La Farm ultima la reconversión de la iglesia de Santa Isabel

David Aso
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Tras décadas de abandono y 14 meses de obras, el 12 de mayo inicia una nueva etapa como centro cultural y para eventos La Farm Studio, el proyecto más llamativo de la familia Aguinaga en La Granja

Barra de bar en isla creada en la zona que acogerá cócteles y actos similares. - Foto: Rosa Blanco

Mientras el proyecto de la familia Aguinaga en Palazuelos empieza a avanzar sobre papel, tras cerrar en abril la compra de los terrenos de Quitapesares que mantenían la Cámara y la Diputación, de cara a un desarrollo urbanístico con 400 viviendas y destacadas dotaciones culturales y deportivas en torno al campo de golf de La Faisanera, la pequeña gran revolución inmobiliaria y sociocultural que ya empezó a promover en La Granja hace dos años alcanza uno de sus hitos más significativos. Con el sello de su sociedad La Farm, la conversión de la desacralizada iglesia de Santa Isabel en un singular contenedor de actividades artísticas y eventos de todo tipo ya es un hecho. 

Un templo neogótico del siglo XIX en el centro del Real Sitio (en la calle Baños, detrás de la plaza de los Dolores), en la misma ubicación donde abrió la primera Fábrica de Cristales en 1727, que inicia una nueva vida tras décadas de abandono y cambios de manos sin haber llegado a tener utilidad alguna desde que en los años 80 del siglo pasado sirviera en parte como hogar del jubilado. Décadas en las que no hizo más que alternar entre iniciativas hosteleras frustradas y sanciones por falta de conservación; hasta que llegó el inicio de su restauración en 2018, entonces con el Banco Santander como propietario, y su posterior venta a La Farm, que ha completado la reforma, además de adaptarla a su idea de uso.

La Farm Studio, tal y como se ha rebautizado, se concibe como un espacio multidisciplinar donde convivirán arte y ocio. Conciertos, teatro, ópera, danza o exposiciones de fotografía y pintura, pero también eventos privados que puedan plantear particulares o empresas, o La Farm por propia iniciativa. Desde presentaciones de producto o juntas de accionistas hasta celebraciones de boda, al tiempo que también se podrá contratar espacio para rodajes, campañas publicitarias... 

Exterior de la iglesia de Santa Isabel (s. XIX), con el cartel de La Farm ya colocado desde hace meses.Exterior de la iglesia de Santa Isabel (s. XIX), con el cartel de La Farm ya colocado desde hace meses. - Foto: Rosa Blanco

Será el viernes 12 de mayo cuando LaFarm Studio sirva como escenario de una primera presentación: la suya propia, con un vino español para unos 200 invitados de la localidad. Dos días después, el domingo 14, su primera cita musical: un concierto organizado por un colectivo cultural con sede en La Granja, la Asociación Musical Farinelli, de versiones extendidas e improvisaciones de sonatas de Beethoven, con Moisés P. Sánchez al piano.

Sin dejar de ambicionar actuaciones y artistas de talla nacional e internacional, un evento modesto que ya da idea de la versatilidad que se pretende dar a este espacio es el que se ha programado para el sábado 24 de junio: una masterclass de yoga cuya recaudación, por cierto, se destinará a la Asociación de Discapacitados de SanIldefonso (Adisil). 

Antes, el pasado 28 de abril, Francesca Garrigues, cofundadora de La Farm, accedía a que El Día visitara la iglesia para un recorrido libre por todas sus estancias, entonces aún a la espera de remates que se llevan a cabo en estos días, además de decoración y mobiliario pendientes de colocarse. Pero con la reforma prácticamente terminada, después de 14 meses de trabajo con hasta una veintena de obreros empleados al mismo tiempo en las fechas de más actividad, como en esta recta final.

