Titirimundi baja a 3 días y medio por el recorte de la Junta

D. A.
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La organización anunció en marzo una semana de programa pero, tras conocer la pérdida del 85% de la ayuda autonómica, prepara la edición más corta de su historia: del 2 al 5 de septiembre

Titirimundi baja a 3 días y medio por el recorte de la Junta

La directora de Titirimundi, Marián Palma, soñaba con retomar formatos de al menos siete días para el festival desde que asumió el cargo en 2017 tras la muerte de su fundador, Julio Michel, y las instituciones públicas se comprometieron a preservar su legado. En sus mejores tiempos (2005 y 2006), cuando la Junta de Castilla y León aportaba más de 200.000 euros anuales a través de la Consejería de Cultura, llegó a prolongarse hasta diez días. En los peores ni se celebró (1988 y 1989) por falta de apoyos; y para este año, después de cinco ediciones consecutivas de seis jornadas, la organización había previsto que la próxima se extendiera a una semana completa, del lunes 30 de agosto al domingo 5 de septiembre, tal y como anunció en marzo. Sin embargo, finalmente será del 2 al 5 por el drástico recorte de la subvención regional que se confirmó hace apenas un mes (de 100.000 euros en 2020 a 14.752,17 en 2021) y que ha obligado a replantear la programación.

En esa fase está ahora el festival, en vísperas del cuarto aniversario de la muerte de su alma mater (23 de junio), preparando la más corta de sus 35 ediciones: «Tres días y medio», confirma Palma. Tan digno como siempre por calidad, con un fin de semana potente para atraer público de fuera, pero más humilde que nunca por presupuesto: 100.000 euros del Ayuntamiento (lo habitual), una ayuda del Ministerio de Cultura pendiente de que se resuelva la convocatoria para saber a cuánto asciende (en los últimos años ha oscilado de 18.000 a 35.000 euros), la controvertida aportación de la Junta y lo que se pueda obtener de la escasa e incierta recaudación de entradas con aforos limitados por una pandemia que, lógicamente, también condicionará las actividades de calle. 

La Diputación participa costeando extensiones del programa por distintos municipios, una alternativa que también ofrece la Junta, además de la cesión de espacios para las representaciones, como también hace el Ayuntamiento; y aparte se cuenta con pequeños patrocinios de empresas que asumen gastos que van desde las camisetas de los voluntarios hasta botellines de agua o algo de mobiliario. 

Pero pesa un recorte de 85.000 euros que, según Palma, ha obligado a renegociar a la baja con las compañías de teatro. En principio serán 21 las que representen este año, después de que se haya pospuesto la participación de otras siete hasta la edición de 2022 por no poder asumir todos los cachés. 

«Nos tenemos que recomponer con lo que tenemos», lamenta la directora de Titirimundi. «Hemos llamado a muchas puertas para ver cómo salimos de ésta, pero todo el mundo está muy tocado. Bastante está siendo que estamos consiguiendo que algunas empresas asuman algunas facturas, cualquier ayuda por pequeña que sea es importante en esta situación y estamos a expensas de que nos respondan dos o tres marcas más, pero debemos ir avanzando». Queda también la opción de impulsar una campaña de crowdfunding para intentar captar nuevos apoyos incluso de particulares, si bien la organización ha decidido esperar a julio para conocer la resolución de la convocatoria del Ministerio de Cultura y ver a cuánto asciende finalmente su aportación. 

«Con la crisis que hay ahora mismo entendemos que tienen que ser las administraciones públicas las que presten más apoyo a la cultura, pero ha pasado lo que ha pasado y bueno, así estamos», continúa Palma. «Mantenemos el diálogo con la Junta para hacer una posible gira por la Comunidad y hay otros proyectos sobre la mesa a ver si alguno encaja, pero insisto en lo que ya dije en el primer momento, que son iniciativas que tienen el sello de Titirimundi, pero no son el festival propiamente dicho». La Junta defiende en ese sentido que su colaboración con Titirimundi, a través de la Consejería de Cultura, puede terminar siendo equiparable a la que ya venía prestando por compensar el recorte de la ayuda económica directa al festival en Segovia con la contratación de funciones por otros puntos de la Comunidad. Sin embargo, desde la organización se advierte que esas funciones, en el mejor de los casos, pueden dejar un margen de alrededor del 10% para revertir en beneficio de la programación de Segovia, que por tanto se ve mermada prácticamente igual. 

