Editorial

Los buenos datos turísticos generan optimismo frente a las incertidumbres

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España sigue envuelta en la incertidumbre derivada de los resultados electorales del pasado 23 de julio que negaron las mayorías absolutas y dejaron al albur, a la cintura política, a la capacidad negociadora y a la disponibilidad de cesión, concesión y tira y afloja de los grandes partidos y las fuerzas minoritarias la consecución de pactos, de cara a garantizar la gobernabilidad en esta nueva legislatura. La aritmética es tozuda, el escrutinio de los votos de los españoles en el extranjero no cambia los precarios equilibrios y, aunque el PSOE parece más cerca de alcanzar los apoyos necesarios, las exigencias de los independentistas no van a ponérselo fácil. Unos y otros parecen estudiar cada mínimo gesto del oponente, del afín, del posible socio, pero nada se avanza en el camino.

Los buenos datos de creación de empleo que arrojaba ayer la Encuesta de Población Activa correspondiente al segundo trimestre, con ser significativos e importantes y el reflejo de un mercado laboral dinámico, no ocultan que existen viejos problemas estructurales que no deberían enquistarse para que ese dinamismo no sea solo estacional ni dependa casi exclusivamente de sectores como el de servicios.

También son positivos los balances semestrales de la banca y de las grandes empresas, aunque la contrapartida está en el crecimiento del PIB, que ha sufrido una ralentización en el segundo trimestre con un avance de solo el 0,4 por ciento, una décima menos que de enero a marzo, y que ha moderado su avance interanual al 1,8 por ciento. El consumo y la inversión lograron impulsar la economía, frente al retroceso de las exportaciones y las importaciones.

Frente a ese escaso progreso, se erige casi exultante el sector turístico, que roza y en ocasiones rebasa las cifras previas a la pandemia y contribuye, en gran medida, al buen comportamiento del empleo. Los extranjeros vuelven a depositar su confianza en la oferta española de sol y playa, pero también y cada vez en mayor medida en la de la cultura y el patrimonio, en la de la naturaleza, en la de la España interior, en la de los grandes festivales de música y teatro, en las citas museísticas y conmemorativas y en los eventos rurales y urbanos. Los nacionales, por su parte, parecen haber recuperado sus ganas de viajar, tanto dentro como fuera del país, y de hecho este fin de semana se esperan casi nueve millones de desplazamientos en nuestras carreteras, a los que hay que sumar a quienes han escogido el tren, el autobús, el avión o el barco. Es cierto que buena parte de esos desplazamientos son de quienes regresan de sus vacaciones de julio, lo que no resta un ápice de importancia a una movilidad masiva que genera cierto optimismo en medio de una situación de incertidumbre generalizada.