La Segoviana no alimenta la fe (1-1)

Nacho Sáez
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Gimnástica Segoviana
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Barakaldo
Finalizado
El equipo de Ramsés empata ante el Barakaldo en otra oportunidad desaprovechada para acercarse a la zona de permanencia.

La Segoviana no alimenta la fe (1-1) - Foto: Juan Martín/ Gimnástica Segoviana

La Gimnástica Segoviana está necesitada de señales que alimenten su fe en lograr la permanencia en Primera RFEF, pero no llegan. Tampoco las hubo este domingo en un partido en el que solo pudo salvar un punto en el tiempo de descuento. El equipo de Ramsés está a cinco puntos de la zona de salvación -que en realidad son seis- cuando solo quedan doce por disputarse.

Como casi siempre últimamente en La Albuera, la Segoviana salió mal al partido y, además, fue víctima de la calidad de su rival. Un córner sacado en corto acabó con un centro perfecto al segundo palo que remató solo Arit Muguruza. Carmona -titular en la portería por primera vez en mucho tiempo en detrimento de Oliva- no tuvo ninguna opción.

La respuesta al 0-1 fue una mezcla de impotencia y resignación. Impotencia en el campo por la falta de lucidez para revertir el resultado, y resignación en la grada porque ya pocos creen que el destino de la Segoviana no sea otro que el descenso de categoría. En toda la primera mitad no probó al portero del Barakaldo.

La segunda fue diferente gracias sobre todo a los cambios. Fernán dio más verticalidad al equipo y este, por fin, jugó con la intensidad de a quien le va la vida en ello. Así empezaron a llegar las ocasiones. Primero una de Diego Gómez resuelta con un paradón por el portero del Barakaldo, luego otras gracias a la insistencia de la Segoviana, que sin embargo parecía condenada a quedarse sin marcar.

Cada ataque se escapaba de los tres palos por centímetros o porque el meta rival hacía un milagro. Pero Diego Gómez, espejo del infortunio de la Segoviana en la segunda vuelta, seco de goles durante toda la temporada, se sacó un disparo maravilloso desde dentro del área para empatar en el minuto 93. Y aún pudo ganar la Segoviana, pero no lo hizo y así es imposible alimentar la fe.