«Si esos nuevos eventos por otras provincias terminan cobrando vida será gracias a que existe Titirimundi», subraya Palma. Un mensaje en la línea del que ya lanzaba hace un mes al preguntarse «qué quedaría de Titirimundi si se apagara la vela que desde Segovia ha venido alumbrando extensiones», ya desde hace tiempo, tanto por Castilla y León como por otras comunidades como Madrid o Galicia.

REAJUSTE DE ESPACIOS. El recorte de la ayuda de la Junta al festival en Segovia también puede conllevar cambios en los escenarios de las representaciones, ya que «hay algunos espacios que, para vestirlos y acondicionarlos, requieren unos costes que a lo mejor no se pueden asumir», explica. «Estamos intentando no perderlos, pero todo depende de cómo podamos readaptarlos a nivel técnico y de conversaciones que estamos teniendo con las compañías para ver qué posibilidades de adaptación tienen también ellas».

En cuanto a las negociaciones a la baja con las compañías, «la predisposición general es buena, pero sabe mal que siempre sean ellas las que carguen con las consecuencias». «Con cada una se va negociando de una manera diferente. Muchas conocen la situación y dan facilidades y otras te condicionan su participación a que les consigamos un número mínimo de actuaciones, así que ahí es donde empieza nuestra lucha por vender espectáculos como buenamente podamos». 

En esa estrategia sí puede ayudar la Junta si efectivamente termina contratando nuevas funciones en otras provincias, igual que también aporta la Diputación gracias a la gira que facilita por decenas de pueblos de Segovia. «La Diputación lo tiene todo bastante claro, son espectáculos que suelen tener mucha aceptación e incluso hemos estado viendo la posibilidad de ampliar», valora Palma. «Por parte de la Junta sigue habiendo interés, pero a día de hoy desconocemos si se hará algo a mayores de lo habitual o no, porque además según avanzan las fechas hay menos disponibilidad por parte de las compañías», añade. «Y aparte estamos colaborando con el festival de Redondela (Galicia), la programación del Retiro de Madrid, con otras localidades de la sierra de Guadarrama… Intentamos mover todo lo posible a las compañías, que ya que se reducen los días de festival aquí, al menos tengan otras posibilidades para moverse».

AYUDA DE OTROS PAÍSES. Respecto a las compañías internacionales, la organización también tantea «con qué apoyos pueden contar de sus respectivos países para cubrir gastos de viaje». «Al final todo esto supone muchas llamadas, muchos contactos, mucha implicación por parte de otro tipo de administraciones de cada uno de esos países para que también entiendan que ellos obtienen una proyección internacional».

Por otro lado, la organización también debe lidiar «con la incógnita de si se podrán programar espectáculos de calle, o en qué medida y de qué manera», algo que irremediablemente no se sabrá con absoluta certeza hasta poco antes de la inauguración el 2 de septiembre. «Tenemos compañías que manejan las dos posibilidades: representar en la calle o la alternativa del recinto cerrado, pero habrá que ir viendo cómo evolucionan las restricciones por la pandemia».

En cualquier caso, «aunque el festival vaya a ser del 2 al 5 de septiembre, la presentación no se puede dejar para más tarde de finales de julio o como mucho primeros de agosto porque hay que dejar unas tres semanas de margen para la venta de entradas», advierte. «Entonces tenemos que jugar con tenerlo ya todo previsto, aunque sea con plan a, plan b, plan c…». Pero lo que ya no va a cambiar es la cuantía de la ayuda directa de la Junta y sus consecuencias para la programación de la próxima edición en Segovia, más recortada que nunca.