353 vecinos de Valsaín firman para pedir el cese de su médica

Nacho Sáez
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353 vecinos firman para solicitar el cese de la facultativa del consultorio de la localidad, a la que acusan de no explorar a sus pacientes y diagnosticar de forma errónea.

Juana María Gómez e Isabel Martín Isabel, en Valsaín el pasado sábado 9. - Foto: N. S.

Isabel Martín Isabel y su hermano, que sufren una tetraplejía, tienen la fortuna de que el consultorio médico más cercano se encuentra a menos de cien metros de su casa. Sin embargo, no acuden a él. Su facultativo está a cuatro kilómetros y medio y los atiende casi siempre por teléfono para que no tengan que desplazarse. No son los únicos que padecen esta situación surrealista, que encuentra su contexto en el enfrentamiento que mantiene cerca de la mitad de la población censada de Valsaín con la médica de su consultorio.

353 vecinos de este núcleo han firmado para pedir la marcha de esa doctora del consultorio. «Mi hermano -que también tiene una tetraplejía- y yo nos pusimos enfermos hace un año, nos dijo que no necesitábamos tratamiento y yo estuve ingresada muy grave. Y así es cada vez que la llamamos o que nos ve», explica Martín Isabel. «No nos hace caso, no nos mira. Yo he llevado a mis hijos enfermos de la garganta y les ha mirado muy por encima», añade Juana María Gómez, otra de las vecinas que ha firmado y que también ha cambiado su tarjeta sanitaria al centro de salud de La Granja.

M. A. C. V. -iniciales de la médica de Valsaín de la polémica- cuenta con una amplia experiencia profesional y no se encuentra lejos de la edad de jubilación. Llegó al consultorio de Valsaín hace un lustro y, según las vecinas consultadas, los encontronazos con los pacientes no se hicieron esperar. «Llevamos así desde que vino. No me atrevo a hablar de maltrato pero la atención que nos presta es mínima», insiste Martín Isabel, quien asegura que los perjuicios generados por este problema van más allá de los físicos: «Ir a La Granja a que nos vean los médicos de allí nos crea un gran problema porque con nuestra discapacidad no tenemos cómo ir, así que nos están atendiendo por teléfono, con fotografías, y esto ya nos está afectando psicológicamente».

En el escrito de protesta que han registrado en la Gerencia de Sanidad, el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso y la Subdelegación del Gobierno, los firmantes acusan a la médica de llevar a cabo de manera incorrecta su labor. «Desde hace cinco o seis años venimos sufriendo malos modales y un trato desagradable y solicitar un cambio de médico conlleva esfuerzos ímprobos de traslado de pacientes no resolutivos en su movilidad, coger confianza con el nuevo médico, que se altere el ritmo normal de nuestra convivencia diaria, que el médico tenga un conocimiento menor de nosotros… La solución única y definitiva es la salida de esta facultativa del consultorio de Valsaín», critican.

El Día de Segovia ha tratado de ponerse en contacto con ella sin éxito. Fuentes de la Gerencia de Asistencia Sanitaria apuntan que el caso está bajo estudio. «La queja, en este caso colectiva, se está teniendo en cuenta y se está tratando con toda la atención y dedicación, como se hace con cualquier queja. Se ha hablado con las partes implicadas y por supuesto absoluto respeto por nuestra parte al derecho que ampara a los pacientes a cambiar de facultativo si no están de acuerdo con el criterio médico. Criterio médico profesional que esta Gerencia no cuestiona y que ampara. Lo que tiene que quedar muy claro es que no se va a cerrar el consultorio de Valsaín, tal y como se apunta en el texto que acompaña a la recogida de firmas», señalan esas mismas fuentes.

Los vecinos que piden el relevo de la médica reivindican el derecho de los vecinos de Valsaín a recibir una atención sanitaria digna. «Pedíamos cita, íbamos a verla y siempre nos decía que no teníamos nada y no nos daba ningún tratamiento. Desde que llegó se ha negado totalmente a asistirnos», lamenta Juana María Gómez. «Necesitamos un cambio de facultativo para que nuestra vida diaria sea mejor. A mi hermano y a mí nos afecta muchísimo, pero aquí hay muchas personas mayores y niñas que no reciben el trato que tendrían que recibir», concluye Isabel Martín Isabel.