Sanidad pide tranquilidad ante el repunte de casos de gripe

SPC
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José María Eiros sostiene que los 134 casos de gripe por 100.000 habitantes actuales están «muy lejos» de los picos alcanzados hace 20 años, cuando la incidencia rozaba los 3.000

Sala de espera del P.A.C. en el complejo del Hospital Divino Vallés, en Burgos, durante estos días. - Foto: Alberto Rodrigo

Tranquilidad. Este es el mensaje lanzado ayer por el jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega y director del Centro Nacional de la Gripe de Valladolid, José María Eiros, ante el repunte de infecciones respiratorias que se registran en estas fechas. Algo que, según el experto, es un «contexto habitual de epidemia de gripe» que se encuentra «muy lejos» de los picos alcanzados hace 20 años, en 2004 y 2008, cuando la incidencia se situó en el entorno de los 3.000 casos por cada 100.000 habitantes, frente a los 134 que la Junta ofreció en su último informe, a principios de esta semana. «Estamos lejos y tenemos margen para ir subiendo. Eso no nos inquieta. Nosotros sabemos que después de esa temporada vino otra, la consecutiva, donde hubo menos prevalencia en la infección gripal», apuntó durante una rueda de prensa para valorar la situación actual de la incidencia de los virus respiratorios en Castilla y León.

Eiros admitió que el sistema sanitario asiste durante las últimas semanas a un incremento de la circulación y de la actividad de los virus gripales, que «infecta sobre todo a segmentos muy jóvenes de la población, a niños pequeños, pero que complica a personas mayores y a quienes tienen alguna enfermedad de base, alguna alteración crónica de los grandes aparatos de la economía humana y que son inmunodeprimidos». 

En este sentido, animó a la sociedad a vacunarse, como la mejor herramienta de prevención, e invitó a extremar las precauciones en las reuniones de estos días que aún restan de Navidad, como la higiene de manos y el uso de la mascarilla cuando existan síntomas. Sin embargo, consideró que lo más acertado es quedarse en casa cuando «uno se cree enfermo de gripe». «Estas medidas son esenciales y pueden ayudar, sin desmerecer a lo que es un auténtico logro de la medicina, que es la vacunación».

«Puede haber en algún momento un aumento de la demanda hospitalaria», pero remarcó que «se atiende fundamentalmente en el ámbito ambulatorio». No obstante, explicó que si «en algún momento el sistema necesita ayuda» estará asociado en niños«muy pequeños, menores de 12 meses, y personas mayores», con una barrera establecida en los 80 años.

El microbiólogo aseguró que las epidemias de gripe en este Hemisferio se extienden del orden de entre 12 y 16 semanas, si bien certificó que «no hay dos epidemias de gripe iguales». En todo caso, insistió en su «mensaje de sensatez» para que las personas que «se perciban con un cuadro gripal» sepan que tiene un periodo de incubación «corto», de uno a cuatro días, «ordinariamente dos», pero con una afectación del estado general «importante».

Por este motivo, continuó, las personas que tienen gripe faltan al trabajo o, en el caso de los niños, no acuden al colegio, algo en lo que ayuda que ahora los escolares estén de vacaciones. «Pero es creíble que si el pico va subiendo, en algún momento eso también repercuta», pronosticó Eiros, quien también mencionó el «quebranto económico importante» que la enfermedad causa al sistema sanitario.

Castilla y León, un ejemplo

El responsable sanitario destacó que Castilla y León «tiene un papel muy protagonista» en la lucha contra estas enfermedades. «Secuenciamos en una actividad tres veces superior a lo que nos correspondería por la población, con el 16 por ciento de las secuencias genéticas que nuestro país vuelca en el sistema de registro de genomas de SARS-CoV-2, cuando por población probablemente no excedería del cinco por ciento».

En este sentido valoró que Castilla y León es de las «pocas regiones de Europa que tiene la fortuna de tener un sistema que vacuna a personas en residencias para mayores» y que, una vez que se les administra la vacuna, se obtiene una muestra de sangre que, con posterioridad en el tiempo, se comprueba si la vacuna «les ha inducido la producción de anticuerpos», según informa la Agencia Ical.