Cada 24 de octubre, decenas de segovianos cumplen con la tradición de reunirse frente a la Catedral para ser testigos, cuando dan las 12 de la noche, del Paso de la Hoja. San Frutos, que está allí representado en piedra, obra el ‘milagro’ de que el libro que se deposita junto a él descuente otra página.
Esta cita, indispensable ya para muchos, no es muy antigua. Comenzó a realizarse en 1983 de la mano de un libro de atrezo que elaboró el polifacético artista ya fallecido Pepe Diviú. «En la estatua de la Catedral, San Frutos sostiene en la mano izquierda un libro abierto con una página a punto de pasar. A medida que te alejas por la calle Marqués del Arco se produce un efecto visual, que es que pierdes de vista esa hoja a punto de pasar. Cuando éramos niños nuestros padres jugaban con eso y nos decían que era un milagro, que San Frutos pasaba la página del libro y por eso se dejaba de ver», cuentan desde la cofradía que se constituyó para institucionalizar esta tradición. Sus miembros eran personas vinculadas al folclore segoviano que se propusieron también nombrar cada año al ‘Amigo de San Frutos y al ‘Romancero’.
Desde 1998 y hasta hoy, un artista recibe el encargo de decorar las dos páginas que los fieles ven durante la noche del 24 de octubre: la que está a la vista durante los instantes anteriores al ‘milagro’ del Paso de la Hoja y la que se desvela cuando este ya se ha producido. Todas las realizadas hasta el momento están en un libro que custodia la Venerable Cofradía del Paso de la Hoja y que fue encuadernado hace ahora dos décadas por Antonio Aparicio. En él están las obras de 21 artistas contando ya a quien lo ha decorado este año, Salvador Lucio, que se une a una nómina en la que figuran algunos de los principales embajadores de la cultura de Segovia de finales del siglo pasado y principios de este.
La creación de Lucio no se puede desvelar hasta este miércoles por la noche, pero El Día de Segovia ha querido recordar las que ilustran el libro hasta ahora. Desde la primera, obra de Faustino Román, hasta la última, que lleva la firma de Lucía Huertas. Cada año la Cofradía elige a un artista y han sido multitud las peripecias que han vivido. Es habitual que la segunda de las hojas se reserve para escribir un mensaje, pero el experto vidriero Carlos Muñoz de Pablos se confundió en 2004 pensando que sólo tenía que realizar una hoja y lo puso en la primera. Al final lo difuminó en esa primera empleando carboncillo y lo escribió en la segunda.
En 2011, mientras, José María García Moro aceptó el encargo, pero cayó gravemente enfermo y no pudo finalmente hacer su aportación. En homenaje a su figura y trayectoria, la Cofradía pegó en una de las hojas un artículo que hacía referencia a la ocasión en la que Moro interpretó el papel de San Frutos, y en la otra una fotografía suya tomada por Juan Martín Misis. Un tributo emotivo que forma parte ya de la historia del ‘milagro’ del Paso de la Hoja. La Cofradía quiere que esta se recoja en una publicación que permita consultar todas las ilustraciones del libro.