La noche no se mueve

M.Galindo
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Tras la eclosión de bares y discotecas durante el último tercio del siglo XX, el 'tardeo', la crisis y el envejecimiento de la población dejan bajo mínimos el ocio nocturno en la capital

La bajada del Carmen fue uno de los lugares de ocio nocturno más emblemáticos. - Foto: Rosa Blanco

Las Vegas, Terraza Jardín, Shoking, Ladreda 25, Florida,Vogue,  La Escuela, Oki, Planta Baja, Ensayo 9, Kuiki, Aljibe, Vinilo, Canadá….son algunos de los nombres de los bares y discotecas que forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones de segovianos que disfrutaron de la noche segoviana en el interior de sus locales. Miles de historias se han pergeñado en estos locales de ocio que en el último tercio del siglo XX fueron punto de encuentro de los jóvenes - y no tan jóvenes- dispuestos a cerrar el último de los bares a lo largo del fin de semana.

"Cualquier bar que se abría, se llenaba", recuerda con un punto de nostalgia José Cobos, empresario hostelero  que ha dedicado gran parte de su periplo profesional al ocio nocturno al frente de locales tan emblemáticos como Florida, y que asegura que aquellos tiempos de vacas gordas "ya no volverán".

Su afirmación responde a la realidad de un sector que ahora se debate entre mantener su actual oferta nocturna o seguir la tendencia cada vez más evidente del cambio en el modelo de ocio que ofrece otras alternativas que parecen ser más del agrado del público a la hora de disfrutar de un buen ambiente.

El debate trata de buscar soluciones a un problema que preocupa al sector hostelero, y que ha originado la pérdida casi irreparable de algunas zonas de ocio antes emblemáticas como Las Rocas o la bajada de El Carmen y San Millán, donde los locales existentes han desaparecido o se han modificado para albergar oficinas y despachos, o el notable descenso de la actividad en otras como las calles Infanta Isabel o Escuderos, donde no son muchos los negocios que permanecen abiertos.

El auge y posterior caída del ocio nocturno pone en alerta a la Agrupación de Empresarios Hosteleros de Segovia (HOTUSE), cuyo gerente Francisco Javier García Crespo cifra en más de un 70 por ciento el desplome de esta actividad, sustentada ahora casi de forma exclusiva en reductos como la Calle de los Bares o en locales del centro histórico como Mandala, Menorá, La Mentira o Sabat, entre otros.

Extramuros, la oferta se diversifica de forma escasa y se centra en bares como Metrópolis  o Latin Palace - en el local de la mítica Ladreda 25-  o en bares de barrios como el Celia en San Lorenzo, que sirven como puntos de encuentro para los noctámbulos locales.

García Crespo advierte un cambio de tendencia en la demanda de ocio por parte de un público joven al que "ya no le apetece tanto trasnochar", y que apuesta por el 'tardeo' a la hora de poder socializar y compartir la fiesta con amigos o familiares.

En este sentido, la pandemia acentuó más esta tendencia, ya que las limitaciones en los horarios de apertura de los bares y discotecas hicieron que el público se decantara más por los turnos vespertinos, una tendencia que, según los profesionales del sector, parece haber venido para quedarse.

Antes de la crisis sanitaria, la aplicación de la ley antitabaco y la prohibición de fumar en los establecimientos públicos también contribuyó al declive del ocio nocturno, a lo que hay que añadir los problemas derivados de la falta de adaptación de algunos locales a la normativa de emisión de ruidos, que ha originado no pocas controversias entre propietarios de locales y vecinos.

Con todo este panorama, la llegada de los estudiantes procedentes de los campus público y privado a la ciudad ha sido todo un balón de oxígeno para el sector, ya que integran la mayor parte de la clientela en la temporada de invierno, aunque el aumento de las fiestas privadas en los domicilios o en locales comienza a ser una seria competencia para estos negocios.

Sobre este aspecto, García Crespo señala que HOTUSE «sigue vigilante para denunciar cualquier práctica ilegal o que vulnere las leyes de la competencia, y pondremos en manos de las autoridades cualquier caso que llegue a nuestras manos».

«Los hosteleros siguen atendiendo y cumpliendo con la legalidad en el marco de todas las inspecciones periódicas que realiza la Administración en materia de sanidad, de seguridad o de trabajo, y así deberá seguir siendo», precisa el gerente de la patronal hostelera.

En tiempos de crisis, la hosteleria, y en especial el sector de ocio nocturno suele hacer gala de su resiliencia y su capacidad de adaptación a las nuevas exigencias, y en este sentido, el gerente de HOTUSE  no duda en que  "las soluciones llegarán, y nos pillarán trabajando, por lo que será más fácil ponerlas en práctica".

"Hay que tener en cuenta que en provincias como Segovia, la pirámide poblacional está cada vez más envejecida, y eso se nota igual en el comercio que en la hostelería. Así, de la misma manera que el comercio ya está buscando alternativas para seguir atrayendo a la clientela, nosotros  tendremos que dar una vuelta a nuestro modelo de negocio para poder adaptarnos a lo que el público nos exija".
 

Una mirada retrospectiva Echando la vista atrás a a lo que fueron los años dorados de la noche segoviana, se pone de relieve no solo la amplia oferta de establecimientos que había, sino la variedad de espacios y de escenarios propios para cualquier púbico.

Así, José Cobos señala que  «no había locales vacíos y todos los locales que abrían siempre encontraban su público y se llenaban». «Eran años distintos, ni mejores ni peores que estos, pero distintos, pero de lo que estoy seguro es de que no volverán», asegura el hostelero segoviano, que recuerda que cada sala, bar o discoteca se afanaba por ofrecer alternativas que les distinguieran del resto.

«Había conciertos, espectáculos de magia, humor, variedades e incluso circo», precisa el hostelero, que reconoce que el modelo de ocio está cambiando.  «De un tiempo a esta parte, la gente sale menos, o si sale, lo hace con un presupuesto más ajustado, porque opta por tomar una copa por ahí y terminar en casa la velada - precisa Cobos, pero soy optimista, porque ya hay provincias en las que se está detectando el regreso de la actividad hostelera nocturna, y confío en que más pronto que tarde también se produzca en Segovia».

Señala también que el invierno es la temporada alta para el ocio nocturno en Segovia, ya que la llegada del buen tiempo aleja al público de los espacios cerrados. «Cuando llega el verano, la gente quiere calle y quiere fiesta - indica- y las fiestas de los pueblos restan mucha clientela a la ciudad, por lo que a veces compensa más cerrar en este tiempo que mantener abiertos los locales con los gastos que ello conlleva».

En el recuerdo, miles de copas servidas, otros tantos miles de confidencias, alegrías y penas compartidas con los clientes que llegaron a ser amigos, y una forma distinta de entender el ocio basada en la cercanía y el contacto forman parte de la memoria de hosteleros como Jose Cobos, que asegura que los años dorados de la noche segoviana «todos trabajábamos mucho y bien , pero no es que fueran mejores que los de ahora, simplemente eran de otra manera».

Para quienes fueron los clientes, sólo quedan ya recuerdos en algunos foros en redes sociales compartidos por los que conservan  fotografías, tarjetas o pases VIP de la época, y algun que otra esporádica «quedada revival» organizada por los herederos de aquel imponenete legado hostelero que es ya historia de Segovia.