancia en el entorno social, económico y cultural.

Así, José Luis Pascual señala que los musulmanes se encargaban de la recaudación de los impuestos para  Castilla con los que expresaban la fidelidad a la corona, y ejercían un buen número de oficios que les permitían tener una relevante posición económica. Oficios como zapateros, silleros, armeros, mantequeros o pelaires eran comúnmente desarrollados por musulmanes, y en algunos casos con especial relevancia como el de los caldereros - ya que llegaban a marcar el precio del cobre en la época -  y los yeseros, un oficio fundamental en la construcción de la época que ha dado luar a magníficos elementos ornamentales que aún se conservan en el castillo de Coca o en la Iglesia de San Esteban de Cuéllar, por poner algunos ejemplos.

Es precisamente en la villa cuellarana donde Pascual Cabrero sitúa la presencia mudéjar mas importante en la provincia, dejando al margen a las comunidades situadas en la Ciudad y Tierra de Segovia. La prolija documentación existente en los siglos XIV y XV así lo atestigua. Así, los primeros nombres de musulmanes en Segovia se remontan al siglo X, ya que  la construcción del monasterio de Santa María de Retuerta en Sardón de Duero (Valladolid) documenta la presencia de «Mohamed Detudo, Mohamed, Galve, Yucafe y Zulema», presumiblemente relacionados con oficios vinculados a la construcción. El urbanismo rural se vio influenciado por la presencia del mudéjar, y el estudio realizado por el historiador pone como ejemplos casas tradicionales en Rapariegos, San Cristóbal de la Vega y otras localidades de Tierra de Pinares, en las que se emplean elementos constructivos vinculados al modo de hacer musulmán en zonas como Toledo.

En este sentido, Pascual establece dos tipologías de edificación, relacionadas con el estrato económico y social de las familias. Así, la vivienda popular emplea paramentos de adobe sobre cimientos y zócalo de ladrillo, mientras que las familias más acomodadas emplean el ladrillo en las fachadas, así como dos alturas en la construcción. El autor llama la atención sobre el empleo del "aparejo toledano", un modelo constructivo tradicional  del que aún pueden verse algunas estructuras en estos pueblos.

En el libro, José-Luis Pascual alude a la presencia musulmana en pueblos como Martín Muñoz de las Posadas, Sepúlveda, o Pedraza,  entre otras, detallando algunas de sus características económicas, culturales y sociales en orden a su importancia. Además, destaca la existencia de élites económicas que desarrollaban negocios rentables para aumentar sus bases de poder.

Toda esta importante presencia mudéjar quedó borrada de un plumazo con la Pragmática de 1502,y  José-Luis Pascual pone de manifiesto el rápido desmantelamiento de las comunidades tras quedar disuelto su estatus jurídico con más de 400 años de historia. En este sentido, el historiador intuye que el ejemplo de la expulsión de los Judíos años antes pudo servir como ejemplo para el desmantelamiento y venta de las mezquitas y edificios religiosos para su posterior desamortización e integración en la sociedad cristiana.

En definitiva, el libro no sólo sirve para acercar a la sociedad un mejor conocimiento de la formación medieval de estas tierras sino para dar también una visión de una sociedad «heterogénea, plural y rica en matices en la que durante mucho tiempo convivieron tres culturas en armonía», concluye el autor.