Una Portugal indecisa despide la era 'Costa'

G. Koleva (SPC)-Agencias
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Más de 10 millones de personas están llamadas a elegir entre el continuismo o el cambio de timón en una cita sin un claro favorito para sustituir al primer ministro tras su precipitada dimisión por un supuesto caso de corrupción

UNna Portugal indecisa despide la era ‘Costa’

Portugal se asoma al cambio. Lo hace de cara a una cita con las urnas que nadie esperaba y que mantendrá el suspense hasta el último momento. Porque las elecciones legislativas que se celebran este domingo parten sin un claro favorito para sustituir como primer ministro al socialista António Costa, quien se vio obligado a dejar hace cuatro meses su cargo de forma abrupta después de que la Fiscalía lusa abriera una investigación en su contra por presunta corrupción, un caso que se ha terminado desinflando con el paso del tiempo.

Ahora, más de 10 millones de ciudadanos están llamados a votar -cerca de 200.000 ya lo hicieron el pasado domingo de forma anticipada- en una jornada simbólica, no solo porque coincide en el año en el que se cumple medio siglo de la histórica Revolución de los Claveles, que puso fin en abril de 1974 a la dictadura, sino porque podría suponer la entrada de la ultraderecha en el Gobierno, en caso de que los conservadores lleguen al poder.

Una opción completamente válida, a tenor de los sondeos divulgados en los últimos días, porque todo indica que los pactos entre formaciones serán necesarios para poder constituir una legislatura.

Todas las encuestas pronostican un empate técnico entre el Partido Socialista (PS) de Costa y la Alianza Democrática, coalición liderada por el Partido Social Demócrata (centroderecha y líder de la oposición), si bien son los conservadores quienes parten con una ligera ventaja en intención de voto -apenas 2,6 puntos porcentuales les separan, según la consultora Aximage-.

Y, al frente de ambas formaciones, dos perfiles muy distintos.

Queremos construir una Portugal en la que todos tengan lugar, donde nadie sea invisible ni quede para después". Pedro Nuno Santos · partido socialista

 

Pedro Nuno Santos, de 46 años, tratará de conseguir la tercera victoria socialista consecutiva para Portugal, aunque la sombra de su predecesor podría pasarle factura en un momento en el que la población parece estar buscando un cambio de rumbo. 

Exministro de Infraestructuras bajo el mandato de Costa, defiende en su programa la subida de los salarios y las pensiones, así como la mejora en el acceso de la vivienda para los jóvenes, quienes podrían impulsar su victoria.

Frente a él, un rival complicado a batir: Luís Montenegro, el principal candidato de la derecha. El objetivo de este veterano parlamentario de 51 años será aglutinar el voto descontento, y lo hará bajo las promesas de una reducción generalizada de los impuestos, una solución para la crisis inmobiliaria y su política de inmigración. 

Para él, una coalición con el ultraderechista Chega podría darle la llave del Ejecutivo, si bien Montenegro ha prometido en numerosas ocasiones que no pactará con ellos.

Más atrás quedan otros partidos como el Bloque de Izquierda, el CDU, Iniciativa Liberal, el animalista PAN o el izquierda Livre, cuyo único papel -si se cumplen las previsiones- será decantar la balanza hacia uno u otro lado. 

Sea quien sea quien llegue al Gobierno -si es que la falta de un acuerdo no termina forzando otra repetición electoral-, no lo tendrá nada fácil para tomar el relevo de un hombre que lleva ocho años en el poder, el premier más longevo en la democracia portuguesa.

 

Estoy seguro de que Portugal va a cambiar el 10 de marzo. Vamos a abrir una nueva página de desarrollo, prosperidad y justicia social". Luís Montenegro · Alianza Democrática

Mientras, son muchos los que se preguntan si el político pudo haber dimitido por culpa de un posible error. La operación influencer destapó el pasado 7 de noviembre unas supuestas irregularidades en negocios del litio, el hidrógeno y un centro de datos que le salpicaron de forma directa a él y a su círculo cercano, forzando su renuncia. 

La sorpresa vino cuando se descubrió un error en la transcripción de las escuchas al confundir la Fiscalía al primer ministro con el titular de Economía, António Costa Silva. Por si fuera poco, los cinco detenidos en un primer momento por la Policía quedaron en libertad a los pocos días al no ver el juez de la instrucción indicios de corrupción.

Pero cuando todo comenzó a calmarse, el daño ya estaba hecho: la dimisión de Costa era una realidad y el presidente Marcelo Rebelo de Sousa había convocado elecciones, dejando el futuro de Portugal en manos de las urnas.