Aspecto de la nave principal de la iglesia, en una imagen tomada el pasado 28 de abril.Aspecto de la nave principal de la iglesia, en una imagen tomada el pasado 28 de abril. - Foto: Rosa Blanco

El grueso de la obra lo ha ejecutado Tapias Rueda, firma granjeña con experiencia en intervenciones patrimoniales como la reurbanización de la plazuela del Alcázar (plaza de la Reina Victoria Eugenia), la restauración de la torre de JuanII en la misma fortaleza o parte del tramo aledaño de la Muralla de Segovia. A pie de obra, el encargado, JuanCarlos de Julián, resume que el proyecto se ha centrado en dotar al templo de todo el equipamiento básico (seguridad, instalaciones de calefacción, electricidad y demás servicios) sin dejar de conservar e integrar todos los elementos posibles de la iglesia, dado que no deja de ser la evocación de su pasado la que hace singular este espacio.

La nave principal, eso sí, ha quedado diáfana tras quitarse el altar y las barandillas que había en el otro extremo, ganando capacidad y soluciones de reconfiguración de mobiliario o equipamiento en función del tipo de evento. Por detrás de donde estaba el altar, los arcos se han acristalado para definir una zona de cóctel, con un bar en isla en la planta baja más la sala superior que tiempo atrás sirvió para que los jubilados echaran la partida. Al otro lado, el espacio habilitable para un escenario, y tras éste, estancias acondicionadas como camerinos para los artistas; igual que también se han reformado otras en distintos puntos del templo para aseos, una cocina... 

Por la parte patrimonial, destaca la recuperación de la cenefa de las paredes, que tenía partes tan deterioradas que ya ni se veían, aunque se ha optado también por no tocar otros signos claros de deterioro, renunciando a 'cirugías' que oculten su edad. Y acero corten en combinación con granito o madera allá donde se ha considerado recurrir a estructuras metálicas. 

La estructura de la iglesia sí que estaba en buen estado y no ha exigido abordar una rehabilitación profunda, pero aun así la obra no ha estado exenta de complicaciones. «Hemos metido suelo radiante, una solera de hormigón, tubos de instalaciones por debajo, electricidad, sonido... Abajo aún pudimos trabajar con una pequeña excavadora, pero por arriba se ha hecho casi todo a mano», señala el encargado de la obra.De ahí el largo tiempo de ejecución requerido por un proyecto que ha ocupado buena parte de la oferta de mano obra local, contratada por La Farm tanto para la reforma de la iglesia como para las de las antiguas casonas que ha adquirido en los dos últimos años (al menos cinco) para promociones de apartamentos exclusivos que acaban de empezar a comercializarse; o la del antiguo hotel San Luis, también comprado por la familia Aguinaga y reabierto en diciembre.

SU BUQUE INSIGNIA CULTURAL. «La Farm Studio es una pieza más, pero muy fundamental, para el desarrollo del concepto cultural que queremos establecer en el entorno de La Granja tanto para disfrute de sus habitantes como para el de las personas que quieran visitarla, con la idea de que el esfuerzo que hemos hecho se traduzca en un beneficio para el municipio tanto a nivel económico como de empleabilidad y prestigio», valora Francesca Garrigues. 

La cofundadora de La Farm matiza que su concepción de la cultura alude al sentido más amplio del término, perfilado con las iniciativas ya emprendidas. En septiembre de 2021 se asomaba la punta del iceberg por su vertiente de ocio y salud, con la apertura de un centro de bienestar físico y mental (La Farm Wellness) en la plaza de la Fruta que ofrece clases de yoga, fitness, meditación, baile, fisioterapia... En paralelo, mientras se iba gestando la apuesta residencial con la compra de edificios céntricos para apartamentos y el antiguo hotel San Luis, y adquiría suelo por Quitapesares (el que ya no estaba en manos de Diputación y Cámara), se ponía en marcha un programa de actividades al aire libre (La Farm Outdoor) tras alcanzar un acuerdo con la empresa local Naturcleta. El año pasado, la apertura de un centro de belleza en la calle José Costa, y ahora, al tiempo que costea una pista de skate cerca del campo de fútbol, La Farm Studio como buque insignia cultural para una ruta que se presume ambiciosa, con posibles patrocinios para ampliar horizontes sin renunciar a buscar como faro el festival Starlite de Marbella.