Encuentran en unas obras en Cuéllar una capillita de un siglo

Cristina Sancho
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Se estima que la pieza, que tiene una fotografía del Niño de la Bola, data de alrededor de 1924.

Imagen de la capillita tras ser encontrada con motivo de las obras y antes de ser restaurada. - Foto: C. S.

Cuéllar es al Niño de la Bola lo que Segovia a la Carrera del Pavo. Salvando las distancias de cada una de las tradiciones. Ambas son únicas y no se celebran en más lugares del país. Si es tradición despedir el año corriendo en las típicas carreras de San Silvestre y recibir el año comiendo uvas, para bajar las copiosas comidas de Nochevieja y Año Nuevo, a las cinco de la tarde en Cuéllar se sale a danzar al Niño de la Bola. A esta procesión cada vez acude más público, sobre todo de los pueblos de alrededor, según explica el historiador y hermano de la cofradía Juan Carlos Llorente.

Desde la cofradía, que cuenta con un centenar de miembros entre hombres, mujeres y niños, cada año se aprovecha para mejorar algún aspecto de la imagen. Las andas, los trajes, el estandarte u otros elementos. Este año, a raíz de las obras ejecutadas en la sacristía de la iglesia de San Miguel, apareció guardado en un cajón una pequeña capillita limosnera con una fotografía del Niño de la Bola. Se estima que esta pieza data de alrededor de 1924 debido a la fecha de la fotografía. Por el mal estado en que se encontraba los hermanos han decidido restaurar la capillita.

El estudio Dammar Restauración se ha encargado de la limpieza de este soporte de metal que contaba con muchas capas de pintura que han sido eliminadas. Además, según explica una de las restauradoras, Diana Martínez, el metal original se encontraba abollado y oxidado, por lo que se ha trabajado también con un restaurador de orfebrería, quien tras pulir el soporte le ha dado un baño de plata. También se ha sustituido el cristal que protegía la fotografía por otro que la proteja de los rayos solares.

El Niño de la Bola, con la nueva peluca recuperada.El Niño de la Bola, con la nueva peluca recuperada. - Foto: C. S.

Tanto la restauradora como el historiador coinciden en que no es un elemento de un gran valor patrimonial, sino que tiene un carácter más sentimental y simbólico. «Estas capillitas con distintas imágenes visitaban las casas y se tenían en ellas un tiempo, y después pasaban a otros vecinos. En la capillita hay una ranura para depositar una limosna», explica Llorente. Este hallazgo fue una sorpresa para los miembros de la cofradía ya que ni los más mayores se acordaban de su existencia.

La imagen de esta capillita también ilustra el calendario que cada año edita la cofradía para mantener la devoción en los hogares. Ambas fotografías pertenecen al Padre Benito de Frutos. «Este hombre hizo una labor tremenda para toda la provincia con el taller de fotografía, y su familia donó los ejemplares al Santuario de El Henar. Hoy se conservan en el Archivo Diocesano. En esta foto aparece el niño con el traje tradicional y una peluca más oscura de la que habitualmente lleva en las celebraciones. Tiene una cruz de cristal de roca que, por desgracia, ha desaparecido y otros elementos que porta en su mano derecha. Nos parece muy interesante esta fotografía porque en 2024 hace 100 años que se tomó. Además, es una fotografía coloreada que es muy difícil de encontrar en aquella época», relata Llorente.

La peluca de esta imagen se parece más a la que el Niño portará en las procesiones del 1 y 6 de enero. Los vecinos y devotos están más acostumbrados a verle con un pelo rubio, pero para esta ocasión se ha optado por recuperar otra peluca con un tono más oscuro. «Todo el mundo conoce que el Niño Jesús es una talla barroca que se concibió para portar una peluca de pelo natural. A lo largo de los siglos la peluca ha ido cambiando porque se estropean y este año se ha decidido recuperar la peluca que aparece en el calendario», comenta el historiador. Se desconoce la antigüedad de esta peluca, mientras que la rubia tendrá unos 70 años y se da la circunstancia de que aún vive la mujer que la donó.

La figura del mayordomo es otra de las singularidades, ya que para ostentar este cargo no es necesario ser hermano de la cofradía. Cualquier persona que lo desee se propone para el puesto al mayordomo saliente y si hubiera varios postulados se acuerda en qué año ocupará cada uno el cargo. En esta ocasión el mayordomo será Ángel Magdaleno Magdaleno, que en la actualidad es concejal por el Partido Popular. Esta coincidencia le lleva a Juan Carlos Llorente a recordar que el Ayuntamiento es cofrade de honor.

Durante siglos la institución era un organismo cerrado a los hombres e incluso con un número limitado, pero desde que se promulgó la Constitución de 1978 los hermanos decidieron abrir la cofradía a todos aquellos hombres y mujeres que quisieran pertenecer a ella.

Como marca la tradición desde que la imagen del Niño se trasladara a la iglesia de San Miguel desde su sede habitual San Esteban. Tanto la procesión del día 1 como del 6 de enero parten a las 17 horas desde la parroquia principal de San Miguel para ascender acompañado de dulzaina, tamboril y las tradicionales tejoletas por la calle Colegio hasta la puerta del Palacio Pedro I. Allí la tradición manda que se interprete el villancico propio del niño y que fue recogido por Gregorio García Vicente. Hasta hace unos años este villancico también se cantaba, mientras que ahora solo se toca. La procesión continúa hasta la iglesia de San Esteban, en cuyo interior se realiza un pequeño acto religioso y canticos. El recorrido continúa por la calle Duque de Alburquerque y Morería para detenerse de nuevo en la fuente de esta última calle, donde se vuelve a tocar el villancico y así regresar de nuevo a la parroquia de San Miguel hasta el 6 de enero, fecha en la que volverá a salir en procesión para seguir cumpliendo una tradición que data de 1670.