¿De dónde sale tanto argentino? Se preguntan muchos en Catar. Miles de compatriotas de Messi y compañía colonizan la opulenta y lejana Doha a la par que, fronteras para adentro, en Argentina el delirio por su selección mantiene en una fiesta continua a un país en constante crisis, que arrastra años de elevada pobreza, inflación y devaluación de su moneda
El triunfo de la Albiceleste ante Croacia y su pase a la final del domingo sacaron a las calles a mares de hinchas como si de la mismísima final se tratara: un fanatismo que crece sin límites desde hace semanas, con las televisiones día y noche con historias de la 'Scaloneta' y hasta escuelas paralizadas para que profesores y alumnos vean juntos los partidos de Argentina.
«El fanatismo argentino es muy, pero muy grande. Yo no veo a un europeo hacerle perder un día de clase a sus hijos para ir a ver un Mundial... Sin embargo, aquí han viajado la abuela, el abuelo, la madre, el padre, los nietos y en algunos casos hasta se han llevado el perro, pero han ido a la cancha a ver a la selección», cuenta el analista económico y de negocios Salvador Di Stefano, convencido de que muchos no dudarán, incluso, en endeudarse.
Las búsquedas de vuelos de Argentina a Catar aumentaron tras la victoria ante los croatas un 399 por ciento en comparación al día anterior, superando el récord registrado después del partido contra Países Bajos.
También Aerolíneas Argentinas da fe de este desenfreno: a la media hora de acabar la semifinal había vendido todos los pasajes del vuelo programado para hoy viernes, lo que la llevó a ofertar otro para el mismo día.
Quien decida tirar la casa por la ventana y tratar de viajar de Buenos Aires a Doha para la final, deberá desembolsar por un billete de ida y vuelta, con varias escalas y volviendo el 22 o 23 de diciembre, entre 1.339.000 pesos (7.782 dólares en el mercado oficial) y 1.670.000 pesos (9.707 dólares). A eso hay que sumar hospedaje y gastos en el país árabe: en Argentina, casi todo el mundo cobra en pesos, y comprar dólares es casi imposible salvo que se acuda al mercado negro... floreciente estos días.