La 'luna de miel' que sacudió el mundo

Agencias
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Desde la guerra comercial a la 'ley del más fuerte' en política exterior. Ningún otro dirigente había amenazado tanto el orden global como Trump en sus primeros 100 días en el poder

El mandatario norteamericano desató el caos a principios de mes al anunciar aranceles globales, aunque ha rebajado el tono en las últimas semanas. - Foto: Carlos Barria (Reuters)

Los primeros 100 días en el Gobierno de cualquier presidente, período que normalmente se conoce como la luna de miel, suelen estar caracterizados por la implementación gradual de las políticas prometidas en campaña, poniendo a prueba la fe a ciegas de los votantes en las urnas. Es, por norma general, una época más tranquila, con los líderes gozando de sus mayores niveles de popularidad y con el respaldo de la opinión pública.

Un idilio político que parece no haberse dejado sentir en el inicio del segundo mandato de Donald Trump, quien, tras arrasar en los comicios de noviembre, cuenta a día de hoy con el porcentaje de aprobación más bajo en comparación con cualquier otro mandatario en las últimas siete décadas, según encuestas de medios locales publicadas recientemente con motivo de sus primeros 100 días en el poder.

El inquilino de la Casa Blanca ha forzado los límites del Ejecutivo para cumplir su palabra, firmando más de 170 decretos y empujando a otras agencias -como el Pentágono o el Departamento de Justicia- a involucrarse en la gestión migratoria. Todo ello mientras su guerra comercial ha sacudido el mundo entero, con un impacto global de una magnitud histórica que podría haber sido mayor de no haberse contenido por el pánico en los mercados.

El 2 de abril, bautizado como el Día de Liberación (igual que lo fueron las jornadas de su victoria electoral y su toma de posesión), Trump se presentaba con un enorme cartón con una tabla de países y aranceles aplicados a decenas de territorios que, en su opinión, se aprovechan de EEUU.

Su órdago duró menos de una semana, lo que tardó la Casa Blanca en imponer una pausa de 90 días en la aplicación de la mayor parte de las tarifas anunciadas. Solo quedan efectivos los del 25 por ciento al acero y aluminio; del 10 por ciento a las importaciones de casi todos sus socios; y los del 145 por ciento a los productos chinos.

Los volantazos -y posterior frenazo- de la Administración republicana con los aranceles tiene un denominador común: el miedo. A pesar de que el magnate neoyorquino lo haya negado y dijera hace unos días que «no estaba preocupado» ante el descalabro de las Bolsas, todos los expertos coinciden en que la descapitalización de los mercados y el impacto en la deuda pública le obligaron a pulsar el botón de pausa.

Más allá de la batalla arancelaria, en política exterior, su regreso al Despacho Oval ha restaurado la doctrina de la ley del más fuerte. En este comienzo de alto voltaje, Trump ha retomado el desdén hacia los organismos multilaterales, el acercamiento a figuras autocráticas y la defensa de relaciones exteriores donde Washington siempre debe salir ganando, ya sea en las guerras en Ucrania y Gaza o en disputas con la Unión Europea, Groenlandia, Panamá o Canadá.

Precisamente, el magnate volvió a romper ayer los protocolos diplomáticos e insistió en la anexión de su país vecino en el norte, el mismo día en que los canadienses acudían a las urnas. «EEUU no puede subsidiar más a Canadá con centenares de miles de millones de dólares al año que hemos estado gastando en el pasado», defendió Trump con un mensaje en redes.

Crisis migratoria

Su política interior ha sido también ampliamente cuestionada por la comunidad internacional, pero también dentro del propio país. De hecho, el líder republicano se ha enfrentado a obstáculos judiciales y logísticos para lograr las deportaciones «masivas» que prometió a sus votantes.

Y, aprovechando sus 100 días en la Casa Blanca, puso el acelerador en su ofensiva contra los indocumentados y anunció más operativos en los lugares de trabajo, la detención en instalaciones militares y más presión a las conocidas como ciudades santuario -protegidas por ley- con la firma de dos decretos.