La primera reflexión que haría cualquier tipo espabilado y amante del fútbol (y Xavi Hernández es ambas cosas) es que este deporte ha cambiado tanto que los viejos conceptos, por mucho que fueran gloria bendita y dogma de fe, ya no valen para nada. Incluso el Barça, estandarte de aquel estilo brutalmente ofensivo y dominante que capitaneaba desde la manija el propio técnico culé, debe abrazar una metamorfosis que le permita adaptarse… y él ha elegido comenzar por los cimientos. Lícito. Lógico, incluso. El equipo prefirió la vía de no encajar, se trajo a tres centrales (Koundé, Christensen y Marcos Alonso) y se ha encontrado con un cuarto (Araújo) que marcará una era. Y con ese celo va a lograr la Liga de las porterías a cero: ya son 23 en 30 jornadas, un hito asombroso que establecerá un récord casi imposible de superar. De hecho, cuando el Chelsea de la 04/05 terminó la Premier con apenas 15 goles encajados en 38 jornadas, se habló de una cifra que tardaría décadas en alcanzarse. Xavi superando (o cerca de hacerlo) a Mourinho, ¡cuántas vueltas da la vida! 

El adiós

Joaquín anunció su adiós la semana pasada. Su primer viaje tras dar la noticia fue Pamplona, curiosamente el mismo escenario que 'eligió' Gerard Piqué, el otro ilustre que se despidió del fútbol en plena temporada. En su salida al césped de El Sadar recogió una ovación ajena y los abrazos sinceros de rivales admirando de corazón una carrera de dos décadas. Porque confundir al Joaquín vestido de corto del 'cuentachistes' es apreciar muy poco el talento de uno de los mejores extremos puros que ha tenido el fútbol moderno español. Nadie aplaude así ni pide camisetas a un 'cuñado graciosete'.  

Ensayos

Final de Copa y semifinales de Champions a la vuelta de la equina. Y ocho jornadas para ir 'cocinándolo' todo: la Liga para Ancelotti es ya la mesa de los ensayos donde encontrarse los recursos (Camavinga 'on fire', por ejemplo) con los que intentar ganar otro doblete.