El mensaje de Aleksander Ceferin fue claro el pasado lunes: «La situación del Barcelona es 'excepcionalmente grave'». Con esas palabras, el presidente de la UEFA plasmó sus intenciones sobre qué camino recorrerá el organismo europeo a la hora de investigar y sacar conclusiones sobre el 'caso Negreira', por el que la entidad azulgrana realizó pagos al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreria.
Según apuntaron ayer varios medios deportivos nacionales, la UEFA se mostrará implacable a la hora de sancionar al Barça, por lo que aboga por un proceso lo más rápido posible a fin de evitar cualquier atisbo de duda sobre sus competiciones.
Por eso, el organismo continental se ha marcado el próximo mes de junio como fecha límite para tener ya esgrimidas sus conclusiones sobre qué medidas y castigos tomar con el Barcelona.
Así, la entidad que preside Joan Laporta se expone a no poder participar en la próxima edición de la Liga de Campeones por no cumplir con los requisitos mínimos de la competición. Esa posible exclusión no llegaría en forma de sanción, por lo que los castigos se decidirían después por un comité independiente. «En nuestra organización nada ha prescrito», amenazó Ceferin.
Congreso
Todo esto se ha producido en la previa del 47º Congreso de la UEFA que se celebra hoy en Lisboa, donde Ceferin será reelegido presidente del organismo europeo al concurrir de nuevo como candidato único, igual que hace cuatro años.
El dirigente esloveno encara su tercer período con la defensa del fútbol continental, la unidad, la solidaridad y el mérito deportivo como bandera, después de un mandato condicionado por la pandemia, la Superliga, el actual 'caso Negreira' y la guerra de Ucrania y con cambios en las competiciones desde 2024, como la Liga de Campeones, que aumentará sus equipos a 36, o la Liga de Naciones, que tendrá una nueva ronda eliminatoria.
Desde su llegada al cargo por la crisis que desencadenó el caso de corrupción de la FIFA en 2015, Ceferin ha aumentado su autoridad en el Viejo Continente y en el fútbol internacional, con acciones y mensajes contra el «egoísmo» que para él supone la Superliga o la «condena enérgica de la invasión militar de Rusia a Ucrania».