Puigdemont ha sido misericordioso con Pedro Sánchez al permitir que su candidata, Francina Armengol, sea elegida presidenta del Congreso, pero le va a hacer sufrir.
La luz verde de Waterloo llegó a primera hora de la mañana, pero los independentistas catalanes que participaban en la sesión constitutiva de la nueva legislatura lanzaban señales de alerta: acceder a que la expresidenta balear se convierta en la tercera autoridad de España no significa que Junts vaya a dar su apoyo a Pedro Sánchez como presidente de gobierno. El propio Puigdemont declaraba en Bélgica que su posición es la misma de siempre: no apoyará a Sánchez mientras no atienda sus exigencias.
El líder de ERC, Junqueras, escribió en un tuit que continuarían "arrastrando" al PSOE hacia la resolución del conflicto. A Puigdemont y Junqueras les separa un abismo, pero coinciden en un punto: humillar a Pedro Sánchez hasta que les asegure la amnistía. No de cualquier manera: por escrito y antes de que se presente candidato a la presidencia del gobierno.
Todo lo demás son maniobras de distracción, promover las lenguas cooficiales en las instituciones europeas, comisiones de investigación, la celebración de un referéndum… Lo que les importa es la amnistía. No quieren que Puigdemont tenga que comparecer ante un juez español.
La constitución del Congreso ha sido preocupante, incluso lo confesaban algunos varios diputados socialistas y, cuando hablaban -muchos evitaban hacerlo- confesaban su inquietud por el panorama. Han conseguido el apoyo de los independentistas para hacerse con la presidencia de la Mesa del Congreso, pero ese apoyo no lo tienen garantizado a futuro. Suponen que Feijóo intentará que el Rey le proponga candidato a la investidura, y para evitarlo el PSOE necesitaba que Junts anunciara respaldo incondicional a Pedro Sánchez.
Se ha producido este jueves un escenario no previsto: Vox no ha votado a la candidata del PP, Cuca Gamarra. Desde Vox decían que era por su exigencia de contar con un sitio en la Mesa, que el PP no les ha querido dar. No es mala noticia para el PP, falto de noticias buenas, porque si un bloqueo provoca nuevas elecciones, el alejamiento de Vox les favorece. En las elecciones últimas no se han cumplido los pronósticos porque caló la idea -esa fue la estrategia del PSOE- de que PP y Vox representaban lo mismo.
El primer paso de la legislatura se ha dado con triunfo para el PSOE de Sánchez, pero según Puigdemont eso no significa que colaborarán indefinidamente con los socialistas para mantener a Sánchez en Moncloa. Más bien se puede decir que Puigdemont está decidido a hacer sufrir a Sánchez: o le firma el papel que le ponga delante con una fórmula que permita algo similar a la amnistía- que es inconstitucional-o que se olvide de tener sus votos en una investidura.
Es decir, Pedro Sánchez se ha apuntado un éxito con la presidencia de Francina Armengol, pero tiene por delante un camino de espinas.